El 8 de diciembre de 1980, en la puerta del edificio Dakota de Nueva York, John Lennon recibió cinco balazos que un joven admirador, Mark Chapman, sin razón alguna. “No tengo excusa, lo maté por gloria personal”, fue la escalofriante confesión del asesino.

Luego de 42 años de su muerte, Lennon sigue vivo en la memoria de sus fanáticos, pero este inesperado asesinato hace que muchos se pregunten. ¿Qué pasó por la cabeza del criminal?

Fotografía del 2010 de Mark David Chapman, asesino de John Lennon.

Mark Chapman, quien fue condenado a cadena perpetua, ha solicitado libertad condicional desde el año 2000. Lo ha hecho cada varias veces y sistemáticamente la Junta de Libertad Condicional del Estado de Nueva York le rechaza la solicitud.

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“Era extremadamente famoso. No lo maté por su personalidad o la clase de hombre que era. Era un hombre de familia, un ícono. Era alguien que hablaba de cosas de las que ahora podemos hablar y eso es excelente”, explicó Chapman, a quien los psiquiatras definen como una persona profundamente religiosa, “un cristiano devoto” que confesó respecto a su actitud criminal que fue “muy egoísta, quiero enfatizarlo”, reveló Chapman.

En septiembre y fue la duodécima vez que Chapman solicitó la libertad condicional, pero tras la negativa, seguirá en la prisión de alta seguridad de Wende. Dentro de este sitio, es reconocido como un preso que no causa problemas y de buena reputación interna.

Sin embargo, para las autoridades continúa siendo una persona de riesgo. Un de las razones sería que es “incompatible con el bienestar y la seguridad de la sociedad”. Otro factor que ha incidido en la libertad el asesino se da por parte de Yoko Ono, la viuda del exBeatle, quien solicita que no se la den, por el hipotético riesgo para su vida y la de su hijo Sean.

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Chapman estaba obsesionado con John Lennon y con la posibilidad de matarlo. Tenía decidido hacerlo en octubre de 1980 pero declinó aunque un par de meses después retomó con firmeza su objetivo.