Con el ‘boom’ de los vehículos eléctricos, millones de baterías deberían llegar al final de su vida útil dentro de algunos años, por lo que el sector del reciclaje en el mundo se prepara para aumentar el ritmo.

Estas baterías son una mina de materiales, pesan hasta 500 kilos y representan hasta 50% del valor de un auto eléctrico. La extracción de los materiales y el montaje de las baterías son muy contaminantes y caros.

Para hacer rentable su producción, hay que prolongar primero su vida útil, más allá de los ocho a 15 años en un vehículo antes de que pierda potencia, pero también darles un segundo uso, como en casas.

Publicidad

El potencial del reciclaje parece así enorme, ya que puede ayudar a reducir la demanda mundial en 2040 de un 25% para el litio, un 35% para cobalto y níquel, y un 55% para cobre, según el Instituto de Futuros Sostenibles (ISF) de la universidad tecnológica de Sídney, en Australia.

En una zona industrial situada en medio del campo en el este de Francia, la empresa Veolia construyó una planta de reciclaje piloto en su sitio EuroDieuze, que recupera sobre todo pequeñas baterías de celulares y de ordenadores.

“Las proporciones son diferentes, pero los compuestos son los mismos”, explica Pascal Muller, director regional de Veolia.

Publicidad

La batería se descarga, se le retira su envoltorio plástico y electrónico, así como las hojas de aluminio que retienen las células, su corazón.

A continuación, se trituran estas células para extraer y clasificar los distintos metales, mediante varios procesos.

Publicidad

La seguridad es primordial. Además de los riesgos eléctricos, estos módulos están recubiertos de disolventes muy inflamables y contaminantes.

“Por el momento, hacemos muchas operaciones manuales”, señala Pascal Muller, quien busca socios para “automatizar algunas operaciones”.

“Proyecciones colosales”

Los industriales consiguen reciclar el 60% del peso de las baterías, según el ISF. “Es técnicamente posible recuperar estos cuatro metales (litio, cobalto, níquel, cobre) en más del 90%, pero faltan incentivos económicos o normativos para fomentar el uso de materiales reciclados”, agrega.

La Comisión Europea desea imponer a los fabricantes un mínimo de compuestos reciclados en las baterías a partir de 2030: un 12% de cobalto, 4% de litio y 4% de níquel.

Publicidad

Este reciclaje que podría ser masivo y rentable despierta interés. La industria en China está más avanzada, según los observadores. El fabricante de baterías CATL acaba de anunciar la construcción de una fábrica de reciclaje por 32.000 millones de yuanes (casi 5.000 millones de dólares) en la provincia de Hubéi (centro).

En Estados Unidos, uno de los fundadores de Tesla recaudó en julio 500 millones de dólares para ampliar su fábrica de reciclaje Redwood.

En el norte de Suecia, la empresa emergente Northvolt debe poner en marcha en 2022 una fábrica capaz de reciclar 25.000 toneladas de baterías anuales.

Esta ‘start-up’, que tiene como socios a BMW y a Volkswagen, promete utilizar para 2030 hasta el 50% de materiales reciclados para producir baterías en su cercana megaplanta, en Skellefteå.

Este proyecto de reciclaje, bautizado “Revolt”, es esencial para la contabilidad del carbono --y la comunicación-- de la empresa, que promete ser la más “verde” de Europa para la producción de baterías eléctricas de alta potencia.

El gigante francés del sector nuclear Orano (ex-Areva) también lanzó un proyecto piloto. “Las proyecciones del tonelaje de baterías a reciclar son colosales. Hablamos ya de 500.000 toneladas a reciclar en 2030″, asegura Didier David, director de este proyecto.

“Todas las previsiones que teníamos hasta ahora estaban subestimadas. La producción de baterías crece constantemente y existe el riesgo de que Europa no esté preparada”, asegura Emma Nehrenheim, de Northvolt, quien considera que hay que “actuar ahora”. (I)