Comerciantes y residentes de la calle José de Antepara, entre Portete y Venezuela, en el centro de Guayaquil, lamentan que el puente a desnivel del sector se haya convertido en punto fijo de inseguridad debido a la oscuridad del sitio por luminarias dañadas.

La ciudadela Guayaquil, una ‘hermana olvidada de la Kennedy’ donde los callejones oscuros propician robos

Juan, uno de los vendedores de ese sitio, explicó que al menos por cuatro meses han estado con fallas las luminarias, por lo que desde las 18:30 ya se pone peligroso el sector debido a la oscuridad.

Acotó que por eso los dueños de negocios cierran temprano los locales, para evitar inconvenientes con la delincuencia.

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Incluso los vecinos ya tienen registrados en cámaras de vigilancia a los sujetos que operan en ese sitio. “Son motorizados que vienen desde la calle Venezuela, suben el parterre, roban a las personas y se van bien tranquilos por la Portete. Ellos tienen todas las facilidades aquí”, manifestó.

Moradores de la calle Antepara, debajo del puente, cuentan que se quedan chamberos a dormir en la zona y que eso genera mucha inseguridad. Foto: El Universo

Julio César Hidalgo, residente de la calle Portete, explicó que la condición del puente también provoca que allí duerman “hacheros”, consumidores que también generan temor e inseguridad entre los habitantes de ese sector.

“Ya hemos visto los robos a los vecinos, a los clientes que llegan aquí a comprar repuestos. Es fácil bajarse de una moto, te encañonan y, a la voz de “Dame todo”, uno no se puede resistir. Por eso he pedido mayor vigilancia; queremos que nos ayuden”, comentó el vecino.

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‘Estamos sufriendo con la delincuencia. Hemos hecho la solicitud para cerrar la peatonal’, cuentan vecinos de la Pradera 2

Acotó que ellos ya han tenido reuniones y grupos de chats con la Policía Nacional para implementar mecanismos como el botón de pánico y la llamada de emergencia para algún auxilio, pero no hay reacción inmediata; ha quedado en nada, asegura el morador.

Otro de los vecinos, quien prefirió no identificarse, comentó que también hubo amenazas de extorsiones tipo vacuna, pero que no prestaron atención.

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“Venían como clientes, preguntaban cosas, veían el movimiento, cómo estaba distribuido, y luego nos decían que venían de una organización. Pedían $ 500 mensuales para que no nos pase nada. Nosotros vivimos con lo justo. Ahí hicimos caso omiso, pero no tenemos cómo pagar ese dinero”, explicó el comerciante.

Añadió que esperan que se concrete un nuevo plan de seguridad con los uniformados de ese sector, ya que hay escaso patrullaje de momento, y eso está favoreciendo que más personas salgan perjudicadas por los antisociales en esa parte del centro de Guayaquil. (I)