Las doctoras Mónica Gilbert, Luciana Boloña y Paola Morejón lideraron el primer trasplante cardíaco que se realizó en la clínica Guayaquil, en el centro. La intervención se efectuó con equipo formado por un 60 % de mujeres especializadas.

La beneficiaria de este trasplante cardíaco es de Quito y tiene 49 años. Su diagnóstico fue de cardiopatía dilatada, es decir, que su corazón estaba muy grande y no funcionaba bien, comentó la cardióloga Paola Morejón, quien inició el proceso con esta paciente en la parte clínica.

Las especialistas contaron que llegó un momento en que la paciente sentía que se cansaba incluso estando acostada, se ahogaba; por lo que viajó a Guayaquil para internarse en la clínica, con medicación directa a la vena y estuvo a la espera del donante.

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Morejón explicó que se hospitalizó a la paciente desde septiembre pasado, se le realizaron todos los exámenes y calificó para la donación de corazón. Se la puso en la lista. “Cuando se trasplanta a un paciente con medicación porque estaba internada tiene más riesgo que uno que estaba en su casa”, indicó la doctora.

Las especialistas comentaron que la paciente se mantenía esperanzada y que repetía que se le iba a trasplantar para Navidad, pero “se le adelantó su regalo de Navidad”, recuerda la doctora.

¿Qué órganos y tejidos se pueden donar para trasplantes?

La cirujana Mónica Gilbert, hija del también médico cirujano Roberto Gilbert, explicó que el proceso, que se realizó el sábado 13 de noviembre, fue de más de 24 horas e intervinieron más de 100 personas.

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Fue toda una cadena de especialistas: los del Instituto Nacional de Donación y Trasplante de Órganos, Tejidos y Células (Indot), el equipo del otro hospital donde estaba el donante, el equipo de la clínica Guayaquil, como los cirujanos, anestesiólogos, terapia física, especialistas, enfermeras, entre otros más.

Lo primero fue realizar la “ablación”, extracción del corazón del cuerpo del donante en un hospital del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) de Guayaquil. Luego, con todos los procedimientos requeridos, el corazón fue llevado hasta la clínica, en donde se inició la segunda cirugía, esta de implantación del corazón, que duró más de cinco horas, explicaron las especialistas.

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La paciente respondió favorablemente al trasplante: ya camina, se desenvuelve de forma tranquila, y su familia viajó desde Quito para acompañarla, pues por tema logístico tendrá que seguir más días en el hospital debido a los chequeos posteriores.

Las doctoras contaron que los primeros seis meses de medicación serán importantes para que el cuerpo no rechace el nuevo corazón y se adapte todo con normalidad.

A más del desafío que representó esta intervención, en la clínica hay satisfacción por la participación, en su mayoría, de mujeres.

Uno, independientemente del género, lo hace con mucho amor, porque es su trabajo. Pero sentir esa alegría de haber hecho con éxito una cirugía de estas la sientes independientemente de ser hombre o mujer. Sin embargo, en mi caso, me he propuesto empoderar a las mujeres: aquí en Clínica Guayaquil trabajamos muchas mujeres, muy preparadas”, comentó Gilbert.

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Acotó que dentro del equipo de cirugías fueron 10 mujeres especialistas de un total de 16 expertos.

En la clínica Guayaquil se realizó la primera cirugía de trasplante de corazón. El equipo estuvo liderado por doctoras especialistas.

La doctora Luciana Boloña Gilbert, primera ayudante quirúrgica de la ablación cardíaca, coincidió en que es una gran alegría y satisfacción, más porque son mujeres las que lideraron el proceso.

Las mujeres no tienen limitaciones. Es un orgullo que las mujeres seamos líderes en estos procesos médicos, quedan en la historia... Yo tengo una hija y este es mi ejemplo de que no hay limitaciones para ser profesionales”, manifestó Boloña, prima-hermana de Mónica Gilbert.

Morejón explicó que se siente feliz y orgullosa de haber liderado este grupo. Recordó que estuvo junto a la paciente por casi 36 horas sin descanso.

“Yo me encargué de la parte clínica, desde la tarde en que se inició el proceso hasta luego para el posoperatorio, casi las 36 horas ahí. Es que uno conoce a sus pacientes y debe estar ahí para vigilar que todo esté bien, junto al resto del equipo”, comentó la especialista en insuficiencia cardíaca.

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Mantener el programa será el verdadero reto

La doctora Luciana Boloña comentó que estuvo presente en el momento que le anunciaron que ya tenían el corazón para el trasplante. “Hubieran visto su rostro, era una mezcla de sentimientos: alegría y a la vez temor a la operación. Con esa escena comprendí que son muchos los pacientes que necesitan este servicio”, dijo.

Ella agregó que cada persona debe comunicar a sus familiares su deseo de ser donante. “Recordemos, por favor, que sin donantes no hay trasplante. Por eso, sigamos fomentando la donación de órganos para salvar más vidas”, comentó Boloña, quien agradeció a la familia del donante. (I)