Conductores de taxis amarillos de diferentes sectores de Guayaquil reportan bajos ingresos económicos desde que empezó el confinamiento los fines de semana.

Ellos esperan tener más réditos hoy, en que se celebra el Día de la Madre. El Comité de Operaciones de Emergencia (COE) nacional autorizó que los taxis amarillos puedan trabajar durante el toque de queda, para movilizar a los trabajadores de servicios de atención prioritaria.

No obstante, el panorama no es el mejor para este gremio. Con las calles vacías y los establecimientos cerrados, recorren la urbe con la esperanza de trasladar clientes a sus puntos de destino.

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En las calles García Goyena y Lorenzo de Garaicoa, frente a la Fundación Nahim Isaías, centro de Guayaquil, estaba estacionado José Varela la mañana de ayer.

Comentó que la demanda de clientes ha sido regular debido a que no hay usuarios en las calles. Él se estaciona en los exteriores de dicha fundación esperando que alguien solicite sus servicios.

Varela indicó que ha compartido su número a los clientes para que lo llamen si requieren de movilización.

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El taxista Diego Macías expresó que desde el inicio del encierro los fines de semana ha tenido de dos a cuatro carreras, entre sábado y domingo. Explicó que de lunes a viernes el rédito sube considerablemente, pero los otros días trabajan a pérdida.

Pero los taxistas utilizan otras opciones para obtener ganancias. Cuando llegan los días de confinamiento, ellos se involucran en aplicaciones móviles de servicio de taxis.

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Édgar Macías trabaja mediante una aplicación que recibe llamadas de clientes. “Más que sea es una ventaja para ayudarse”, manifestó el conductor.

Algunos taxistas realizan jornadas que van desde las 07:00 hasta las 19:00, buscando en toda la ciudad personas que soliciten sus servicios.

Taxis recorren la ciudad con la expectativa de recoger personas. Foto: Carlos Barros

Los puntos más recurrentes de los taxis son los hospitales, para conseguir pacientes o familiares que necesiten movilizarse hacia diversos puntos.

Los conductores coincidieron en que una de las amenazas más frecuentes que viven son los robos, debido al encierro, lo que es aprovechado por delincuentes.

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Este fue el caso de Emilio Vera, que se dedica a esta labor desde hace diez años.

Hace pocos días salió hacia el Guasmo sur para observar si había personas que requieran trasladarse a otro destino. Después de diez minutos de recorrido, un joven se embarcó diciéndole que iba a la Guangala, también en el sur.

Durante el trayecto, el sujeto sacó una pistola de su bolsillo y lo amenazó que lo iba a matar si no le entregaba el dinero y los documentos. El taxista entregó los objetos y el delincuente huyó.

Para hoy sus expectativas están en obtener réditos, ya sea trasladando pasajeros o entregando comida o productos a domicilio. (I)