La mitad de su vida, Alexandra Molinero se ha dedicado al trabajo comunitario. Siendo estudiante de Comunicación Social ingresó en 1992 como auxiliar contable a la extinta fundación Natura. Luego de seis meses, la directora en ese entonces de dicha entidad, Lourdes Luque, revisó su hoja de vida y la reubicó como asistente de relaciones públicas.

Ahí cumplió varias labores comunitarias asociadas a su rama de estudios para la difusión de las características y actividades en el Bosque Cerro Blanco, cordillera Chongón Colonche, club Amigos de los Animales y la organización de muchos eventos.

Salió de Natura, entidad que considera como su mayor escuela profesional, a finales de octubre del 1996; y al mes siguiente, por invitación de la misma Luque, empezó su largo camino en la Fundación Huancavilca.

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Hoy, a sus 50 años, la guayaquileña Alexandra Molinero es la directora ejecutiva de la fundación y tiene varios retos para la organización, que se conformó en 1993 por iniciativa de un grupo empresarial liderado por Marcel Laniado.

Mientras llega a una de las sedes de la fundación, en el Guasmo, sur de Guayaquil, Molinero hace una pausa para contar parte de su paso por esa entidad. Allí, cuenta que antes estuvo a cargo de la Dirección de Relaciones Públicas de esa entidad, tuvo una breve experiencia de seis meses en una empresa privada y retornó a Huancavilca en febrero de 1998. Y sigue hasta ahora, que lleva 25 años.

Sentía esa necesidad de la acción, del vínculo con la comunidad, de estar trabajando directamente con la gente”, recuerda la directora, que además tiene una especialización en Relaciones Públicas y un posgrado de Marketing Social y Campañas de Bien Público.

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Desde 2003, además de las comunicaciones y contacto con la prensa, Molinero se encargó de la dirección de proyectos en el área de la formación de niños, niñas, adolescentes y jóvenes. En pleno pico de la pandemia, en agosto del 2020, asumió funciones en su actual puesto.

¿Qué hace en la fundación?

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Alexandra Molinero, directora ejecutiva de la Fundación Huancavilca. Foto: José Beltrán

Sus labores se extienden durante seis días a la semana, incluso con jornadas de más de ocho horas, entre ambas sedes de Huancavilca, situadas en el Guasmo y Prosperina; además, realiza recorridos en Monte Sinaí, Flor de Bastión, Balerio Estacio y otros sectores del noroeste de Guayaquil, donde llevan proyectos con la misión Alianza Noruega en Ecuador.

“Siempre he dicho que soy bendecida, ya que trabajar en una oenegé y ayudar a las personas es algo bastante gratificante, porque estás percibiendo un sueldo, pero a la vez estás colaborando y estás haciendo actividades que le agradan a Dios”, señala al llegar a su oficina en el Guasmo, donde opera uno de los dos centros de la fundación.

Con autogestión, Molinero resalta que la organización se enfoca principalmente en motivar el desarrollo social y económico de las comunidades o sectores vulnerables de Guayaquil y también en otras ciudades a nivel nacional, como Manta, Quito, Durán y La Troncal.

Para ello, la entidad, con 28 años de labores, lleva adelante varios programas para el desarrollo de grupos familiares, con talleres participativos con la comunidad para saber qué necesidades tienen en esas zonas y otras de acuerdo a la situación del país.

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Como ejemplo, Molinero cita que los primeros años de la entidad se puso a disposición el Centro de Capacitación Empleo, que buscaba instruir a bachillleres y otros ciudadanos que necesitaban trabajo. Ellos recibían dos cursos que trataban diversos temas, como elaborar un currículo o cómo asistir a una entrevista; luego, cada capacitado era incluido en una base de datos y, cuando alguna empresa lo requería, la entidad recomendaba a los mejores perfiles.

Otra iniciativa también se integró en la época de la crisis económica de 1999, cuando las empresas desistían de la contratación de personal. Ahí, en cambio, la organización promovió emprendimientos.

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¿Qué proyectos actuales siguen?

Ahora, en la pandemia, la fundación sigue desarrollando un programa de estimulación temprana de la inteligencia (PETI), que nació en octubre de 1996, con un trabajo directo con el representante de familia y el niño o niña de meses o de hasta 4 años de edad.

El plan se enfoca en varios componentes, como estimulación temprana, atención médica, cultura física, educación en valores; evaluaciones psicológicas, capacitación a padres y madres, asesoría nutricional, desarrollo de talentos artísticos, clases de inglés y computación. Unos cien son capacitados actualmente, según Molinero.

Otro de los programas se denomina Recreación Formativa, que incluye escuelas de danza, pintura, teatro, el centro de expresión musical (que lleva cuatro generaciones con la Orquesta Sinfónica Infanto Juvenil del Guasmo) y, adicionalmente, el proyecto Semilleros de Talento, que se desarrolla en paralelo en Monte Sinaí y Flor de Bastión, con apoyo de Misión Alianza Noruega en Ecuador. En total se benefician 580 niños y jóvenes en esa área.

El centro de expresión musical, que lleva cuatro generaciones con la Orquesta Sinfónica Infanto Juvenil del Guasmo, es parte de los programas de la Fundación Huancavilca. Varios que comenzaron en este grupo ahora son parte de orquestas nacionales e internacionales. Foto: José Beltrán

“Todos estos programas tienen el mismo objetivo: brindar alternativas recreacionales y formativas para apartar de riesgos a menores; y les brinda una actividad futura de generación de ingresos, porque los chicos han formado agrupaciones, son profesores de música, muchos están en la Sinfónica de Guayaquil, otros están fuera del país perfeccionándose en la música en Ucrania, Argentina, otros ya han regresado formados musicalmente y ya están en distintas orquestas del país”, relata.

Ver a un chico o chica progresar, que los conocí desde la infancia o la adolescencia, y ver que son grandes seres humanos y son grandes profesionales y que están luchando y son buenos esposos, padres de familia, eso es lo gratificante para uno.

Alexandra Molinero, directora ejecutiva de Fundación Huancavilca

El Semillero de Talentos replica los programas que Huancavilca ejecuta en las sedes físicas del Guasmo y Prosperina con 340 niños de Monte Sinaí y Flor de Bastión en temas de deporte (baloncesto) y arte (danza y música). Se desarrolla en sitios prestados bajo alianzas con instituciones del sector.

La idea es apartar de riesgos a menores a través del arte y el deporte. Esto lo hacemos específicamente para combatir el tema de la droga, y que los chicos estén con su mente ocupada con otras actividades que los hacen seres productivos y proactivos”, comenta Molinero.

En una tercera área, Huancavilca se enfoca en capacitación y emprendimientos. Básicamente se encargan de brindar talleres a empresas y ciudadanía sobre atención al cliente, contabilidad y otros temas administrativos y humanos; y además, de índole artesanal en temas como la elaboración de calzado, cerámicas y manualidades.

Además, en una segunda arista se concentran en la formación de microemprendimientos asociativos en Monte Sinaí, Flor de Bastión y otras zonas del noroeste, con apoyo de Misión Alianza Noruega en Ecuador.

“Capacitamos a las personas en un área específica en la que se quieran desarrollar de manera artesanal, y además los capacitamos en temas administrativos sobre cómo manejar su negocio, que comprende desde atención al cliente hasta ser perseverante. Trabajamos mucho con el tema del yo, de que se aprendan a amar ellos mismos para que puedan seguir adelante y sean preserverantes. Y también trabajamos en legalización del emprendimiento. Es integral”, explica sobre el programa que desde el 2016 ya ha instruido a más de 400 personas y creado alrededor de 16 negocios asociativos (con cinco a diez personas en cada uno).

Entre sus recuerdos, Molinero cita el caso de un joven de 25 años que era integrante de la primera generación de la orquesta como chelista y hasta ahora mantiene contacto con la fundación. Él pronto obtendrá su título de Negocios Internacionales y trabaja en una camaronera internacional. En días pasados, el joven indicó a uno de los directores que sin Huancavilca su rumbo hubiera sido otro, declara.

Ante esos resultados, Molinero se propone varios objetivos, entre esos, la creación de negocios sociales que ayuden al fortalecimiento administrativo de la institución por las dificultades que se presentan para conseguir aportes a nivel local e internacional, y también que los talleres de arte se sigan expandiendo a otras localidades.

A nivel personal, la directora también, fuera de sus actividades en la fundación desde el 2018, tiene la sucursal sur de una academia de danza, que creó uno de los instructores que laboraban en Huancavilca. (I)