No es la primera vez que Dragon Ball levanta críticas sobre cómo se manejan los roles de género. Este año, en marzo, la televisión pública española cesó la transmisión de Dragon Ball justamente por las conductas de poca igualdad de género.

Ahora el turno de consciencia sobre el mensaje que este tipo de programas de dibujos animados envían a los pequeños le llegó a Argentina. En este caso, Dragon Ball Super, una secuela de Dragon Ball Z que se originó en el 2015 y terminó en el 2018, ha sido vetada en el territorio.

Todo empezó cuando Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la provincia de Buenos Aires presentó una denuncia ante la autoridad correspondiente, ya que, hay un capítulo en el que se “naturaliza el abuso”, de acuerdo a la denuncia.

Se trata de un episodio en el que el Maestro Roshi, un personaje que acompaña en las secuelas desde el inicio, trata de abusar sexualmente de una joven (que es e personaje Puar a quien Roshi le pidió que se convierta en una hermosa jovencita para medir su propio control mental). En la escena se puede ver cómo la chica huye, corre, grita, pero Roshi insiste y alega que sus impulsos son más fuertes y no los puede controlar. Al mismo tiempo hay otros dos personajes que escuchan y observan todo lo que ocurre, pero desde fuera de la casa donde sucede. Una escena realmente incómoda, disgustante y decepcionante, que genera impotencia al ver el acto de acoso y también la actitud pasiva de los otros dos personajes que aunque tenían caras de pena, pero no hacen nada.

En el diálogo, antes de que se inicie el acoso, Roshi confiesa que su mayor debilidad son sus pensamientos pervertido que deseaba superar. Es decir, en la serie usan a la mujer como un conejillo de indias para experimentar y si el Maestro Roshi no se podía controlar iba a salir abusada sexualmente. (E)