Con el poder de contagio que tiene la ómicron, la población infantil es una de las afectadas en esta ola que se presenta en las primeras semanas de enero. Dentro de este grupo etario, niños y adolescentes que registran alguna discapacidad no se han escapado al contagio.

Solo en tres centros de educación especial, en Guayaquil, se han detectado decenas de casos con COVID-19. Un total de 141 niños con capacidades especiales, que estudian en los centros Cuatro de Enero, Audición y Lenguaje, y Valientes regentados por el Municipio de Guayaquil, han dado positivo.

La directora municipal de Inclusión Social, Ximena Gilbert, señaló que el grupo, y toda la comunidad educativa de los tres establecimientos, es monitoreado para ejecutar una rápida respuesta ante un cuadro complicado, que por el momento no se ha presentado.

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“Estamos pendientes de que no se compliquen los cuadros, de estar en comunicación con las familias en caso de que requieran hospitalización. Gracias a Dios, han sido síntomas leves”, subrayó la funcionaria, y expuso que la Dirección en convenio con otras entidades gestiona la entrega de insumos, como kits de alimentos y de aseo.

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En los tres centros municipales se educan alrededor de 2.000 niños, de los cuales el 40 % (805) reportaron sintomatología, según la dirección municipal.

En el centro Valientes, el 50,92 % está con sintomatología, de ellos el 30 % está confirmado, los otros tienen síntomas, pero aún no se han confirmados. Estamos hablando de un porcentaje alto de niños que están siendo contagiados

Ximena Gilbert, directora municipal de Inclusión Social.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que casi el 12 % de la población de América Latina y el Caribe vive con al menos una discapacidad, lo que representa alrededor de 66 millones de personas.

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Los niños con discapacidades presentan los mismos síntomas que los menores sin esta condición, como diarrea, dolor abdominal y, en otros casos, fiebre, gripe, tos, dolor de garganta, malestar, según pediatras consultados por este Diario. No obstante, el estado de salud podría agravarse, más que por la vulnerabilidad de la discapacidad, por la respuesta del sistema inmunitario que controla los sistemas de defensa de su cuerpo.

El sistema inmunológico de un niño con VIH controlado o estable, por ejemplo, puede reaccionar al virus de igual forma que cualquier niño, señaló Ricardo Miranda, director médico del hospital del IESS Teodoro Maldonado Carbo. Pero, añadió, si los menores están descompensados o sin ‘fuerza inmunológica’ podrían desarrollar neumonía, un shock séptico y hasta morir.

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Esta nueva ola de contagio afecta a los niños, de allí que las autoridades instan a vacunarlos. Archivo

Para el pediatra Luis Salas, secretario general del Colegio de Médicos del Guayas, los menores con discapacidades son vulnerables: “Sus sistemas inmunológicos están deprimidos. Muchos de ellos presentan alteraciones cardiovasculares y respiratorias, como los niños con síndrome de Down”.

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Otro factor determinante es el tipo de discapacidad. “No es lo mismo un paciente que tenga parálisis cerebral infantil, que tiene dificultad para deglutir y desgarrar, que un paciente que tenga discapacidad (física) de una extremidad”, indicó Miranda, del hospital del IESS, en donde tienen un área de observación pediátrica con ocho camas, que son de rotación rápida.

Ahí se los estabiliza y se derivan a la unidad pediátrica del hospital de Los Ceibos. En el HTMC, no tienen cifras de los casos con COVID-19 en menores con discapacidades, que deben acudir a un hospital si tienen fiebre sostenida que no baja la temperatura con los analgésicos o si presentan signos de alerta, como dificultad respiratoria o para alimentarse, bajo peso, convulsiones o hemorragias nasal, sublingual, urinaria o vaginal.

El tratamiento va a depender de la condición de salud, si es leve o moderado se recetan analgésicos, hidratarse, vitamina C y medicinas -como la acetilcisteína- para despejar las vías respiratorias. Si el cuadro se complica, antibióticos y otros fármacos recetados por el especialista.

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Con el brote de contagios de COVID-19 a nivel nacional, principalmente por la circulación de la variante ómicron, familias enteras reportan la enfermedad en Guayaquil. De ahí que las autoridades determinaron que las clases se mantengan en modalidad virtual, lo que trunca por el momento el plan de retorno progresivo a las aulas. (I)

En hospital Roberto Gilbert se atienden 47 niños con COVID-19

Son 47 niños con COVID-19 que permanecen en camas de hospitalización en el hospital Roberto Gilbert, en La Atarazana, norte de Guayaquil.

El aumento de contagios en niños se reporta desde días atrás en Guayaquil, la cual permanece con alerta roja por el elevado reporte de pacientes con COVID-19. Por eso, la alcaldesa Cynthia Viteri anunció que no habrá clases presenciales en los planteles educativos de la ciudad durante 30 días.

COE de Guayaquil ratifica que las clases presenciales seguirán suspendidas en el cantón durante 30 días; habrá sanciones para establecimientos que no acaten disposición

Médicos y autoridades sugirieron que los padres aprovechen este tiempo para acudir a los puntos de vacunación del Ministerio de Salud o del Municipio para inmunizar a sus hijos, para que la enfermedad no sea grave, no se complique y no sea necesario ingresarlos a un hospital.

El doctor Carlos Farhat, director de la Mesa Técnica de Salud del Comité de Operaciones de Emergencia (COE) Cantonal, se reunió con el director del Hospital Técnico Roberto Gilbert, Alfredo Robalino, y médicos especialistas en infectología pediátrica por el aumento de niños contagiados con COVID-19 en la sala de hospitalización.

Según las cifras del hospital Roberto Gilbert, hay 47 pacientes pediátricos con esta enfermedad que están hospitalizados, de los cuales cuatro permanecen en la UCI-COVID-19. Y de este último grupo, 3 son mayores a 5 años que no han sido vacunados. (I)