“Yo canto desde que me acuerdo”, asegura la ecuatoriana Mirella Cesa. Su voz, la herramienta que ha complementado con su inseparable charango, la descubrió musicalmente luego de años de escribir canciones en un cuaderno, sin imaginar siquiera que tiempo después las interpretaría ella misma en un escenario. Esa valentía para empoderarse como artista la halló después de una charla en su etapa colegial, esos encuentros en la adolescencia que plantean siempre una pregunta decisiva sobre el futuro que se visualiza de forma individual.

“El detonante fue una charla que nos dieron en el colegio sobre las vocaciones. Yo iba a estudiar Arquitectura, eso es algo que me encanta y me apasiona y siempre me he visto influenciada por eso, porque he crecido en eso de ahí, pero la música me lleva a otro plano espiritualmente hablando, es un misterio, pero es hermoso lo que provoca. Cuando nos dijeron la frase ‘Lo que ustedes elijan de ahora en adelante va a ser su sentencia o su alegría’, pensé qué difícil es ser tan joven y tener que elegir qué quieres ser para siempre. Ahí fue que dije: Yo quiero arriesgarme en la música, poder comunicar a través de canciones, de melodías, llevar un mensaje, dejar un legado, tener una voz a partir del arte de la música”, revela la cantante guayaquileña.

Esa adolescente introvertida, que cuatro años antes de lanzarse profesionalmente como cantante investigó y buscó profesionales que se conectaran con su propuesta, es la mujer que el público ha aplaudido en conciertos, con la que se ha fotografiado en la calle y que ha llevado a un país a conectarse con ella a tal punto de que sintió propio su triunfo como mejor intérprete internacional en el Festival Viña del Mar del 2018, cuando La corriente que presentó ante el ‘Monstruo’ chileno se rindió y le mereció la Gaviota de Plata.

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De ese camino recorrido, este 2022 son exactamente 15 años que la intérprete guayaquileña se ha mantenido fiel a su esencia, a sus letras y a sus creencias. Ella no hace música basada en las preferencias de las plataformas digitales, ella escribe y canta para que su voz y lírica calen en el interior de sus seguidores.

En medio de los estrenos que tiene previsto para el resto del año, Mirella conversa con este Diario, un diálogo que nos permite conocer más a la mujer que está detrás de la artista nominada recientemente, por quinta vez, en los premios Heat.

¿Sentía miedo en sus inicios, dudas sobre si gustaría o no su música?

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Todo el tiempo tengo miedo, más que si no les gusta, porque siempre he sido una persona muy segura de lo que quiero transmitir. Hacia mí no tengo inseguridades, yo me siento y me acepto tal y como soy, por eso me visto como me da la gana, aunque al inicio nadie entendía mi concepto y me daban palo, lo mismo he hecho dentro de mi música. Sí, tienes miedo a fracasar, porque soy una persona muy trabajadora, muy entregada a lo que hago y vería de una forma muy injusta no recibir a cambio una aceptación, ¿me entiendes? Porque entregas todo y estás sacrificando muchas cosas que al final del día la gente no sabe, pero sí sacrificas mucho por algo que es incierto. Pero siempre sientes miedo y a medida que creces, ese miedo se incrementa porque son más responsabilidades las que tienes. Ya no es la misma Mirella soltera que si iba bien o mal qué importa, o la Mirella que ya se casó y después tuvo una hija y ya tiene otra responsabilidad.

¿Fue difícil abrirse campo o conseguir apoyo con su producción?

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Siempre ha habido momentos hermosos, pero también muy difíciles, porque es duro que te cierren las puertas hasta en tu propia casa, hasta el día de hoy sigue siendo difícil. Cuando lanzo algo nuevo y tiene un tinte diferente la sonoridad que representa, la música que lanzo no es que ingresa de una a las radios, no es que tiene una aceptación automática, más bien es algo que se demora y que la gente tiene que digerirlo. En lo que más me fijo es en la conexión personal que puede tener la música con cada una de la gente. Los inicios fueron superduros hasta hoy porque hay otras cosas que a veces importan más que ser honestos.

¿Hubo o hay momentos en los que ha sentido rechazo o falta de apoyo?

Rechazo no, pero sí falta de visión y a veces eso me da un poco de pena, porque la gente que tiene potestad para darle visibilidad a una música, y estoy hablando de medios de comunicación, deberían darles oportunidades a propuestas distintas, y no solamente hablo por mí sino por toda la música que sucede en la escena independiente acá en el Ecuador, que necesita esa visibilidad para poder llegar a una audiencia y que esta pueda también conectarse con diferentes géneros e identidades.

Esas realidades también cambian su perspectiva artística...

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Por supuesto, porque también te hace ver las cosas con más madurez y al final del día, como estar con la convicción que tienes que dejar un legado y un mensaje y que la música no solamente es para entretener. Está bien entretener, pero también está bien hablar de cosas que suceden en el mundo, que te llenan o te asfixian y las nuevas canciones que se vienen tratan mucho de eso. Se vienen muchas canciones que hablan de esa búsqueda interior, de esa paz que todos queremos sentir y tener un equilibrio y estabilidad. No me gusta sentirme presionada, es algo que he aprendido a soltar y que gracias a Dios después de la pandemia ha sido como más fácil para mí, asimilar y fluir.

Musicalmente, ¿cuándo ha sentido esa presión u opresión?

Presión y opresión, las dos. Cuando antes le entregaba un tema a un productor y no sabía cómo me lo iba a devolver. Yo pude haber escrito Cuando me miras de una manera triste, porque no había aceptación de parte de esa persona (en referencia a la historia que se cuenta dentro de la letra) y quizás al productor que le llegaba la canción lo sentía de otra manera. Pero ahora, después de la pandemia, que ya he tenido la oportunidad de vincularme en la producción de las canciones.

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¿Antes no lo hacía?

No, porque me decían: “Ya Mirella, ya hasta aquí llegaste tú, ahora vamos nosotros a poner esto aquí”.

¿Ahora hay mayor respeto hacia su opinión y participación?

Sí, ya tener una voz, ¿por qué si soy una persona creativa no creen que pueda tener la capacidad de opinar y tener injerencia sobre eso? Al final del día, tú eres el intérprete que va a cantar y a defender las canciones, y tú las sientes de una manera que nadie más las va a sentir. Entonces, es un proceso un poco más largo, pero gracias a Dios he encontrado gente en mi camino como Joshua Abudeye, Marcel Ferrer, Alejandro Cañote, que han sido músicos muy clave dentro de mi crecimiento personal y que también siento que me han dado la oportunidad de participar dentro de mis canciones y han tomado mi opinión como un plus a la hora de tener las producciones, y me siento contenta porque siento que al final del día es así como me siento.

¿Ser artista independiente es también ser rebelde con su propuesta?

Ser artista independiente es una lucha constante porque prácticamente eres tú con un equipo humano muy chiquito. En mi caso he podido encontrar gente maravillosa, está Iván Veloz, está Jorge López, Vanessa Cuenca, en la parte de la Sierra, está Yahaira Romero en Colombia, está Luli Rangel en México, está Marcia Estefan en Estados Unidos, y somos una pequeña familia que ha hecho como la estructura de una disquera pero no tenemos ninguna. Estoy yo a la cabeza y a veces es un poco difícil porque tienes que dividir la parte creativa, que es de verdad lo único en lo que debería estar enfocándome, con toda esta otra parte que es la parte de la industria. Con esta parte que sí, tienes que ser honesto y sacar canciones, pero también tienes que preocuparte en cuál va a ser la estrategia con la que vas a lanzar y también tener una comunicación para darle visibilidad al proyecto.

¿Cuándo decidió que era el momento de llevar su música fuera del territorio nacional?

Gracias a Dios, nosotros seis meses después de que comenzamos nuestra promoción en Ecuador, gracias a que estábamos girando por el país con la iniciativa de Corazones Azules, de la Policía Nacional, conocimos a Arena y ella nos recomendó un promotor en Panamá que se llama Dumas Torrijos, pero nosotros desde el día 1 siempre pensamos en el tema de la internacionalización y quiero mencionar a dos personas muy importantes y muy claves para mi carrera, Daniel Ugalde que fue mi primer mánager, y Jorge Franco, mi primer promotor. Yo con ellos aprendí muchísimo y tuve una etapa muy bonita de mi carrera y puedo decir que siempre sentí que tuve el respaldo de la gente que caminó conmigo desde el inicio.

¿Ha cambiado la mujer y artista que salía sus primeros años de gira a la que vemos ahora ir de promoción a producciones extranjeras?

Yo siento que es la misma Mirella porque cada vez que sales fuera del país vuelves a empezar de cero y eso es algo bonito, porque te mantienes con los pies sobre la tierra, porque siempre te das cuenta de que al final del día eres un ser humano como cualquier otro que ha tenido grandes oportunidades y que ha podido salir adelante de una manera positiva, con esas oportunidades pero que también siempre te vas a volver vulnerable. Cuando te subes al avión y cruzas a otro lado, te das cuenta de que otra vez estás desde cero y es increíble porque eso te mantiene sensible.

¿Tiene algún temor, profesional o artísticamente hablando?

Ya no tengo miedos porque la música siempre va a vivir en mí, tengo mis prioridades. Antes decía la música es todo en mi vida, ahora digo: Mi hija es todo en mi vida, mi familia es todo en mi vida, la música es parte de mi vida y es una forma de vivir que siempre va a estar ahí. A veces la gente puede pensar que solo los números son el éxito y los números son el éxito que alimenta tu ego, pero en verdad la sensibilidad es otra cosa, el que alguien te diga: “Oye, escuché tu canción y la bailé en la boda con mi esposa”, de otra nacionalidad, donde no hay nadie que difunda tu música sino que simplemente se toparon con ella y se conectaron, eso es la música. Yo te digo sinceramente ya no tengo miedos, antes tenía miedo a fracasar y que ya no pueda dedicarme más a esto, pero la música siempre va a estar en mí y la gente que quiera acompañarme con este sentir musical siempre va a estar.

En esta etapa de su carrera, ¿qué sería un fracaso?

Un fracaso sería fallarle a alguien o a mí misma, intentando querer encajar en algo a lo que yo no pertenezco, forzándome a manejar mis redes sociales como todo el mundo las maneja para tener números, eso es fracasar porque no te sientes bien, porque estás corriendo todo el tiempo contra una carrera que no es la tuya y quizás yo también en algún momento de mi vida lo experimenté por inmadurez, por presión, pero ahora cada persona tiene su propia voz y voto y siempre va a haber una audiencia que se sienta identificada con alguien.

¿Las redes sociales y la tecnología han cambiado la forma en que se percibe y consume la música?

Sí y no, porque te das cuentas de que la gente está consciente de qué es de verdad y qué no es de verdad, porque lo he podido palpar. He podido ver cómo hay el apoyo de la gente así y que tú dices de dónde salieron, es lindo ver que desde tu música hay otras personas que se sienten identificadas con ese legado y mensaje.

Llegará el momento en que la familia crezca y demandará más tiempo que la música, ¿se ha preparado para entonces?

Ya me está demandando, porque yo llevo a mi hija al kínder, la tengo que ir a recoger, entonces como que la dejo, voy corriendo al estudio, salgo media hora antes para ir a recogerla, la dejo otra vez en la casa, pero yo nací en una casa donde las mujeres siempre han trabajado y han salido adelante como esas gallinas con sus pollitos abajo, entonces intento tener un equilibrio, un balance y no desesperarme porque sí hay momentos que son superdifíciles. Eso sí, yo no sacrifico ni a mi hija ni a mi familia por nada, y en mi carrera siempre intento llevar un orden, no hay razón para tener que elegir.

¿Cuál es la plaza comercial, además de México, donde quiere que suene su música?

Colombia, estando al lado, tan cerquita, con una riqueza cultural muy grande. Siento que en otros lados aceptan muy bien nuestra propuesta porque lo sienten como que no queremos ir a copiar un sonido que ya existe allá sino que dicen: “Mira, vienen con un sello propio”.

¿Cuál es la parte más difícil de ir a tocar puertas a otros países?

Primero, rodearte de la gente idónea para ir a ese lugar, que esté enamorada de tu proyecto, que crea tanto como tú en la identidad que representas; segundo, no perder la paciencia, esta es una carrera de constancia, no de velocidad. La clave para un artista emergente es no perder el amor por lo que hace, siempre mantenerte con la misma pasión y cariño porque eso hará que no te desanimes.

Música nueva

El año pasado, la cantautora ecuatoriana presentó seis sencillos (además de dos canciones navideñas): Linda despedida, El tesoro, Siente, Mi puerto, Cuando me miras, Locura, Mejor plan y Tilín tilín.

“Lancé tanta música porque yo quería compartir con el público todo lo que hicimos en pandemia. De ahí a principio de este año lanzamos un tema junto con Sara Ontaneda (Tu recuerdo) que es un sencillo en colaboración, producido por Sebastián Ontaneda, el hermano de Sara, y ahora recién a finales de abril vamos a salir con un nuevo sencillo que se llama Dejarte querer”, cuenta.

En este 2022 ya han liberado en plataformas digitales el sencillo Locura, mientras que el estreno anterior, titulado Cuando me miras, le valió una quinta nominación en los premios Heat. “Ellos musicalizan la nominación con el bolero (Cuando me miras), pero yo siento que el reflejo de un trabajo constante ha hecho que exista esta nominación. Nos sentimos muy contentos porque después de tanto trabajo se empieza a cristalizar todo ese esfuerzo en estas nominaciones”, dice.

En el 2015, la compatriota estuvo nominada como mejor artista revelación, en el 2016 y 2017 compitió en la categoría de mejor artista femenina, en el 2019 entró a concurso en la categoría Mejor artista región andina y para esta edición 2022, su nombre vuelve a ser considerado entre los aspirantes al galardón.

“Para mí siempre es un reto llevar mi música a otra trascendencia, a otro plano y aunque parezca a veces que no estoy haciendo nada, siempre estoy trabajando. Prefiero trabajar desde la humildad, trabajando poco a poco, poniendo mis pasitos en la escena musical de otros países”, Mirella Cesa.

Después de estos 15 años, ¿qué otras metas quiere lograr?

Sinceramente, seguirme encontrando porque eso es algo que nunca paras de aprender, sigues estudiando, sigues preparándote. En mi caso, yo siento que no voy a parar de estudiar para que ese concepto pueda seguir desarrollándose y poder seguir haciendo esto, que la gente conecte con lo que hago, poderle dar más visibilidad en otros países, girar con la banda. Si bien es cierto he tenido conciertos fuera de Ecuador pero siempre me voy con dos músicos, máximo, me gustaría ir con la banda completa. Yo he logrado reunir una banda que es como mi familia. Sí, se cumplen mis sueños, pero que también se cumplan los de ellos.

¿Se ha planteado la posibilidad de retirarse de la música y dedicarse a otra actividad?

Nunca. Como te decía, tú nunca te puedes retirar de esto, porque siempre va a estar en ti. Puede ser que la gente te sienta menos presente, en diferentes momentos, pero porque es parte del proceso de la autoexploración. Si te pones a ver, los artistas siempre anuncian que se retiran pero después de un tiempo regresan, porque es parte de tu vida, es como dejar de comer. Lo mismo te pasa, es un arte tan fuerte que amaneces pensando en música, estás todo tiempo pendiente de eso, escuchas música hasta donde no hay música.

¿Mirella sin música qué sería?

No lo sé, porque no lo imagino. La música es parte de un todo y cada vez es algo más natural, miro atrás y digo: Siempre estuvo la música presente. (E)