Por años, la cámara ha sido su fiel compañera de aventuras. A través de la imagen, Alfredo Cárdenas ha contado una serie de historias, que incluso han tocado fibras y han sido merecedoras de reconocimientos. De esta manera se conectó con el fotoperiodismo; aunque la escritura fue su talón de Aquiles. “Cada que escribía un texto me costaba mucho”, confiesa. Entonces, en su afán autodidacta se propuso vencer este obstáculo y en este ejercicio con la palabra nació Destino de un hombre común, su primera novela, que llega bajo el sello editorial Lunada Ediciones.

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La novela cuenta la historia de Felipe, un hombre de campo que desde pequeño se ha encontrado cara a cara con la dureza de la vida. El autor presenta a su protagonista en varias etapas, hasta que llega a sus 53 años: en los campos trabajando siendo un niño, en escuela con malos profesores, migrando del campo a la ciudad, en el ejército, luego trabajando en cantidad de oficios, hasta llegar a los medios de comunicación y lograr graduarse de la universidad.

“Felipe es un hombre común, que me ha demostrado valentía, que me ha demostrado que es un hombre luchador, es un hombre que ha aceptado el destino tal cual y que se ha propuesto superar muchas barreras; y esto es lo que más me impresiona de este personaje, porque nunca se dio por vencido, luchó hasta el fin y ha pasado por muchas cosas difíciles...”, comenta Cárdenas sobre el protagonista de su historia.

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Portada de la novela 'Destino de un hombre común', de Alfredo Cárdenas. Foto: Cortesía

A pesar de que Felipe siempre se esforzó en todas las actividades que desempeñó, guarda un sentimiento negativo hacia el trabajo. “De alguna manera, este personaje siempre está en situaciones complejas. Entonces, siempre está la vida y la sociedad como culpables del infortunio que pueden tener los niños y los jóvenes, porque dicen que el trabajo dignifica al hombre, que es una meta alcanzada y que si se tiene trabajo está solucionada la vida; pero para Felipe eso no cuenta, porque siempre odió el trabajo, nunca le gustó, porque consideró que es una cosa bárbara trabajar desde niño (...), nunca trabajó feliz”, cuenta el autor.

Dice además que su novela tiene que ver mucho con la memoria, con los recuerdos, pero sobre todo con los escenarios. Uno de ellos son los campos verdes de Piartal, un pueblo de la provincia de Carchi, de donde es proveniente Cárdenas.

Un encuentro con la escritura

Alfredo Cárdenas es jefe del Departamento de Fotografía de este Diario. Foto: Jorge Vinueza G

Cárdenas cuenta que cada idea que venía a su mente la anotaba, ya sea en papeles, en su celular o en su correo electrónico. Sus tiempos de nostalgia y tristeza los transformaba en palabras; de esta manera se fueron configurando las 270 páginas de su obra. “En esos momentos de desilusión o de tristeza, después de escribir ya me sentía mejor, era como salir a caminar un rato y quitarse cierta preocupación de encima”, afirma.

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Cárdenas es fotoperiodista de este Diario. Dice guardar un profundo respeto por los periodistas, a quienes conoce incluso antes de ser fotógrafo, pues cuenta que empezó como chofer de la redacción. “A veces escuchaba a sus editores, que los llamaban para decirles que tengan lista la nota en cinco minutos. Yo creo que, en cuanto a la escritura, lo hacen y lo hacen rápido”, dice.

Indica que su primer acercamiento con la palabra fue repartiendo periódicos en el diario Hoy. Desde entonces, supo que el mundo del periódico era su lugar.

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Luego de siete años, ver su obra terminada es más que una satisfacción personal. “Es un gusto enorme culminar algo que yo lo veía muy lejano. Publicar no es simple, no tenía muchas esperanzas (...); la buena fortuna es que me topé con la editorial Lunada Ediciones y vi que era factible, y empezamos este proceso de publicar, que también ha sido hermoso porque tener los consejos de un editor...”, señala.

Destino de un hombre común será presentada este jueves 23 de septiembre, a las 19:00, en la sala Benjamín Carrión de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. (I)