Paredes de gypsum y puertas metálicas con ventanales de acrílico se instalaron por partes para acondicionar el nuevo local donde los médicos del cerrado dispensario médico Eliécer Fiallos seguirán brindando sus servicios en una nueva sede.
Ellos estuvieron atendiendo hasta finales de enero en el dispensario Fiallos, que cerró sus puertas por decisión del sacerdote Francisco Sojos, rector de la Catedral. Ese sitio se mantenía en convenio con la curia y el grupo de médicos.
Con base en la autogestión e incluso recurriendo a préstamos de entidades bancarias, el grupo de médicos impulsó la puesta en marcha del nuevo centro médico, ahora llamado El Sagrario, ubicado en Sucre y Boyacá, a una cuadra de la anterior sede.
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La inversión superó los $10.000 solo en adecuaciones y el primer mes de arriendo.
Las labores de arreglo se dieron de manera incesante desde el 3 de febrero, y se extendieron por al menos tres semanas para abrir este nuevo espacio.
En ese lugar cuentan con consultorios, laboratorio, baños y áreas de desechos, y tienen los mismos doce especialistas que atendían en el antiguo centro.
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La oferta es variada, con servicios en oftalmología, cardiología, obstetricia, medicina interna, laboratorio, psicología, ecografía, odontología, gastroenterología y medicina general.
No obstante, se pretende aumentar especialidades de acuerdo a las necesidades de sus pacientes, que en muchos casos han pasado desde abuelos hasta nietos. Así, se desea abrir nuevas opciones, como pediatría, traumatología y neurología. Adicionalmente, seguirán con la dotación de medicina y la realización de ciertos exámenes de laboratorio a sus pacientes.
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“Esto se ha hecho de índole familiar y por herencia. Aquí vienen porque la abuelita los trajo; entonces, ellos quieren traer a sus hijos. Cuando no hay una especialidad aquí, tienen que ir a otro lugar, pero prefieren que eso haya aquí. La atención es familiar”, dijo la doctora Lorena Párraga, una de las líderes del grupo de galenos.
En este sitio, que cuenta con una dimensión de 20 metros de fondo por 4 metros de ancho, se mantendrán los mismos costos de consulta ($ 8), a fin de dividir los ingresos para sostener el alquiler y el pago de galenos que colaboran en el espacio.
“Éramos la imagen de la iglesia en la parte social. Como católicos, no nos hemos cansado de servir a las personas más vulnerables; y, como hemos sido nosotros los profesionales que hemos estado en contacto con el paciente, conocemos la necesidad que tiene el paciente que frecuentaba el dispensario de seguir con un lugar así”, sostuvo la doctora al compartir el mensaje de sus colegas unidos.
En este nuevo centro, ella recalcó que se han tomado precauciones en la división de espacios e instalación de equipos, de acuerdo a los requerimientos del Ministerio de Salud.
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En los arreglos del nuevo dispensario, varios pacientes se acercaron a consultar sobre la continuidad de los servicios en esta nueva sede y también a observar los avances de los trabajos.
En días previos a la apertura, que se dio de manera completa en esta primera semana de marzo, personal médico entregó información sobre la nueva dependencia afuera de su anterior sede, que funcionó por 67 años a un costado de la Catedral Metropolitana.
Adicionalmente, en grupos de WhatsApp se mantenían comunicados con una comunidad de 600 pacientes, con lo que al inicio les dieron firmas de apoyo para evitar el cierre de la anterior sede de la curia. Aquello llegó a la parte judicial, pero finalmente siguió la idea del cese de operaciones.
Al observar los trabajos en el sitio, un paciente dejó pagando por adelantado varios exámenes que se planeaba realizar en la apertura. “Así son los que nos dan ánimos, porque sí vamos a tener éxito”, dijo Párraga al captar el arribo del paciente en video.
El dispensario nuevo mantendrá su habitual atención, en horario de 08:00 a 18:00, de lunes a viernes, y hasta las 13:00 los sábados. En promedio se espera dar atención a unos 30 pacientes por día, con base en los datos del anterior centro.
Lorena Gurumendi, quien es paciente desde hace 25 años, llegó por primera vez por una atención de su esposo con el doctor Washington Oralla, y a partir de allí ha llevado a sus tres hijos, hermanas y padres (+). Ahora se mostró contenta de la continuidad del servicio a precios económicos.
“Antes sentía una incertidumbre porque en La Aurora no tenemos un centro médico, y ni yo ni mi esposo tenemos un seguro médico; teníamos esa incertidumbre de dónde ir a buscar servicios médicos. Pero, gracias a la gestión de los doctores, tendremos nuestro nuevo dispensario”, dijo con alivio la usuaria.
Juanita Ávila, trabajadora del dispensario, resaltó el esfuerzo y sacrificio del staff por poder continuar la labor en favor de los usuarios, que en su mayoría son de escasos recursos. “No nos esperábamos que sea tan rápido”, dijo sobre la apertura pronta de otro dispensario en una zona cercana a la del antiguo dispensario. (I)