La utilización de un terreno de unos 2.000 metros cuadrados, que permanece cercado junto a un parque, ha motivado la inquietud entre los moradores de la etapa 11 de la ciudadela Alborada, en el norte de Guayaquil.

En las recientes semanas, unas cien familias se han vuelto a activar para unirse al reclamo de que no se ceda el predio a la fundación Oye pequeñas acciones. Ellos incluso han emitido oficios a la alcaldesa Cynthia Viteri y otros representantes de la alcaldía para mostrar su desacuerdo con el proyecto.

Entre los moradores han juntado firmas de más de un centenar de personas y han reiterado su pedido de que no se entregue en comodato el predio a una fundación interesada en crear un proyecto social.

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Luis Chica, presidente del comité barrial de varias manzanas del sector, recordó que hace varios años el terreno estuvo cedido al municipio de Vinces, Los Ríos, para la construcción de viviendas para estudiantes, sin embargo, aquello no se concretó. Luego el cabildo retomó la administración y desde el 2020 al menos dos fundaciones han mostrado su deseo de usarlo en comodato.

En 2020, los moradores mostraron su desacuerdo con la intención de cederlo en comodato a una fundación (Pan to Go) y aquello se revirtió. Sin embargo, ahora, luego de dos años, se presentó una situación similar con el interés de la fundación Oye pequeñas acciones.

“Lo que ellos ofrecen a nosotros no nos beneficia en nada, no lo necesitamos. Si la fundación se asienta allí, la inseguridad que nos ocasionaría porque vendrían personas de la periferia de la ciudad, de los barrios marginales a atenderse, a hacer lo que ellos están ofreciéndose”, dijo el dirigente.

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Mencionó que hace dos años pidieron al Municipio que el terreno se reintegre a la comunidad para la construcción de una sede social, máquinas geriátricas para los ciudadanos de la zona, camineras, ciclovía, además de un espacio de biblioteca y más áreas verdes con árboles.

Hace dos años, cuando se conoció del interés de la primera fundación, Pan to Go, los moradores presentaron a representantes municipales un proyecto de uso como espacio de esparcimiento de ese terreno. Hasta ahora desconocen sobre avances respecto a aquella idea.

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El 8 de julio pasado, con carteles y consignas, alrededor de cincuenta personas se juntaron para reiterar su desacuerdo con el uso del predio para una fundación. Aquello lo hicieron durante una convocatoria de socialización que tuvo la presencia de delegados municipales de la Empresa Pública de Desarrollo Acción Social y Educación (DASE), entre ellos Christian Cruz, y de la organización interesada en ocupar a manera de comodato el terreno.

Varios moradores adujeron que temen por el ingreso de personas de otros sectores que puedan generar algún escenario de inseguridad. “¡No a las fundaciones, queremos seguridad!”, fue el grito que repitieron varios de ellos, al exponer carteles en el inicio de la reunión.

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Moradores piden que se use predio como área recreativa y espacio comunal. Foto: El Universo

De un bosque en el que se hacían rituales satánicos a uno que se recupera tras un año de ser declarado como área protegida municipal Samanes I, en Guayaquil

Galo Ruiz, otro morador y también dirigente barrial de la zona, manifestó que esperan que el espacio sea ocupado por áreas de esparcimiento que beneficien a los moradores de la zona y consideró que la fundación debería estar en un sitio más cercano a la gente que beneficiarán.

Asimismo, Aníbal Burgos, otro morador fundador de la zona, consideró que en el sitio deberían sembrarse árboles para tener más espacios de recreación para sus moradores. “Guayaquil necesita áreas verdes, aquí quieren meter cemento, cemento y cemento. ¿Cómo es posible que vengan a meter a gente de otra parte?”, cuestionó el vecino.

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Jorge Muñoz, representante de la fundación Oye pequeñas acciones, explicó detalles de la labor social de la entidad.

Él indicó que la entidad busca implantar un proyecto de capacitaciones a niños, jóvenes y adolescentes que se viene realizando desde hace dos años en el sector de la Sergio Toral, en el noroeste.

En esa zona popular del noroeste trabajan con 260 personas de escasos recursos.

“No es que estamos queriendo interferir la paz de los vecinos, tampoco somos fundación con temas de drogadicción, sino más bien somos un grupo de cinco profesionales que trabajamos en temas preventivos con niños y adolescentes, no trabajamos con personas con adicciones sino en el tema de prevención”, indicó Muñoz, quien adelantó que incluso se podría tomar en consideración a menores de la zona para poder integrarlos al proyecto.

En la Alborada, en caso de recibir el aval municipal, él dijo que como fundación, con apoyo de empresas, tienen proyectada la construcción de cancha deportiva, una sede para capacitaciones de diversos temas, entre esos una barbería, y a futuro se prevé la instalación de máquinas geriátricas.

“Tenemos igual a personas que nos colaboran con transportación”, dijo sobre el traslado para los menores beneficiarios en caso de instalarse en la zona, y agregó que la ubicación sería más apropiada para los profesionales voluntarios que los apoyan con capacitaciones, puesto que en ocasiones suelen tener problemas en su movilidad a la coop. Sergio Toral.

Al final del encuentro, la noche del viernes 8, delegados municipales recogieron la opinión de los moradores a través de una encuesta. Por ahora, ambas partes esperan la decisión municipal. (I)