Su dinamismo comercial y condición de ciudad portuaria han hecho de Guayaquil, desde la época colonial, un imán para quienes buscaban prosperidad. La emancipación de la corona española en 1820 fue un aliciente para su crecimiento económico, poblacional y urbanístico.

Para mediados del siglo XVIII, Guayaquil tenía 5000 habitantes. A inicios del siglo XIX, la cifra bordeaba los
12 000. 63,8 % de ellos eran pardos (mestizos por la unión de negros con europeos e indígenas), 19 % blancos y mestizos, 11,7 % esclavos y 5,5 % indios. En el año 1820, en que se gestó el proceso independentista, la ciudad tenía entre 15 000 y 18 000 pobladores.

Para el arquitecto Parsival Castro, el cambio del modelo sociopolítico feudal al republicano también generó el desplazamiento de los habitantes hacia otras zonas de la ciudad.

Publicidad

“Hubo un nuevo asentamiento urbano que comenzaba desde las calles de las Damas o calle de los Franciscanos, actual 9 de Octubre, hasta el estero de Carrión, actual calle Colón; con las ramificaciones al estero de San Carlos, actual avenida Olmedo”, explicó.

Para 1842, la población de Guayaquil era de casi 23 000 habitantes. Ese año la urbe fue golpeada por la fiebre amarilla y la población quedó reducida a 10 000. “Por la pandemia, mucha gente salió huyendo a otras poblaciones, aparte de los que murieron por la enfermedad”, refirió Castro.

A mediados del siglo XIX, Guayaquil experimentó el boom cacaotero. El aumento de espacios laborales y la demanda de mano de obra, además de oportunidades económicas generaron la llegada de migrantes locales y extranjeros. “Aquí se generaba mucho trabajo, Guayaquil estaba enclavada en una región de riquísima producción agrícola. La comercialización de cacao que salía por el puerto era uno de los principales motivos para que la población viniera”, manifestó.

Publicidad

A finales del siglo XIX, Guayaquil se convirtió en la ciudad con mayor cantidad de habitantes en el país, con más de 44 000. Según Castro, el desarrollo de la ciudad en esa época se dio por dos hechos particulares: la abolición del corcentaje en el mandato de Eloy Alfaro y la llegada del ferrocarril. “Ahí la gente puede trabajar libremente. El ferrocarril generó una fortísima migración, porque Guayaquil era el sitio donde la gente podía ir al exterior, trabajar en los barcos, comercializar”, explicó.

A pesar del incendio de 1896, los habitantes de la ciudad salieron adelante. Para la primera década del siglo XX, el Concejo Cantonal reestructuró la división de las parroquias en la ciudad. De tres que conformaban la urbe en el siglo XIX: San Alejo, Concepción y Sagrario, se sumaron dos más y recibieron nuevas denominaciones: Rocafuerte, Carbo, Bolívar, Ayacucho y Olmedo.

Publicidad

Según el libro Guayaquil: arquitectura, espacio y sociedad, 1900-1940, de Marie Sophie Bock, para la década del 20, en que se celebró el centenario de la independencia, la ciudad tenía casi 92 000 habitantes.

En esa década comienzan a aparecer barrios socialmente definidos. La burguesía salió del centro y se ubicó en el nuevo barrio del Centenario, en el sur. El barrio central pasó a ser lugar de residencia de las clases populares y medias y también de los nuevos migrantes. Además, nuevos barrios suburbanos se desarrollaron en el oeste, como invasiones, con la llegada de pobladores desde zonas cacaoteras. La llegada de migrantes europeos también generó mayor dinamismo en el sector comercial en los años 40. En esa época, en la urbe habitaban 212 025 personas.

En la década del 60 se inauguró el Puerto Marítimo, con lo que llegó población en busca de trabajo. En la ciudad vivían 510 000 personas. “Era más interesante venir a Guayaquil por condiciones de pago. A partir de este puerto se desarrolla el comercio internacional. Mientras el Ecuador crecía a un ritmo del 2,8%, Guayaquil lo hacía al 5 %”, sostuvo Castro.

Así también se desarrollaron ciudadelas en el sur como Las Acacias, Pradera o barrio del Obrero (Seguro). Para la década del 70, quienes tenían poder económico se marchan del barrio del Centenario y se establecen en Urdesa o Los Ceibos. Además, se genera una masiva migración desde las zonas rurales hacia la ciudad, que se asentaron en el sur, formando los Guasmos. Ya la población era de 820 000 personas.

Publicidad

Para la década del 90, el desplazamiento de guayaquileños se da hacia el sector de La Puntilla, en Samborondón. En Guayaquil vivían más de 1 500 000 personas. En el 2001, Guayaquil tenía 1 800 000 habitantes. Y nueve años después, pasaron los 2 350 915.

Una proyección de la Secretaría Técnica Planifica Ecuador en el 2018 (entonces Senplades) mostró que en Guayaquil habitan 2 613 975 personas.

Parsival Castro explicó que siguiendo esta tendencia, el crecimiento ya no es urbano sino regional, pues muchos guayaquileños han ido a vivir a cantones aledaños como Daule y Samborondón. Refirió que es el momento de pensar en un crecimiento vertical. (I)