La dermatitis atópica (DA) es una enfermedad crónica, inmunológica e inflamatoria, no es contagiosa y se manifiesta en la piel a través de llagas, pruprito y eczemas que causan picor y dolor.

Para la mayoría de los pacientes con DA su aparición ocurre durante la niñez, y puede persistir como una enfermedad crónica hasta la adultez; sin embargo, la aparición durante la adultez sí es posible.

Pacientes con coronavirus

Quienes son diagnosticados con DA y adicionalmente presentan una infección activa por SARS-CoV-2, (coronavirus tipo 2 del síndrome respiratorio agudo grave), presentan varios retos para su tratamiento, especialmente aquellos que requieren intervenciones médicas y/o hospitalización, ya que por temas de aislamiento, restricciones de circulación y escasez de medicamentos, se les hace más complicado continuar con el tratamiento.

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No se recomienda suspender ningún tratamiento eficaz a las dosis recomendadas en cada paciente, siempre que no haya infección activa.

El Grupo Español para la Investigación de la Dermatitis de Contacto y Alergia Cutánea (Geidac) ha redactado una serie de recomendaciones, entre las que explica que una suspensión brusca de un tratamiento puede llevar a exacerbaciones de la dermatitis atópica o de las comorbilidades atópicas asociadas, con especial énfasis en el asma.

Para el doctor Luis Sarmiento, Medical Manager Immunology de Sanofi Genzyme en la región Pacífico & Caribe, cuando la enfermedad no tiene un control adecuado causa varios trastornos y síntomas que afectan la cotidianidad de su vida; las erupciones y picazón los obliga a tomar medidas rigurosas de cuidado de piel, medicamentos y tratamientos. Esto representa varios retos para la salud, vida social y bienestar general:

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Pérdida del sueño

La picazón intensa durante las noches llega a generar perturbaciones a la hora del descanso, por lo que el paciente habitualmente está cansado y no rinde como debería en sus actividades diarias.

Aislamiento:

Los síntomas y lesiones visibles a menudo hacen que las personas se sientan incómodas con su apariencia; esto puede provocar angustia, y dificultad para interactuar y relacionarse. Sin un control adecuado, quienes sufren de DA, pueden llegar a restringir su vida social, laboral o escolar, lo que puede desencadenar un cuadro depresivo.

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Retos económicos:

El tratamiento de Dermatitis Atópica, especialmente cuando no se controla adecuadamente, es una carga económica para los pacientes, los cuidadores y los sistemas de salud. Además, a medida que la enfermedad empeora la carga económica también aumenta.

En tiempos de cuarentena los dermatólogos aconsejan a los pacientes sobre la necesidad de realizar medidas apropiadas para disminuir la transmisión de esta infección. El reto es que, el uso de estos implementos sanitarios, como la mascarilla, aplicación de alcohol, guantes y lavado frecuentes de manos puede empeorar su dermatitis.

El desarrollo de innovaciones en medicamentos está permitiendo un cambio de paradigmas en el tratamiento de la dermatitis atópica severa. El Dr. Sarmiento refiere que los tratamientos biológicos ya permiten modificar las alteraciones inmunológicas que produce la enfermedad. “En vista de que las terapias actuales no han logrado un control total de la enfermedad, la ciencia ha ido buscando opciones innovadoras que permitan al paciente un mayor control de su enfermedad y, por ende, una mejor calidad de vida”. (F)