El año 2020 será un poco más largo que lo común, tendrá 366 días y no los 365 a los que la humanidad está acostumbrada. No significa que diciembre o enero tendrán 32 días, pues el 'beneficiado' será el mes más corto, febrero, que acogerá 29 días. Y todo esto porque 2020 será año bisiesto. 

Esta particularidad no significa malos augurios ni nada por el estilo. Simplemente es un asunto científico para 'acomodar' la rotación de la Tierra alrededor del Sol; lo que ocurre es que nuestro planeta en realidad no tiene exactamente 365 días sino 365 días, 5 horas, 48 minutos y 45 segundos. Si se siguiera eso al pie de la letra, entonces la quema de los años viejos, el brindis y la cena con pavo, chancho o pollo para recibir al nuevo año se deberían dar recién al alba del 1 de enero.

Por lo tanto, se debe agregar un día completo cada cuatro años para mantener el calendario correcto.  Si no se hiciera esto  cada cuatro años, entonces se perderían casi seis horas cada año.

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¿Quién creó este sistema?

El general romano Julio César implementó el primer día bisiesto en su Calendario Juliano, que introdujo en el año 45 a. C. Se agregó un día bisiesto cada cuatro años. En ese momento, el día bisiesto era el 24 de febrero y febrero era el último mes del año.

Sin embargo, agregar un día bisiesto cada cuatro años era demasiado frecuente y, finalmente, en 1582, el papa Gregorio XIII presentó el Calendario Gregoriano. Este calendario  -que todavía usamos hoy- tiene una fórmula más precisa para el cálculo de los años bisiestos, también conocidos como année bissextile.

Se optó por introducir una reforma donde se ajustaban los años bisiestos de forma que los años divisibles por 100, pero no por 400, dejasen de tener 366 días. Así se evitaba el desfase que se estaba produciendo al intercalar excesivos años bisiestos, ya que se suprimían tres días cada cuatro siglos.

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Por este motivo, el año 1900, que debería haber sido año bisiesto, no lo fue -es múltiplo de 100 y no es divisible por 400-. Y el año 2000, que es múltiplo de 100, pero también es divisible por 400, sí lo fue. Del mismo modo, los años 2100 y 2200 no serán años bisiestos.  

 

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Pese al avance tecnológico y la gran cantidad de información a la que la población tiene acceso, para algunas personas este año aún tiene un aura misteriosa. En Italia y Rusia un año bisiesto se considera de mala suerte.

Pero en otros países se tomn la situación de forma más relajada; por ejemplo, el 29 de febrero algunas mujeres les proponen matrimonio a sus novios, cuando lo común es que ocurra a la inversa. (I)