Una vez denigrada como la “mujer más odiada de Gran Bretaña”, la flamante reina consorte Camila desea demostrar que es mucho más que la “tercera persona” en el matrimonio del expríncipe Carlos y la fallecida princesa Diana.
Varios periodistas la han catalogado en sus crónicas como una dama segura, alegre y amigable, que le encantan los shows de baile (como el reality británico Strictly Come Dancing), cuidar de sus hijos de cuatro patas Bluebell y Beth (dos terriers Jack Russell rescatados) y, sobre todo, que ama sin medida a Carlos, el nuevo rey de Inglaterra.
Algunos cronistas también la consideran una gran trabajadora y un arma secreta de la monarquía para el servicio público. Es patrocinadora de más de 90 organizaciones benéficas, incluyendo su trabajo como presidenta en la Sociedad Nacional de la Osteoporosis.
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Desde antes de su matrimonio con Carlos en el 2005, Camila viene experimentando una especie de “lavado de imagen” por parte del palacio de Buckingham. La intención de esa higiene es que el pueblo la acepte dentro de la monarquía y en especial como la compañera del nuevo poseedor del trono.
“Antes de casarse con Carlos, nadie conocía realmente a Camila. Solo sabían que Diana la había llamado ‘rottweiler’”, cuenta Penny Junor, autora de La duquesa: Camila Parker Bowles y la historia de amor que sacudió la corona.
Carlos y Camila salieron por primera vez en 1970, cuando él tenía 22 años y ella 23. Aunque nunca formalizaron su relación, años después decidieron reavivar su pasión cuando el príncipe aún estaba casado con Diana.
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¿Quién fue reina consorte antes de Camilla Parker Bowles?
En la década de 1990, el público en gran medida culpó a Camila por la ruptura de Carlos y Diana. Con la publicación de Diana, su verdadera historia, de Andrew Morton, en 1992, Lady Di se refirió a ella como la “tercera persona” en su matrimonio que ya se estaba desmoronando muy públicamente en los medios de comunicación. La prensa a su vez acosó, se burló de Camila con correos electrónicos de odio y la descartó como fea en comparación con la hermosa Di.
Pero cuando Camila y Carlos se casaron en el castillo de Windsor el 9 de abril de 2005, parecía que el sentimiento público hacia ella estaba en pleno cambio. “Creo que la actitud de algunas personas comenzaba a suavizarse, y la recepción que tuvieron de la multitud en Windsor el día de la boda fue casi totalmente positiva”, recuerda Junor.
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Lo que está en duda entonces es ¿el pueblo británico ama lo suficiente a Camila como para aceptarla como su nueva reina?
Los ‘pecados capitales’ de Camila
Para resolver la interrogante anterior, podemos empezar por la última declaración pública de la reina Isabel II hacia su nuera: la difunta monarca quería que Camila fuera conocida como reina consorte, después de que su hijo se convirtiera en rey. El respaldo de la reina significó para muchos la aceptación formal de Camila por parte de la familia real.
No obstante, el pueblo británico aún se muestra dividido. De acuerdo con la información de YouGov, un sitio que elabora encuestas en línea, Camila es la octava figura de la realeza más conocida, pero apenas es querida por el 40 % del público.
Hemos esbozado las razones por las cuales los británicos, y el resto del mundo, todavía se resisten a sus exaltados encantos. Estos son los “siete pecados capitales” de la flamante reina consorte que algunos aún no le perdonan.
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Isabel II deseaba que Camilla Parker Bowles se convierta en reina consorte
- No es de familia noble
Aunque nació en el seno de una familia acomodada, Camila no proviene de la nobleza, algo que décadas atrás era insuperable si pensaba vincularse con un miembro de la realeza.
El boleto de Parker Bowles a la alta sociedad británica llegó a través de su padre, el mayor Bruce Shand, quien ostentó el título oficial de vice lord teniente de East Sussex.
Algunos historiadores aseguran que Camila siempre aspiró a un trato real, cuando recordaba el romance de un familiar suyo con un rey. La bisabuela de Parker Bowles era Alice Keppel, amante secreta de Eduardo VII, antepasado real de Carlos. Según una publicación británica, a ella le encantaba presumir ante sus compañeros de clase en la escuela Queen’s Gate que su familia era “prácticamente realeza” debido a la asociación.
Camila Parker Bowles finalmente recibió el título de Su Alteza Real la Duquesa de Cornualles como regalo de bodas de la reina.
- Nunca fue ‘la apropiada’
Por si fuera poco no ser lo suficientemente aristocrática, la familia real no aprobaba a Camila por no ser virgen. Se dice que antes de conocer a Carlos, ya tenía una relación intermitente de años con Andrew Parker Bowles y que supuestamente siempre fue su deseo casarse con el sofisticado oficial británico.
Por eso la infatuación de Carlos con ella disgustaba tanto al tío abuelo y padre sustituto de Charles, lord Mountbatten, cuenta Junor.
Algunas fuentes además sugieren que la reina madre Isabel no aprobaba la relación con Camila, porque ya había decidido que Carlos se casara con una de las nietas de la familia Spencer, de su amiga íntima Lady Fermoy.
- Fue la ‘amante infiel’
Para muchos, Camila siempre fue la pieza clave en el triángulo amoroso entre ella, Carlos y Diana. Pero lo que no recuerdan es que más bien ella era parte de un ‘cuadro pasional’. Mientras el expríncipe de Gales le era infiel a Lady Di con Camila, ella lo fue a quien aún era su esposo en ese momento, el oficial Parker Bowles.
El flamante rey siempre se excusó de que su matrimonio con Diana Spencer fue a conveniencia y sin amor; en el caso de Camila, ya estaba harta de la conocida reputación de mujeriego de Andrew y sus constantes infidelidades.
A finales de la década de 1970, Carlos regresó a su vida como mejor amigo. El regalo de la amistad parece haber sido lo que reavivó su vínculo a mediados de la década de 1980.
En diciembre de 1994, después de 21 años de matrimonio, Camila y su esposo iniciaron el proceso de divorcio alegando que estaban viviendo separados durante años.
- Tiene un audio sexual, el Tampongate
Los detalles del idilio entre Camila y Carlos, mientras estaban casados con otros, son sórdidos: escapadas en las noches, encuentros amorosos hasta la madrugada, entre otros. Pero el dato que más escandalizó a la opinión pública fue cuando Carlos le dijo a Camila que soñaba con ser un tampón para “vivir dentro de ella”.
El comentario se registró durante un intercambio telefónico que se filtró tres meses después de que Carlos y la princesa Diana se separaran formalmente. La transcripción completa del audio se publicó en la revista People. La explícita llamada de teléfono había ocurrido en 1989, con una duración de seis minutos.
Según Ken Wharfe, el exoficial de protección personal de la princesa Diana, en su libro Guarding Diana: Protecting The Princess Around The World, “la reacción fue violenta. Las figuras del establecimiento leales al futuro rey y al país estaban horrorizadas, y algunos cuestionaron la idoneidad del príncipe para gobernar”.
Treinta años después, su conversación sigue siendo terriblemente vergonzosa.
- No es ‘guapa’
Presentada como brusca y desaliñada, Camila ha sido comparada eterna y desfavorablemente con la fotogénica primera esposa de Carlos. De hecho, la propia Diana la apodó “Rottweiler”.
Si bien Diana trajo glamur a la sobria casa de Windsor con sus vestidos relucientes, hasta ahora muchos no pueden entender por qué Carlos preferiría a Camila, amante del campo, generalmente fotografiada con una bufanda y un impermeable, indiferente a la moda.
“Carlos es un tonto al arriesgarlo todo con Camila”, le había dicho el príncipe Felipe, esposo de Isabel, en una carta a Diana. “No puedo imaginar a nadie en su sano juicio dejándote por Camila”.
- Su hijastro no la quiere
Una fuente real de alto rango le contó a Page Six a mediados de año, en medio de las celebraciones por el Jubileo de la reina, que si bien el príncipe Guillermo ya se ha acostumbrado a Camila, la examante de su padre, Enrique en cambio nunca la aceptará por completo.
“Nunca la amará, Camila siempre será la mujer que condujo al divorcio de sus padres”, dijo el cercano.
La exeditora de Vanity Fair, Tina Brown, también dijo en ese momento a The Telegraph: “Guillermo ha aceptado a Camila en términos de lo que significa para su padre. Ha sido un adulto al respecto. ‘Mi padre ama a esta mujer, no puedo luchar contra eso, así que no lo haré’. Enrique, por otro lado, no soporta a Camila, no quiere que Camila sea reina, está muy enojado por lo que está pasando. No ha hecho las paces con eso y probablemente nunca lo hará”.
- Ella no es Diana
Con el tiempo, algunos de los “pecadillos” anteriores se han ido suavizando para la opinión pública, para la tranquilidad de las autoridades de Buckingham.
Pero lo que el mundo más se resiste a perdonar es que nunca se verá a la querida princesa del pueblo Diana Spencer en el puesto que estaba destinado para ella desde su casamiento con Carlos: reina del Reino Unido. El trono, quieran o no, será ocupado por Camila, la plebeya, la amante, la no tan agraciada, la infiel, la villana, la inapropiada.