“Hoy es un día con el que soñé, aunque al inicio de todo parecía tan lejano este regreso, pero es una realidad estar en el estudio con mis compañeros”, decía el presentador y reportero Miguel Cedeño mientras se preparaba para salir al set donde se estaban celebrando los siete años al aire del programa de farándula De boca en boca (TC Televisión), cuyo primer episodio se transmitió el 1 de junio de 2015.

Conocido como la Cerecita del Pastel, Cedeño, de 35 años, se paseaba un poco nervioso, ajustando el traje que le había diseñado Roberto Rivadeneira. Estaba encantado de que este hubiese incluido en el saco una manga especial para el cabestrillo del brazo derecho. “Todavía lo tengo lastimado por la biopsia”. El mes pasado terminó la quimioterapia para el linfoma de Hodgkin, y ahora está en el proceso de radioterapia.

“Sí los he frecuentado”, aseguró de sus compañeros presentadores Emilio Pinargote, Silvana Torres, Lissette Cedeño y Cynthia Naveda, “pero estar en este lugar que ha sido mi casa por siete años es superemocionante. Tengo las manos heladas; estoy muy emocionado de que Dios me haya dado esta segunda oportunidad“.

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Cedeño se incorporó al show durante la segunda mitad del episodio especial, entre aplausos y bienvenidas. Hubo un brindis en su honor, videos del recuerdo y también de felicitación. Cuando el programa iba terminando, no se fue, pues para él había una sorpresa: una réplica de su actuación en la competencia de baile Soy el mejor, con la coreografía de El taxi, liderada por su hermana María Belén Cedeño.

“Desde el momento en que me diagnosticaron cáncer, estaba pensando en cómo regresar. Yo le decía a mi jefe: ‘Sí, tengo esto, pero cuando regrese quiero todo espectacular’. Nunca perdí la fe en que me iba a recuperar”.

Aún no está curado, pues debe continuar desde este martes con el proceso de radioterapia, pero siente que lo peor ya pasó. Son 21 sesiones en las que se busca eliminar completamente cualquier residuo tumoral. Ahora, dice, está asimilando su retorno a la vida laboral. “Estoy mirando a mi alrededor y diciendo: ‘Guau, ya estoy acá’, y lo veía tan lejano. ¡No me he preparado!, ¡no sé qué vaya a pasar!, ¡no sé cómo voy a reaccionar al ver mi estudio!”, asegura, y añade que fue como regresar hace siete años a su primer día en De boca en boca.

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Promete que mantendrá su esencia farandulera, pero está consciente de que muchos aspectos de su vida han mejorado, entre ellos su actitud. “He aprendido a tener muchísima paciencia, a esperar, a valorar los pequeños detalles de mi familia y acercarme mucho más a Dios. Se podría decir que estoy en nuevo nivel”.

Miguel Cedeño con sus compañeros Lissette Cedeño, Silvana Torres, Emilio Pinargote y Cinthya Naveda. Foto: El Universo

Su vida antes de la enfermedad se define con la palabra demasiado. “Vivía a contracorriente en mi trabajo y en mi casa; la farra, los viajes... No estaba tan apegado a mi familia. Siempre he creído en Dios, pero no le daba el lugar que ahora le doy. Una amiga me dijo: ‘Para que tú pararas, había que encerrarte en una isla desierta’”.

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Esta etapa, dice, también ha sido como un filtro de amistades. “Se han quedado los buenos, y las personas a las que no les ha interesado acompañar, también se han ido; y lo respeto, porque acompañar a alguien que tiene esta condición es una decisión difícil, porque cambias tu estilo de vida, ya no frecuentas los mismos lugares ni tienes el mismo ánimo que antes”.

Miguel Cedeño comenta que siempre vio el cáncer como algo lejano. Cuando comentaba sobre algún caso por su trabajo, maldecía la enfermedad. “Como si nunca fuera a darme, como si fuera un superhéroe. He pasado momentos duros, pero conozco testimonios de gente con estragos peores que los que he tenido. Uno se queja por pequeñas cosas, cuando hay personas que realmente sufren”.

Foto: El Universo

Su nueva percepción del cáncer es que no es sinónimo de muerte cuando se detecta a tiempo. Ese es su nuevo lema. “Yo no lo detecté tan a tiempo; mi doctor me lo reveló. Yo era candidato para terapia intensiva. Esto solo tiene una respuesta: Dios. La adquisición de mi seguro médico oncológico hace justamente un año... Todo coincidente”.

Ha ganado confianza para aconsejar a las personas que le escriben a decirle que tienen terror de hacerse un examen. “Les digo que no hay que tener miedo, hay que dar ese paso. Y, si lo tienes, superarlo y luchar contra cualquier estado mental, porque esto es 100 % actitud y tener fe en Dios y en la ciencia”. Su relación con la enfermedad se ha vuelto de amor y odio. “Amo cuando veo que mi mamá está bien, mi hermana está bien, mis tías que ya son mayores están bien; y que fui yo, que soy joven y lo puedo superar, y no alguien que quiero”.

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Este nuevo inicio será diferente. No habrá tantos reportajes como antes, y Cedeño se concentrará en su papel de presentador, que antes intercalaba con la reportería. “Le dije a mi jefe que no me limite, pero él me quiere muchísimo y me respondió que hay que esperar un tiempo”. Su médico, Carlos Plaza, le ha recomendado que baje las revoluciones, pues por efecto de la quimioterapia tiene anemia, que le produce fatiga. “No me he limitado en lo que me hace feliz, y a mí me hace feliz trabajar”.

Otra cosa que lo alegra es interactuar con sus seguidores en las redes sociales. “He tratado de buscar un mal comentario y no lo he encontrado; por ahí una vez leí que me había rapado a propósito, pero me reí. La gente me ha tratado de maravilla”.

Un resultado de este proceso, que él insiste en llamar “maravilloso”, es el segmento Guerreros de la vida, que se aleja de la farándula para contar historias de pacientes de cáncer. “Voy a continuar, así me cure. Mucha gente piensa que cuando me cure voy a dejarlo, pero no. Yo quiero continuar y conocer más casos”. (E)