Hacer el alegato a favor de la naturaleza que Bomba Estéreo plasma en su nuevo disco, Deja, está reñido con viajar cada semana a una ciudad distinta para dar conciertos. Por eso, el grupo colombiano quiere marcar ejemplo y medir el impacto medioambiental de su gira para revertirlo.

“La huella de carbono que dejan los músicos es mucha”, explica en una entrevista con Efe Simón Mejía, uno de los dos integrantes de Bomba Estéreo. “Si todo el mundo artístico, la industria, se pusiera en esa mentalidad habría un gran cambio y nosotros vamos a hacer lo imposible por impulsar eso e inculcarlo”.

En su nuevo disco, que conserva la mezcla de ritmos caribeños, cumbia, percusión y electrónica de las raíces de la formación colombiana, cantan a la tierra, a la naturaleza, a recuperar la esencia.

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“Nos vendieron la tierra y apagaron el sol”, “estamos perdidos en medio del bosque viendo su extinción”, canta Liliana Saumet en Tierra, una de las canciones que componen Deja, que salió a la luz el 10 de septiembre.

“El fin del mundo”

Liliana y Simón alcanzaron a reunirse a principios de 2020 con los colaboradores del disco y con la artista colombiana Lido Pimienta, autora de algunas de las letras, en la casa de Li en Santa Marta para grabarlo acunados por la misticidad de la selva de la Sierra Nevada.

Sobre el disco pesa la idea del "fin del mundo" que intentaron tratar de una forma positiva y a la vez abordar "la desconexión que tenemos los seres humanos con la naturaleza y cómo estamos hoy en día conectados a aparatos pero perdimos la conexión más fundamental que es la que teníamos hace siglos con la naturaleza".

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Sin embargo, apenas unas semanas después, llegó la pandemia. "Tuvimos la fortuna de haberlo terminado (el álbum) antes de que se viniera la pandemia encima y esas ideas que teníamos antes acerca del fin del mundo agarraron más relevancia", asegura Mejía.

La defensa medioambiental es un tema que Bomba Estéreo ha tomado por bandera y por el que han decidido alzar la voz, sobre todo por venir de donde vienen, de Colombia, donde la deforestación acosa el Amazonas y las selvas del Pacífico, la minería desangra la tierra y los ríos y es el lugar más peligroso para defender el medioambiente.

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En el disco no hablan abiertamente de estos problemas, pero sí usan los sonidos de la naturaleza para mecer la voz de Liliana, con el agua, el aire y la tierra como los bloques en los que se divide este nuevo trabajo artístico.

Contra el ritmo frenético

La pandemia les permitió pulirlo y trabajarlo. Tampoco quisieron precipitarse a lanzarlo en mitad del caos ni ser el centro de atención mientras se sucedían las muertes, la crisis y la ansiedad. "Tampoco hay afán de nada", reconoce Mejía.

"No hubo tanta presión como en los discos pasados y nosotros éramos los dueños del tiempo, no había ningún productor con su tiempo limitado encima", asevera el artista.

Ahora, lo que le angustia es que "todo está volviendo a ser como antes cuando no debería ser" así.

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"Es imposible que después de ese año tan fuerte pretendamos volver a lo mismo. Para mí eso no era ninguna normalidad; estábamos viviendo en una total anormalidad y por eso llegó la pandemia", denuncia.

Y llama a cambiar esa normalidad para "evitar que la próxima gran hecatombe sea el cambio climático" porque para esa pandemia "no hay ninguna vacuna".

Su grano de arena

Los primeros ritmos de las nuevas canciones llegaron cuando Simón viajaba en furgoneta por Europa durante su última gira en 2019, lo que resulta una contradicción: los kilómetros de carretera, las horas de vuelos transoceánicos y los desperdicios que se generan en festivales chocan frontalmente con esas ideas que querían plasmar en el disco.

"¿Cómo hacemos las giras para que sean mejor planeadas? ¿Para que el gasto energético sea menos? ¿Para que los festivales diseñen sus producciones con un gasto energético más bajito?", se cuestiona el compositor.

Por eso se han decidido que van a medir la huella de carbono como banda en la nueva gira y esas "toneladas de carbono emitidas a la atmósfera entonces lo compensamos con proyectos de conservación acá en Colombia; no es la manera ideal pero hasta que se inventen los aviones eléctricos es lo mejor que podemos hacer". Su grano de arena.

De momento, como para el disco, no tienen prisa en echarse a los escenarios y miran a 2022 cuando haya la posibilidad de “hacer shows con tranquilidad”, de volver a los escenarios y las pistas de baile con su “perreo respetuoso” y con conciencia. (E)