Guayaquil ha sido la musa de centenares de artistas que la han colocado como la protagonista de sus obras. El repertorio musical dedicado a la Perla del Pacífico es amplio; para estas fechas más de una canción se cuela en el reproductor de un guayaco o guayaca. Y es que la música no puede faltar al momento de celebrar las fiestas patronales de Guayaquil.

Pero hay un tema que lidera este repertorio, inclusive su título lo emplean para definir a los ciudadanos de esta tierra. Se trata de Guayaquileño, madera de guerrero, escrita y compuesta por Carlos Rubira Infante (1921-2018).

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‘Mi papá fue muy nacionalista, nos enseñó a amar a nuestra patria’, dijo Gilda Rubira, hija de Carlos Rubira Infante, al develar la escultura del compositor en Guayaquil

Guayaquileño, madera de guerrero es infaltable cada que se festeja o habla de la urbe porteña. pero ¿cómo nació esta canción Guayaquileño, madera de guerrero que identifica tanto a los guayaquileños?.

La escribió en 1943 cuando estaba en Quito laborando como profesor de coro. En varias entrevistas con este Diario rememoró cuál fue el detonante que lo impulsó a escribirla. Sin embargo, el mismo Rubira lo contó en su página de Facebook en el 2014.

“No es por Guerrero Valenzuela, quien fue un gran amigo y exalcalde de Guayaquil”, aclaró Rubira de entrada, ya que este tema fue empleado para la campaña política del exalcalde.

“Mi intención fue más bien, transmitir lo que es Guayaquil: es la ciudad más bonita del Ecuador, todos sus hijos siempre esforzados en un mejor porvenir, me regocija”, expresó el autor, quien nunca imaginó que su canción iba a tener tanta acogida hasta el día de hoy.

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En su post señala que todo ocurrió cuando uno de sus alumnos de las clases de coro le comentó que un grupo de muchachos “hablaba horrores de su tierra” en medio de un partido entre Guayas y Pichincha, donde habían hinchas de un equipo de la capital refiriéndose negativamente del equipo costeño.

“Lo que pasó fue que alguien se expresaba con un poquito de odio al guayaquileño, como eran hinchas de un equipo de Quito no nos trataban bien a los guayaquileños”, describió el legendario artista.

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“Había un partido de fútbol y un alumno mío de un coro al que le daba clases, me fue a decir: “a su tierra la están tratando mal, señor Rubira”, añade.

Sin mayor preámbulo y con la intención de desmantelar algún odio regional, el profesor Rubira se acercó hasta donde estaban los jóvenes para darles una lección a través de la palabra y la música. “Les dije que Guayaquil era la Perla del Pacífico, una gran ciudad que quiere a su capital, y les hice entender eso”, dijo.

“Entonces salió la letra de la canción, pinté al guayaquileño amplio, sincero, valiente en toda la extensión de la palabra”, continuó.

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En la entrevista con Jorge Martillo, publicada en este medio, también ofreció otros datos de este acontecimiento futbolístico. “Perdió Guayas y unos muchachitos cantaban peyorativamente Guayaquil de mis amores, entonces recordé mi tierra, me nació improvisar esa canción que dice cómo es el guayaquileño: “Guayaquileño, madera de guerrero/ bien franco, muy valiente, jamás siente temor”, dijo en ese entonces.

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Desde entonces han pasado 79 años y Guayaquileño, madera de guerrero ya es casi un himno para la ciudad.

Rubira Infante dejó un legado de más de 400 canciones, algunas de ellas dedicada a muchos de los rincones del país. Era un guayaquileño empedernido, pero también un nacionalista que nunca dejó de amar su patria.

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“He querido acabar con el regionalismo, escribiendo una canción para cada provincia, como una carta geográfica musical”, confesó Rubira al escritor Jorge Martillo en el 2007, en una entrevista para este Diario.

Rubira compuso pasacalles, sanjuanitos, albazos, valses. Entre sus obras emblemáticas se encuentran Esposa, En las lejanías, Chica linda, Playita mía, y otras. (I)