‘Me parece bonita pero costosa’: uno de los motivos que dan usuarios de Durán que se resisten a usar Aerovía

La avenida Democracia y parte de la Pedro Menéndez Gilbert, en La Atarazana, donde es el actual paradero de los buses que llegan desde Durán, permanece llena de ciudadanos. Este panorama contrasta con el escaso arribo de usuarios a las paradas de la Aerovía, en el centro de Guayaquil.

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La baja demanda de pasajeros es un problema que está traspasando al escenario de una controversia a solo dos años de operación del sistema. Las empresas Poma y Sofratesa, que integran el Consorcio Aerosuspendido Guayaquil, solicitaron un arbitraje internacional contra el Municipio y la Agencia de Tránsito y Movilidad (ATM) aduciendo un supuesto incumplimiento de sus obligaciones como promover el uso del sistema y protegerlo de la competencia.

En las calles, residentes guayaquileños y duraneños aseguraron que prefieren transportarse en buses y en taxirrutas para movilizarse entre ambos cantones pese a los cambios de rutas de los buses que se dieron luego de la puesta en marcha de la Aerovía.

Pero por qué las personas se resisten a movilizarse en la Aerovía. En recorridos que realizó este Diario en el sector de La Atarazana y en las calles Primero de Mayo y Quisquís, la mayoría de los ciudadanos indicaron entre los principales factores el económico y la falta de conocimiento.

Juan Lindao explicó que él sale con lo justo para sus pasajes. “Salgo con un dólar para ida y retorno, ambos pasajes que implican uno solo en Aerovía, $ 0,70“, dijo.

“Yo vivo en Durán y me toca trabajar en el centro. Tomo el bus que me deja en La Atarazana, lo que hago es caminar hasta el centro, cansa pero qué más toca”, comentó el vendedor de electrodomésticos.

Al igual que él, Danna Montalvo, de 29 años, consideró que los $ 0,70 del pasaje de la Aerovía es costoso para quienes viven con lo justo del día a día. “Me gustaría usarla para venir a trabajar, pero no me alcanza, un solo pasaje es el doble de lo que uso para mi bus. Si bajara la tarifa, yo sí la utilizaría, me parece bonita pero costosa, más en este tiempo que hay que ver la forma de no gastar tanto”, comentó.

El otro factor es la falta de conocimiento. “Yo no sé ni dónde coger la Aerovía. No sé nada. Solo utilizo mi bus y ya. Sí creo que debería haber más difusión del servicio porque mucho la vemos muy lejana de usar. Yo no me he subido, pero es porque no me es familiar, no estoy adaptada al recorrido del bus, a las conexiones y me confunde, por eso sigo usando bus”, comentó Fabiana Espinoza, residente del centro de Durán.

“Es incómodo viajar en bus. Yo sí quiero cambiarme a la Aerovía, pero desconozco y uno que anda con el tiempo, peor, me subo en bus nomás”, insistió.

Otro factor que aleja a los pasajeros de la Aerovía es el temor a las alturas, vértigo. Por ejemplo, Emilia Flores, de 68 años, manifestó que viene desde la vía a Daule para ir a su trabajo en Durán, le toca tomar cuatro buses al día.

“Me vengo en la 116 hasta acá a La Atarazana, luego tomo el bus de la 18-2 y me voy a mi trabajo, yo reparto productos plásticos en negocios de Durán”, expresó la mujer, que no toma la Aerovía por miedo.

Otro de los inconvenientes para captar pasajeros es la conexión de la Aerovía con los barrios de Durán. Manuela Carrasco explicó que ella reside en El Recreo y desde allí no hay conexión directa para llegar hasta la ciudadela Abel Girlbert, donde está la estación de la Aerovía. Por eso prefiere seguir tomando los buses tradicionales.

“Se supone que esta Aerovía se hizo para unir, transportar a los guayaquileños y duraneños, pero hay ciudadelas, sectores que aún no nos podemos conectar con esta obra, a nosotros nos resulta fácil embarcarnos en un bus y que nos traiga a Guayaquil y no hacer ese recorrido hasta la estación, ver la forma de llegar hasta allá”, dijo.

La Aerovía pese a tener la capacidad para transportar a 2.600 personas por hora en cada sentido, el promedio diario de usuarios ha sido de 8.000 pasajeros. (I)