Esta es una celebración joven. El Día de las Librerías, fijado el 11 de noviembre por la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (Cegal), da protagonismo a las casas de quienes apuestan por los libros y tratan de mantenerse al día con los intereses de los lectores.

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Se suma así a fechas como el Día Mundial de la Poesía (21 de marzo), el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil (2 de abril) y el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor (23 de abril).

Una pequeña librería quiteña despliega su oferta en la calle, en pequeñas cestas tejidas. Foto: Shutterstock

Las librerías tienen una historia que puede rastrearse, en el caso de Guayaquil, desde hace más de un siglo, dice la escritora e historiadora Jenny Estrada Ruiz. “La condición portuaria facilitó la introducción de libros desde el periodo colonial a Guayaquil, pero fue a partir de la segunda mitad del siglo XIX, con la llegada de los inmigrantes españoles especialmente, cuando se establecieron las primeras librerías, que eran también papelerías e imprentas. La proliferación de pequeñas y grandes imprentas fue posible gracias a la presencia de excelentes tipógrafos y encuadernadores formados en la Escuela de Artes y Oficios de la Sociedad Filantrópica del Guayas”.

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Estrada continúa explicando que en las primeras décadas del siglo XX ya figuraban como librerías de renombre en Guayaquil las siguientes: Librería Española, de Janer e hijo; La Viña, de Luis Contreras; Gutenberg, de Uzcátegui & Cía.; La Reforma, de Jacinto Jouvín Arce; La Bola de Oro, de L. A. Castagneto, y otras.

11/11/2022. Librería Española, de Janer e Hijo, fundada en 1876, en la calle Pichincha, en Guayaquil. UNIVERSO DE LIBROS Foto: El Universo

“Avanzado el siglo se abrirán modernas librerías dedicadas exclusivamente a la importación y venta de libros científicos, enciclopedias y obras literarias, así como a la promoción de escritores nacionales. Figuraron entre las más notables la Científica, Cervantes, Selecciones, Guayaquil y La Española, del señor Florencio Compte. De ellas sobreviven las dos primeras en el centro de la urbe. En centros comerciales funcionan librerías que son parte de cadenas nacionales con sede en Quito, como Mr. Books, Librimundi y La Española”.

11/11/2022. Librería, papelería e imprenta Gutenberg, en la calle 9 de Octubre, fundada en 1897, en Guayaquil. UNIVERSO DE LIBROS Foto: El Universo

La importancia de las librerías para las ciencias sociales

El historiador Juan J. Paz y Miño Cepeda mencionó en su sitio web Historia y Presente, en 2019, que al iniciarse la década de 1980 hubo un auge de editoriales y de librerías en Quito. En la capital se abrieron locales como Librería Progreso, Librimundi, Pomaire, De la Aurora y Española, entre otras.

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“Cualquier interesado podía pasar horas visitando aquellas librerías, en las que todo investigador tenía que salir comprando algo, inevitablemente. Quito siempre tuvo excelentes librerías e incluso solo se hallaban aquí muchas de las obras que no llegaban a otras ciudades”, escribe, y lo contrasta con un panorama actual “frustrante”, especialmente para los que buscan textos de ciencias sociales, pues la oferta de estos títulos ha perdido lugar frente a los superventas de autoayuda, esoterismo y enriquecimiento inmediato.

¿Tiende el libro a desaparecer?

El historiador y biógrafo ecuatoriano Rodolfo Pérez Pimentel menciona la Gutenberg como el modelo de librería clásica. Pero recuerda en especial otro lugar, la librería del señor Rodríguez en la calle 10 de Agosto, en Guayaquil. “Me encantaba porque tenía libros sumamente raros, de editoriales españolas, sobre todo para niños. Terminó trasladándose al mercado Central cuando murió el dueño”.

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Los colegios religiosos, como Cristóbal Colón y San José La Salle, editaban sus propios textos que enviaban a la imprenta de J. M. Bruño, y tenían librerías dentro de sus instalaciones, y de ahí salían todos los libros que los estudiantes usarían.

11/11/2022. Librería y papelería La Viña, de Luis Contreras, fundada en 1884 en Guayaquil. UNIVERSO DE LIBROS Foto: El Universo

Las universidades, que también tenían sellos editoriales e imprentas, abrieron sus propias librerías, al igual que la Casa de la Cultura. “Llegó un momento en que hacían una gran cantidad de ediciones, no solamente textos para estudiantes universitarios, sino obras de cultura en general”.

Ciertos comerciantes se dedicaban también a editar libros, por ejemplo, el señor Jouvín, en la imprenta La Reforma. Entre los años 1925 y 1950 publicó una gran cantidad de libros, cuando “todavía era negocio”, menciona Pérez Pimentel.

“Otros que tenían una gran venta de libros eran Reed&Reed; ellos editaron en 1938 la Historia del Ecuador de Roberto Andrade, en ocho tomos”, que fue muy comentada por su postura anticlerical. “Un libro valiosísimo”.

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11/11/2022. Anuncio de Imprenta La Reforma, de Jacinto Jouvín Arce, en Guayaquil. UNIVERSO DE LIBROS Foto: El Universo

Se dice que el libro, como instrumento de cultura, tiende a desaparecer, observa el abogado e historiador. “Pero yo pienso que hasta que eso suceda pasarán siquiera 100 años. Siempre es mejor tener un libro en la mano que recurrir a una pantalla”. Sin embargo, que la gente lea menos sí dificulta la industria del libro. “Yo ya no lo hago (publicar ediciones impresas)”, dice el autor de 83 años, “ya tengo mi diccionario en internet”. (I)