Alrededor de 8 minutos habían transcurridos desde las 20:00, la sala principal del Teatro Sánchez Aguilar ya acogía a niños con sus padres, tíos o abuelos que aguardaban con mucha ilusión a que empiece la función. Mientras que en los exteriores, un grupo pequeño suplicaba que los dejen ingresar, pese a no haber presentado el carné de vacunación, documento que pedían antes de los boletos y después del buenas noches. Unos 10 minutos después las luces de la sala bajaron y los telones se abrieron para dar por iniciada la penúltima función de BlancaNieves, una versión moderna del clásico cuento, producida por Daemon y dirigida por Jaime Tamariz.

El elenco de BlancaNieves se prepara para su debut en el Teatro Sánchez

Una escalofriante y sombría escenografía situaba a los espectadores en el castillo de la Reina Malva, quien segundos después se tomaba el escenario, bajo la dominante interpretación de Ana Passeri. Su arribo lo acompañó con una intervención musical que se complementaba con un ceñido vestido negro de cola larga. En el fondo su trono, desde el cual hacía sus fechorías o platicaba con su espejo para confirmar -una vez más- que ella era la más hermosa del palacio. El espejo, un personaje definitorio en la historia, bajaba desde la parte alta cada que la reina lo llamaba, y con una tecnología de mapping proyectado sobre su superficie, contestaba a su majestad.

Ana Passeri en el papel de la Reina Malva. Foto: Ronald Cedeño. Foto: El Universo
El clásico Espejo toma un importante protagonismo con una sorpresa al final. Ronald Cedeño. Foto: El Universo

La siguiente escena trasladó a los asistentes al colorido y dulce castillo de BlancaNieves, personificada por una carismática y espontánea Joyce Macías, quien junto a las actrices y cantantes Gabriela Andrade y María del Mar Rendón arrancaron algunas risas de los asistentes. Al igual que Claudia Camposano en su papel de Nana, quien irradió una mezcla de ternura, ocurrencia y figura materna a la vez. El toque romántico, galán y caballeroso lo puso Diego Chiang, en su papel del príncipe Floria. Todos ellos le dieron voz a las canciones compuestas por Juanjo Ripalda y Víctor Andrade, quienes también estuvieron a cargo del sonido, que muy precisamente ayudó a la ambientación de cada situación que se entretejía en la obra.

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Joyce Macías dio vida a Blancanieves, Claudia Camposano a la Nana y Diego Chiang al príncipe. Foto: El Universo

La escenografía de una diminuta, pero cálida casa dio la bienvenida a la actuación estelar de los intérpretes de baja estatura que acogen a BlancaNieves en su hogar, luego de algunas opiniones divididas entre ellos. Andrea Verdezoto, Yuli Briones, Misael Espinoza, Vicente Romero, Magner Ordóñez, Jésica Ibáñez y George Zula se desplazaron por el escenario con completa naturalidad y con una característica distintiva en cada uno de sus personajes, cuyos nombres no respondían a los ya conocidos en el cuento clásico, sino a nombres propios con apodos que iban de acuerdo con su personalidad; como Doble Filo, Pito, Doctora, Distancia, Anticipo, entre otros.

Estos son los siete actores de talla baja que acompañan a Blancanieves en el escenario del Teatro Sánchez Aguilar

Su presencia en la obra fue más que especial, fue necesaria, pues tuvieron el trabajo de llevar un mensaje que iba en contra de la discriminación y que abogaba por la igualdad, el respeto, y la inclusión. “Aquí el corazón es lo que importa, todo lo demás nos vale torta”, coreaban en su canción que al final de la obra fue replicada por algunos de los asistentes que se despedían del teatro.

Los personajes de baja estatura transmitieron un mensaje de igualdad y libertad en la obra. Foto: José Beltrán Foto: El Universo

Pero la maldad quiso tomar poder luego con la bruja de avanzada edad encarnada por Marina Salvarezza, su risa, su potente y maléfica voz lograron mantener en suspenso a más de uno. Mientras que El Cazador, interpretado por Daniel Cueva, estuvo cargado de un humor a brevedad.

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Marina Salvarezza en el papel de la bruja malvada. Ronald Cedeño. Foto: El Universo

Esta versión teatral está cargada de sorpresas buenas, justas y oportunas. Tanto desde la misma BlancaNieves, que decide pasar de una delicada princesa a una guerrera que lucha por la libertad y una sociedad más justa; hasta del espejo que al final recibe una identidad grata y divertida. La interacción entre personajes y público estuvo presente en la casi hora y veinte minutos que duró la obra, creando una sinergia natural entre todos.

El trabajo de luces, producción, vestuario y utilería tuvo su propio protagonismo, dándole vida a cada detalle que conformó esta versión que llenó de magia la sala principal del TSA.

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Blancanieves se presenta hasta hoy en el Teatro Sánchez Aguilar. Foto: José Beltrán. Foto: El Universo

Al final el público y el elenco, con mascarilla transparente, compartieron minutos para las fotografías, felicitaciones, y abrazos desde el lobby del teatro. La última función es esta noche a las 20:00. (I)

Al final el público pudo tomarse fotos con el elenco de Blancanieves.