Por Sonia Yánez Blum (Twitter: @soniayanezblum)

Desde la pandemia, Bad Bunny ha marcado la agenda, estética y también política, del ritmo pop planetario con inigualable facilidad. Desde hace una semana, volvió a romper esquemas uniendo dos cosas muy opuestas: el periodismo de denuncia y el perreo. Rápidamente subió en las descargas de YouTube y se abrió una discusión en redes a favor y en contra.

Tuve curiosidad y busqué el video cuando vi que era tendencia.

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¿Cómo se baila eso? No lo entiendo, -le dije a mi hija de 19 años-.

-Es para escuchar, pensar y sentir.

Por un momento me había transformado en mi mamá, cuando me veía asustada por mis gustos musicales: Red Hot Chili Peppers, Bon Jovi, ACDC. Ella también quería saber cómo se bailaba o qué se hacía. Hoy es Bad Bunny revelando al mundo una mezcla que parecía ilógica el perreo y el periodismo.

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Una gran jugada

La estrategia para ser relevante no pretende que todos opinen a favor. La clave está en evitar ser invisible y convertirte en tema de discusión. El puertorriqueño lo logró colocando el trabajo periodístico estilo documental como tema de referencia, haciendo que medios internacionales que van desde Rolling Stones, BBC, diario El País, analicen esta tendencia y la importancia de la plataforma para viralizar el contenido.

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De verdad, este cantante urbano es la estrella que todos impulsan. Expertos en marketing, relaciones públicas y hasta académicos analizan sus acciones: desde el contenido de sus letras hasta la forma que escoge sus canciones. No en vano ahora está en el pénsum académico de una universidad que dará clases sobre él en la Estatal de San Diego (SDSU), en Estados Unidos. La directora de la carrera de periodismo y comunicación de la academia, Nathian Shae Rodríguez, informó al medio de información CBS News que las clases sobre Bad Bunny servirán para analizar el consumo cultural, el impacto mediático en las comunidades latinas, así como la representación de la masculinidad y feminidad en sus canciones.

“Bad Bunny sigue batiendo récords y escalando hacia el cielo. Ocupa ese lugar reservado para estrellas que solo se dan una vez por generación”, se leía esta semana en Rolling Stone, una publicación más de Estados Unidos que reconoce que, por primera vez en la historia, la máxima luminaria del pop mundial es latina.

Fotografía de archivo del artista puertorriqueño Bad Bunny. EFE/ Thais Llorca Foto: Thais Llorca

¿El formato es el rey?

Durante 21 minutos, del video El apagón, que hace parte del trabajo discográfico Un verano sin ti se observa la mezcla de las opiniones de los habitantes de Puerto Rico, autoridades y extractos de noticias que avalan sobre cómo se desplaza a los más pobres de sus barrios, historia y raíces por inversores, en la mayoría estadounidenses.

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No solo el contenido influye, el formato es importante. Son apenas unos segundos de música y escenas de personas bailando en un barrio popular de Puerto Rico, y se hace un corte al documental de la periodista Bianca Graulau, quien denuncia la gentrificación y la privatización ilegal de las playas de la isla.

El documental, llamado Aquí vive gente, comienza con imágenes de la explosión de la central eléctrica Costa Sur de Guayanilla, muestra imágenes de Puerto Rico, conciertos, protestas y de sobre los apagones y la privatización de la electricidad.

“Espero que en Puerto Rico puedan verlo antes de que se vaya la luz”, escribió el cantante en Instagram al compartir el video, refiriéndose a los posibles cortes de luz en la isla por el paso de la tormenta tropical Fiona. Resultado: tres días sin luz en la isla.

¿Cómo nació esta colaboración?

Primero fue la canción y luego la producción del documental. Así lo confiesa la periodista independiente Bianca Graulau, quien entrevistó a puertorriqueños sobre el desplazamiento de comunidades pobres y la gentrificación de barrios de San Juan.

“Llevo meses con este secreto. Cuando comentaban que la canción de El apagón les hizo pensar en mí, ya me había llegado la llamada, pero no se los podía decir. Es un video musical que se convierte en un documental. Y para mí es un honor que piensen en mí como fuente de información para estos temas. Esto fue un trabajo en equipo que quisiera poder compartir el proceso para que vieran todo el trabajo que le metimos. Meses de investigación, grabación y edición con gente bien talentosa que ama este país”, como dice el copy de su publicación en Instagram, donde muestra el tras cámara con su equipo de apoyo”.

Y al publicarlo en YouTube superó la barrera de las seis cifras en su primer día. En TikTok empezaron a generar contenido sobre el perreodismo y así el ciclo digital se hizo más fuerte. De la gente, a las autoridades y de nuevo a la opinión de las personas.

El video con el reportaje más del tipo documental, se ha enfocado en la Ley 22 que según su opinión “permite a los extranjeros no pagar impuestos por las ganancias de sus inversiones” en la isla, y han afectado no solo el servicio de electricidad, sino también la vivienda, pues miles de personas han sido desplazadas de sus hogares. Una denuncia por la que Bianca ha sido acusada de fomentar el odio a los extranjeros.

Aunque la periodista tiene experiencia en medios informativos, renunció a las redacciones tradicionales para enfocar su trabajo en redes sociales como YouTube y TikTok para llegar a más personas de Puerto Rico y otros países. Y lo logró; tiene una audiencia de casi 680.000 personas en TikTok -su red más fuerte- que sigue creciendo cada día.

“Qué honor que confíen en mí para contar las historias de nuestras comunidades. Gracias a cada una de las personas que hicieron este proyecto una realidad. Y gracias a Bad Bunny por compartir tu plataforma y apoyar el periodismo independiente”, publicó Bianca Graulau en Instagram.

Y así como en digital una voz puedo producir un eco que se transforma en todo un grito de guerra, las voces no se hicieron esperar: “Se está dividiendo el país”, “incita a la xenofobia”, “qué hace un reguetonero hablando de esos temas”.

Aunque no te guste Bad Bunny debemos reconocer que dio la plataforma de su fama para hacer una denuncia que lo identifica. Es boricua, fue pobre e invisibilizado y es estigmatizado por su profesión. Y hace tan solo 6 años, en el 2016 su trabajo era ser empaquetador de supermercado. Ahora es el artista latino más global, con mayores ingresos en su última gira superando a Coldplay. Y, aunque existan adultos sin comprender cómo se baila su música debemos reconocer la fuerza de su marca y su poder para conectar con las masas. Un activo envidiable para gobiernos, marcas multinacionales y otros referentes.