La reapertura del Parque Samanes desde el pasado 21 de mayo, cuando terminó el confinamiento en Guayaquil por el COVID-19, provocó que muchos acudan a visitar el lugar, pero también produjo quejas de los usuarios que han notado falta de mantenimiento y de servicios en varias áreas, aunque en los últimos días ya se observa personal haciendo limpieza, poda y corte de maleza.

La Secretaría Técnica de Gestión Inmobiliaria del Sector Público (Inmobiliar), que tiene a su cargo la administración del gran parque, de 851 hectáreas, ubicado en el norte de la ciudad, ha ofrecido a este medio que luego de un proceso interno de transición, debido al cambio de Gobierno, concederá una entrevista para abordar los señalamientos.

Mientras tanto, las quejas continúan: Jorge Ávila estuvo el domingo pasado en el sitio y durante tres horas de permanencia no observó ningún guardia de seguridad; por eso pide implementar rondas aleatorias. Por su parte, Milton León se queja de que hay mucha maleza, lo que da paso a la proliferación de mosquitos y por ende hay riesgo de contraer enfermedades como el dengue o paludismo.

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En un recorrido que este medio realizó el miércoles, durante dos horas, pudo constatar la ronda de un guardia en bicicleta, desde el estadio Christian Benítez hasta el coliseo Abel Jiménez Parra. Tres celadores más se observaron en otros puntos fijos de aquel sector del parque.

En medio de ese trayecto, el entrenador Ermen Benítez daba una charla a los integrantes de su escuela de fútbol al pie de una cancha sintética, aledaña al estadio que lleva el nombre de su hijo, el recordado ‘Chucho’. Los pequeños futbolistas estaban sentados en unos graderíos de concreto, pero en medio de estos se observaba maleza.

Ermen Benítez da una charla a alumnos de su escuela de fútbol en una cancha del Parque Samanes. En el lugar hay maleza en medio de los graderíos de cemento. Foto: Marco Carrasco

Unos metros más abajo, de un lado de la escalinata que da acceso a esa cancha, también había monte, pero del otro lado no. El olor a hierba recién cortada daba cuenta del trabajo de limpieza que se veía también el último miércoles junto al coliseo polideportivo, no así en los alrededores del estadio donde Guayaquil City hace de local en el campeonato nacional de fútbol.

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Escalinatas rodeadas de maleza se observan en Parque Samanes. Foto: Marco Carrasco

En los exteriores del principal estadio del Parque Samanes se notan caídos algunos pedazos de cerámicas y monte alrededor de las boleterías que ya llevan más de un año cerradas al público, debido a la pandemia del COVID-19.

La fachada del estadio Christian Benítez luce descuidada en Parque Samanes. Foto: José Beltrán


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Fachada del estadio Christian Benítez luce descuidada en Parque Samanes. Foto: José Beltrán

El parque recientemente renovó la pista para trotar, pero la maleza a su alrededor atrae mosquitos y ahuyenta a los corredores. También hay obstáculos, como unos hierros que eran parte de un conjunto de pilares, ahora destruidos, que Liliana Muñoz expuso en Twitter y que sirven para evitar el paso motorizado y prevenir al peatón de un cruce de vía interna.


Piden más servicios y ampliar horarios

Otras quejas ciudadanas sobre el parque en Samanes tiene que ver con la falta de servicios. “El otro día caminé 20 minutos para encontrar una carpa y comprar agua para mi perra; todos los baños estaban cerrados”, afirma Verónica Ocampo.

“Deben implementar bebederos para las mascotas o abrir los baños y así poder coger agua para los perros… los baños están cerrados y no hay locales para comprar agua”, se queja, en respuesta a la petición de la administración, en redes sociales, de que los visitantes deben recoger los desechos generados por sus mascotas.

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Nelli Perdomo, que concuerda con Ocampo, replica: ¿Y quién recoge los desechos de humanos que usan el parque como baño?

Familias pasean en el Parque Samanes, que tiene algunas áreas limpias y otras con maleza. Foto: José Beltrán

También hay quejas por el límite de tiempo para transitar, por ejemplo, en los senderos. Desde que terminó el estado de excepción y se abrieron, entre otras cosas, lugares de esparcimiento y recreación al aire libre, el Parque Samanes solo permite recorridos de 06:00 a 10:00. En bicicleta, a buen ritmo, se puede recorrer una gran extensión en el periodo establecido por la administración, pero a pie o trotando, no es lo mismo, ni todos los que quieren pueden acudir a esas horas de la mañana.

“Ojalá en los senderos se pueda andar una hora más”, dice Patricio Cáceres, quien muestra en una aplicación móvil su recorrido de 27,2 kilómetros en una hora y cinco minutos.

La ciclovía en el Parque Samanes es una alternativa a los senderos, que solo se pueden usar por la mañana. Foto: José Beltrán

Mientras Melissa Falquez quiere conocer si tras la reapertura siguen alquilando bicicletas para andar por los senderos, Leonardo Arreaga refuta la restricción de solo cuatro horas de recorrido. “En lugar de extender el horario, harán que muchos quieran venir a la misma hora” y eso genera riesgo de aglomeraciones que en época de pandemia se deben evitar.

La administración del Parque Samanes ha dicho anteriormente que, precisamente para evitar contagios del COVID, hay lugares con restricciones como las canchas de deportes de contacto físico, juegos infantiles, entre otros, pero están a disposición del público las áreas verdes, camineras, la pista de trote o la ciclovía, como alternativas a los senderos.

Sin embargo, no todos los visitantes conocen las disposiciones, y allí el trato y la información al usuario, algo que es clave en cualquier servicio, es una tarea pendiente, según Augusto León, quien quiso aprovechar su regreso desde Italia para conocer el parque, pero tuvo una desagradable experiencia.

“Quise conocer los senderos, pero apenas caminamos ya había personal de seguridad atrás, echando a la gente. Deberían dar charlas a los guardias sobre el trato a los visitantes porque hay algunos que tienen una pésima forma de hacerlo. También deberían instalar algún sistema de alarma para alertar sobre el cierre del parque, no que te caigan motorizados, como si fueran sicarios, eso se ve feo en un lugar turístico”. (I)