En el siglo VI a. C. existió Falaris, un tirano de Agrigento (Sicilia). Falaris era un líder que disfrutaba “asando” a sus enemigos en el “toro de Falaris”, un toro de bronce lleno de fuego. Sus víctimas eran encerradas y cocinadas. El creador del toro también fue quemado vivo en el año 554 d. C.

¿Cómo se armó el invento?

Falaris gobernaba sobre el Imperio griego, donde vivía Perilos, un trabajador del bronce que quería un poco de la buena vida. Fue él quien le armó a Falaris un toro de bronce dentro del cual podía meterse al enemigo para calentarlo y cocerlo. Esto como respuesta a la necesidad de Falaris de torturar a sus enemigos.

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El vapor de los fluidos corporales de la víctima haría silbar al toro como una tetera. Las víctimas se metían dentro de la barriga del toro y se prendía fuego debajo de esta y la persona moría de una forma dolorosa.

La idea de Perilos era vender el toro al rey para obtener una buena cantidad de dinero. Sin embargo, Falaris era conocido por sus reacciones imprevisibles, y cuando llegó el momento de probar el invento, su primera víctima fue el mismo Perilos.

La temperatura del invento ascendía hasta los 400 grados. A 65 grados Perilos apenas podía respirar, y cuando llegó a los 100 grados, murió. Tras esto, llegó un intenso pitido, como el de una tetera. (I)