Está ubicada en las faldas del cerro Santa Ana, uno de los referentes turísticos de Guayaquil, y por eso hasta antes de la pandemia del COVID-19, frecuentemente visitantes locales y extranjeros se deleitaban fotografiando la imponente infraestructura de la iglesia Santo Domingo de Guzmán.

Es el templo en pie más antiguo de la urbe que el 9 de octubre cumplirá el bicentenario de su independencia.

Aunque la estructura del templo ha sido reconstruida en varias ocasiones debido a incendios e invasiones piratas, esta iglesia tiene una historia de 471 años, en la que ha sido testigo del crecimiento de la urbe, que se vio afectada por la pandemia del coronavirus y eso afectó la planificación de festejos por el aniversario de la gesta independentista.

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En el año 1548, junto al entonces Cerrito Verde (cerro Santa Ana), los frailes dominicos que llegaron a la ciudad como misioneros edificaron este espacio religioso.

Durante varios siglos, la iglesia fue la más importante de la ciudad, manifestó Fernando Mancero, miembro de la fundación Bienvenido Guayaquil.

Dijo que a pesar de no ser el primer templo católico en edificarse en Guayaquil, es el más antiguo en pie. La iglesia sufrió cinco afectaciones por lo que tuvo que ser edificada varias veces en el mismo terreno.

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“Lo original que queda de esta iglesia, de la primera, son las bases, todo el cuadrante que la rodea, es un muro ciclópeo que data de esa época”, expresó Mancero.

La última destrucción que vivió fue en el gran incendio de Guayaquil registrado en 1896. Allí solo quedaron, justamente, sus paredes laterales.

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Luego, se construyó un templo provisional con madera.

En 1938 se construyó la estructura que posee en la actualidad. La obra se basó en el proyecto del arquitecto italiano Paolo Russo.

Mancero indicó que la iglesia Santo Domingo de Guzmán también es conocida como San Vicente Ferrer, debido a la veneración a este santo, cuya figura se encuentra en el sitio.

Miguel Salinas es morador del cerro Santa Ana desde hace más de 50 años e indicó que es devoto de san Vicente.

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“Entregamos nuestros problemas a él, siempre vivimos agradecidos”, dijo Salinas.

Explicó que los lunes son los días en los que se congregan mayor cantidad de feligreses en la iglesia. Lo hacen para recoger agua bendita.

Los devotos llegan de diferentes sectores, cargan estampitas, fotos y otros artículos con los que rezan al santo.

La iglesia está compuesta por tres naves: una principal con una bóveda de cañón seguido y dos laterales de menor altura. También cuenta con dos capillas: una para la veneración al Santísimo con un retablo de mármol de estilo barroco; y otra que se realiza para la celebración de bautizos.

En el interior del templo católico está la capilla de la Señora del Rosario de Pompeya, que conserva su forma estructural adaptada de Italia, así también las baldosas con arabescos y dibujos con la cruz de Motta de cuatro brazos iguales en el diseño del piso.

Además de la imagen de san Vicente, las naves laterales del templo poseen altares con otras figuras como las del Divino Niño, la Dolorosa, las santas Marianita, la Divina Sierra, los santos Martín de Porres, Judas Tadeo, Tomás de Aquino y Jacinto. También cuenta con el muro de tapial que tiene unos 500 años de antigüedad.

“La tradición dice que san Martín de Porres vivió en ese convento, y de ahí viene la leyenda del naranjo encantado que él sembró en el cerro”, manifestó Mancero.

La iglesia tiene tres cúpulas: la principal en honor a la Virgen del Rosario y las laterales, a los santos Vicente y Jacinto.

Sobre la fachada está ubicado el monumento a santo Domingo de Guzmán, fundador de los dominicos.

En el año 2012, la iglesia entró en un proceso de remodelación interna por varios meses, que estuvo a cargo del Municipio guayaquileño.

Fray Antonio Cabrejas es el párroco de la iglesia. El religioso español tiene más de 40 años de servicio en el país. (I)

Refugio de habitantes durante las invasiones

El historiador Rodolfo Pérez Pimentel en su libro Ecuador profundo refiere que la iglesia Santo Domingo de Guzmán es un recuerdo histórico de la época en que los piratas invadían Guayaquil y los vecinos se refugiaban allí para “hacerles frente”. El convento dominicano estaba al lado. (I)