“Todos hemos crecido con el concepto de que ser viejo es malo. De que todo lo negativo viene en el momento de ser viejo, que todo lo lindo está en la juventud, que de hecho es tan corta”. Así lo afirma la psicóloga clínica Estefanía Orellana, quien es directora de Árbol de sueños, centro privado para adultos mayores.

“Yo tengo 40 y ya oficialmente no es que soy tan joven, estoy en la edad mediana, aunque me sienta de 15 y la realidad, eso es lo que le pasa a muchos adultos mayores. Su mente o su actitud puede sentirse muy joven, pero el cuerpo no los acompaña, entonces aceptar que se está en la tercera edad, aceptar que sé es adulto mayor en muchos casos se lo siente como algo malo, se lo siente como una derrota, cuando es todo lo contrario”, señala.

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Y justamente eso es lo que se busca trabajar no solo con los adultos mayores y las familias, sino con la sociedad en general, para que el concepto de la “adultez mayor” se mire desde otra perspectiva.

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“Cada etapa tiene sus cosas lindas y dificultades. Cuando sé es bebé se llora mucho y no te puedes comunicar y sin embargo a nadie le parece ‘uy, que horrible ser bebé’ al contrario, lo vemos, ‘que lindo, duerme como un bebé’, cuando un bebé realmente se levanta cada dos, tres horas, al comienzo de la vida y eso no debería ser lindo. Un bebé no puede comunicar, no puede ir al baño solo, pero la gente lo interpreta como que si fuera superlindo”, señala.

En el caso de la adolescencia, dice que ocurre algo similar, no se puede expresar realmente lo que se siente, no se sabe lo que se siente. “No nos hallamos dentro de nuestro cuerpo con todos estos cambios hormonales y sin embargo no se lo cataloga así, ‘la edad del burro’, tampoco se lo siente como una edad a la que le tenemos rechazo o miedo, pero la piel empieza a cambiar, el ritmo de nuestra vida empieza cambiar”, apunta.

“Hay varios cambios en el cuerpo de una persona cuando ya se llega a cierta edad, dependiendo de como se haya cuidado tanto tu piel, tu alimentación. Tanto el cuerpo como la mente se manifestarán de distintas formas, dependiendo de la edad que tenga, independiente de eso podría y de hecho para algunas personas es una etapa linda, una etapa llena de experiencias, de sabiduría, una etapa que sí se puede disfrutar si es que la vivimos desde el autoconocimiento, desde el amor propio, desde la aceptación”, agrega.

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La licenciada en Nutrición Martha Ríos recuerda lo dicho durante una reunión y una persona le dijo que enferma más y le ha costado superar “no el COVID, no los asaltos en la ciudad, sino escuchar en las noticias que dicen: ‘un anciano de 60 años le paso esto’”.

Orellana concuerda con Ríos y dice que una persona de 60 años no es un anciano. “De hecho un adulto mayor de 65 años, que es cuando legalmente eres adulto mayor, no es un anciano, no es viejo. En mi trabajo me he dedicado ahora último a catalogar y a separar el adulto mayor en general versus el adulto mayor junior, que son esas personas que a pesar de haber llegado oficialmente a la tercera edad tienen todavía una vida completamente activa, todavía trabajan, manejan, tiene su vida social y todavía no son considerados ni por ellos mismos ni por los demás, en la mayoría de los casos, viejos, sin embargo, deberían irse formando mejor y preparando para esta vejez que Dios mediante es adonde todos llegaremos, porque el que no llega es porque simplemente se murió...”, enfatiza.

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Ríos agrega: “entonces nuestra sociedad es un poco dura... No es una sociedad que respeta a la gente que avanza en edad, más bien tiende a pensar que esa persona ya no puede aportar nada, que está fuera del mundo a la velocidad que va”.

En ese contexto, indica que uno de los principales problemas del mundo en este instante es la capacidad del control emocional y está siendo más difícil en las generaciones más jóvenes. “Las personas cuando tenían una mayor edad tenían la capacidad de esperar y trabajar hasta conseguir una recompensa. Por ejemplo, decían: ‘bueno yo voy trabajar 10 años en esta empresa porque voy a hacer carrera y voy hacer que las personas me conozcan y me respeten’”, refiere.

“En la nueva generación se hace difícil esperar un poquito para obtener las cosas, porque nos han acostumbrado a que si yo quería ver una serie de televisión, aplastaba un botón y podía avanzar todas las secuencias de todos los episodios cuando épocas anteriores tenías que esperar una semana...”, añade.

Mantener un cerebro sano

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Con respecto a la alimentación, Ríos menciona que su mayor enfoque y recomendación es mantener un cerebro sano y esto por una razón, “porque no hay deterioro más grave que es cuando su cerebro juega en contra de uno mismo, o sea te está dando un siempre un feedback negativo, te está diciendo: ‘estas viejo, estás acabado, no te sirve esto’. Esas son emociones suyas, sus pensamientos y parece increíble, pero dependiendo de lo que usted come puede hacer que tu cuerpo y cerebro le envíe pensamientos positivos o negativos...”, apunta.

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La nutricionista indica que las personas que tiene menos problemas de salud mental están en los países mediterráneos y esto se debe que como prioridad consumen aceite de oliva. “Si usted quiere tener una lucidez mental y alejarse de accidentes cardiovasculares, trate de migrar hacia el aceite de oliva como su fuente principal de grasas... Toda la parte grasosa de los animales es una grasa que produce inflamación y eso hace que una persona se engorde, se pueda generar accidentes cardiovasculares y que su desarrollo cognitivo empiece a disminuir”, asegura.

Elegir proteínas bajas en grasa

En ese sentido, recomienda elegir las proteínas bajas en grasa, como el pescado, el camarón, lomo fino de cerdo, la pechuga de pollo o de pavo. A ello, sugiera tomar suplementos de Omega 3 de alta pureza. “El Omega 3 es esencial, el cuerpo no lo puede producir, y el Omega 3 produce resolvinas antiinflamatorias (que ayudan al cuerpo)”, afirma.

Reitera que cuando una persona se inflama puede presentar, además de los accidentes cardiovasculares, se pierde la capacidad de dormir ocho horas, hay estreñimiento crónico, gastritis, colitis, etc.

Frutas y vegetales

También recomienda agregar en su dieta, frutas y vegetales y por un sencilla razón para lo cual agrega una pregunta, ¿quién repara una cicatriz en nuestros tejidos? y responde que los “colorcitos de los vegetales”, por lo que se debe introducir “un montón de colores” en la comida diaria. “Frutas y vegetales, y todos los condimentos con colores no pueden faltar en la comida, páprica, pimentón, albaca, perejil, todo lo que tenga colores me ayuda reparar un daño en un tejido...”, señala.

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No saltar comidas

Asimismo, recalca que no se debe saltar comidas. “Es un error no cenar, hay que cenar. Y cuando cenas un poco de proteína, porque la proteína es básica para mantener el cerebro bien nutrido”, afirma.

A buen estilo alimenticio se lo puede complementar con la actividad física. Cita como ejemplo, que cuando una persona está diagnostica con Alzheimer, “que produce una pérdida de la capacidad cognitiva, deterioro de la memoria siempre les diagnostican con una formación de algo que se llama placas amiloides. Mientras menos placas amiloides tengamos más sano está nuestro cerebro”, refiere.

“Cuando la gente hace ejercicio sobre todo aeróbicos se mueven las placas amiloides. Es como si las aflojaras y si logras dormir, siete, ocho horas de corrido sin mayor interrupción, máximo uno o dos veces para ir al baño y regresar, y sigues durmiendo, esa capacidad hace que tu cuerpo tenga el tiempo y la oportunidad de limpiar esas proteínas malas que están formando las placas amiloides en el cerebro”, agrega.

Si logra completar 150 minutos en el total de la semana se considera bastante bien, según Ríos. (I)