Hay preocupación entre investigadores históricos guayaquileños por el anuncio que realizó el cabildo días atrás, indicando que se analiza la demolición del antiguo anfiteatro Julián Coronel, ubicado en el centro de la ciudad.

Este espacio es una de las edificaciones más antiguas que sigue en pie en la urbe porteña. Según Fernando Mancero, de la fundación Bienvenido Guayaquil, su construcción data de 1919. Julián Coronel, ilustre médico de la época y quien se desempeñó como rector de la Universidad de Guayaquil, aportó con una donación económica para este fin.

En homenaje a Coronel, el anfiteatro anatómico y la calle sobre la que está situado llevan su nombre.

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Durante décadas, por las aulas de este espacio pasaron miles de estudiantes de medicina de la Universidad de Guayaquil. Los alumnos no solo eran de Ecuador, sino de otros países de la región.

Mancero sostuvo que el sitio funcionó hasta hace unos diez años. Luego pasó a un estado de abandono, lo que fue aprovechado por delincuentes y consumidores de droga, que ingresaban al sitio. Incluso, robaban objetos del inmueble, provocando destrozos.

Explicó que fue una de las primeras edificaciones de hormigón en la ciudad.

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Como es una construcción tan noble, hecha en una época en la que se sobrecalculaban los edificios, se encuentra íntegra en su estructura básica. Lo que ha sido dañado son los adicionales, las puertas, pero su estructura no tiene ninguna falla. Pese a la agresión que ha sufrido, permanece incólume. Tenemos alrededor de ocho aulas, de las cuales la mayoría son anfiteatros o hemiciclos en los cuales se dictaban las clases, eso hace que sea un lugar único”, expuso Mancero.

El anfiteatro Julián Coronel fue una de las primeras edificaciones de hormigón en Guayaquil, según investigadores históricos. Foto: José Beltrán

Apenas al llegar al sitio, se evidencian daños en el cerramiento del portal. Varias rejas han sido cortadas, y en la pared del frontis hay grafitis. No obstante, aún se conserva un medallón de alto relieve con el rostro de Julián Coronel, principal benefactor de esta edificación.

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Otras rejas de ventanales, que datan de hace casi 100 años, han sido sustraídas. Apenas quedan dos.

“El mal ha pasado por este edificio, pero no se lo ha llevado todo. Todavía subsisten las ventanas con hierro forjado, subsisten los bancos cuyas bases están formadas por grifos, por criaturas mitológicas”, sostuvo Mancero.

Parsival Castro, arquitecto e historiador, recorrió el sitio la última semana. Explicó que las paredes fabricadas con ladrillos tienen vigencia, a pesar de haber sido destrozadas, pues se evidencian grandes huecos. También observó que se mantienen las vigas y los pilares de hormigón, que fueron típicos de esa época.

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“Podemos ver las paredes que son de ladrillo consolidado horizontal, y a pesar de que han sido rotas para abrir orificios, la pared no se ha rajado totalmente”, reiteró.

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Junto a los grandes huecos, se observan tramos quemados de las paredes.

Castro agregó que la construcción de este espacio representó en esa época (1919), un avance para los estudios no solo médicos sino de ingeniería, por las técnicas modernas con las que se edificó el anfiteatro.

Por aquí han pasado generaciones de médicos, de estudiantes nacionales y extranjeros, e ilustrísimos profesores que formaron a los médicos y odontólogos”, sostuvo Castro.

El Municipio de Guayaquil analiza demoler el antiguo anfiteatro Julián Coronel. Foto: José Beltrán

Ambos investigadores alentaron a empresas privadas y universidades para que colaboren con el rescate de este espacio.

“El proyecto que debe ser estudiado podría contemplar hacer un museo de la historia de la medicina en el Ecuador, cuáles fueron los orígenes de los artefactos que se usaron, y sería realmente maravilloso para que las generaciones sepan los esfuerzos de los guayaquileños por desarrollar la ciencia de la salud”, expresó Castro.

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Hace dos años, el Municipio de Guayaquil intervino el sitio y elaboró un expediente administrativo para que la Universidad de Guayaquil, que posee el comodato del predio, lo rehabilite.

La solución definitiva que vamos a recomendar es la demolición como se hizo con el anfiteatro de la CTE (Comisión de Tránsito del Ecuador), a la salida del cerro Santa Ana, que dejo de convertirse en un problema. Hay que tomar acciones definitivas. Vamos a pedir un informe técnico y posteriormente vamos a recomendar la demolición”, sostuvo días atrás Xavier Narváez, director municipal de Justicia y Vigilancia. (I)