Además de actor de teatro y televisión, el guayaquileño Roberto Manrique disfruta en gran medida su faceta como ambientalista. En redes sociales ha dado a conocer su interés y preocupación por el medio ambiente ecuatoriano, tal como lo mostró en la serie web Juntos X La Tierra y también se ha declarado a favor de la adopción de animales, para desalentar así su compra.

El galán de telenovelas también es uno de los embajadores de Premios Latinoamérica Verde y en esa línea ha cumplido recientemente una serie de actividades en Galápagos para concientizar sobre la población endémica de animales, sobretodo de aquellas especies en riesgo, como la de los tiburones.

Por eso el intérprete aclara, en esta entrevista, que en ningún momento se encontró manipulando animales de la isla, que el video que compartió en sus redes sociales muestra su participación en un estudio de la población de tiburones bebé.

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¿Nos podría contar qué estaba haciendo en Galápagos?

El fin de semana viajé a Galápagos para ser parte de la décima edición de Premios Latinoamérica Verde, evento ambiental, como embajador y presentador de la gala, función que llevo 10 años ejecutando como parte de mi trabajo por el medio ambiente.

¿Qué estaba haciendo exactamente en el video que publicó en redes sociales (de su visita a Galápagos)?

Fui invitado por el Parque Nacional Galápagos a sumarme a una actividad habitual que realiza el parque, de monitoreo y control de las especies, en este caso específicamente de tiburones bebés. Fuimos invitados dos personas, los dos representantes de la gala, para ser acompañados por un tercer individuo, un camarógrafo que registró el proceso.

Eduardo, el biólogo y guardaparques que nos llevó de camino a la zona, a 20 minutos del canal de Itabaca, nos hizo toda una explicación del control que ellos hacen de cómo este proceso requiere sumo cuidado... para que nosotros podamos compartir este contenido a la audiencia que no puede tener estas experiencias. Una vez que estuvimos en el canal de Itabaca empezó el proceso en el que ellos atrapan temporalmente a los tiburones bebés. En menos de dos minutos, Eduardo los retira del agua y con un equipo de más personas en simultáneo se hace todas las mediciones de todas las partes del tiburón, se les pone un chip... todo es muy rápido y por último el tiburón es puesto de vuelta en el agua. Se hacen unos movimientos circulares para la oxigenación del tiburón y de esa manera él recobre la fuerza para que automáticamente él nade ya por su cuenta de vuelta a su hábitat natural.

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El momento del video es el único momento en donde podíamos ser parte de esta experiencia. En ese momento Eduardo, que tiene el tiburón en el agua, me dice “con dos dedos vas a agarrarlo aquí y sigue mi mano haciendo estos movimientos como en ocho como en forma de infinito”.

Yo consulté si es que había un problema con que usara bloqueador (loción protectora solar), porque cuando nos embarcarnos hacia el lugar yo ya sabía que estaba invitado a tocar los tiburones y el bloqueador les hace daño. Me dijeron que no me lo ponga en las manos, entonces nos lavamos bien las manos. Es decir, todos los cuidados fueron hechos según la guía del Parque Nacional Galápagos para que el proceso sea con total respeto.

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¿Y qué otros cuidados le pidieron cumplir?

El número de personas fue muy estricto, nos dijeron que solo podríamos ir cuatro... Durante todo el proceso, previo a ingresar al tiburón de vuelta al agua, los tres invitados estábamos de hecho a una distancia prudente, porque el movimiento es muy rápido en esos dos minutos y tienen que hacer todo siguiendo unas directrices de universidades internacionales que nos contaban que han diseñado en conjunto esta mecánica para que los tiburones no sufran... Recién nos podíamos acercar cuando ya estaban en el agua y poner la mano, tal como en el video que viste específicamente (disponible en el carrusel de Instagram arriba).

En redes sociales podemos ver cómo usted se ha perfilado como un ambientalista, ¿Qué sintió al ser parte de esta experiencia?

Me sentí muy entusiasmado de ser parte de un momento tan especial como es el compromiso en el cuidado de especies tan delicadas como son los tiburones, tan importantes dentro del ecosistema. Nos explicaban que en un ecosistema marino donde los tiburones están en una población numerosa y sana es una buena señal de que el ecosistema está sano. Entonces sentí entusiasmo, alegría y mucha gratitud, además la responsabilidad de poder transmitir en detalle lo que implica cuidar esas especies, porque eso permite motivar a más personas a hacer conciencia de las actividades que nosotros hacemos para perjudicarlos, como el mal uso de plástico, la contaminación de las aguas. Es increíble que llegue plástico a Galápagos por el consumo de plásticos por ejemplo en Quito...

Lo que yo publiqué de hecho es un pequeño adelanto de lo que espero poder compartir, porque tengo mucho más contenido de ese momento.

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¿En qué otras actividades se involucró en Galápagos?

Me gustaría que conocieran sobre los premios en realidad, fue una edición maravillosa muy desafiante, Latinoamérica Verde siempre ha puesto de todo para que los proyectos que concursan en cada edición brillen, esa es su mayor aporte, le da una oportunidad a los emprendedores, a las fundaciones, a las empresas que están de verdad tratando de hacer una diferencia en sus prácticas, para que brillen. Uno de los motivos por los cuales no tenemos tantos avances, como quisiéramos en materia de sostenibilidad, es porque estos proyectos tienden a fracasar por falta de visibilidad.

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No te voy a mentir que también ha sido duro ver cómo se puede tergiversar la información y aquí no me refiero sólo a la publicación de El Universo, porque no nació ahí. Agradezco que el lugar de donde viene este momento sea del deseo de proteger a las especies, porque yo también he regañado incluso a alguien cuando quiso tocar una especie fuera de contexto. Yo entiendo esa sensación y es buena, yo agradezco que tengamos gente que, si ve que se está tocando una especie, reaccione a la defensa de ese animal, porque eso es lo que tenemos que hacer.

Sí quisiera que fuésemos ambientalistas y consumidores de información más responsables y mejor informados para buscar la información más en detalle antes de expresarnos, tenemos que pulir eso, porque vivimos en un momento muy reactivo.

¿Cómo se siente ahora con todo lo que ha pasado?

Ha sido triste... Ha habido ataques sin sentido de ambientalistas. Me impresiona, pero sé que esa cara de la sociedad existe, sé que la gente tiene mucho dolor adentro. Y en este momento me siento escuchado. (I)