Xavier Coronel (32) y Jorge Morocho (28) se conocieron siendo estudiantes del Instituto Superior Tecnológico de Artes del Ecuador (ITAE), pero su fuerte conexión artística y de amistad se ha afianzado entre conversaciones, playlists y el día a día en su taller ubicado en las calles Chile y Bolivia, dinámica que ya había percibido en mi primera visita a su anterior espacio de trabajo (y vivienda) también en el sur de Guayaquil, en 2016, para un reportaje previo.

Ambos artistas son parte hoy de la muestra Sinergia 2.0 (ver recuadro) que puede visitarse hasta el 30 de agosto en Plaza Lagos Town Center, previa cita a info@nasal.pe (aforo limitado).

“Compartimos intereses en medios específicos como la pintura, el cine y el video. Creo que una debilidad por la pintura de grandes formatos fue algo que nos hizo conectar sin darnos cuenta. Yo no lo hacía en el ITAE todavía y Jorge empezaba a hacerlo, me acuerdo verlo llegar con un superbastidor y pensar: ¡ya me cae bien!”, relata Xavier.

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La Revista: ¿Cómo comenzó cada uno a interesarse por el arte? Jorge: Por mis papás, estudié veterinaria un tiempo. Luego, un amigo me enseño trabajos de personas del ITAE, fui a dar las pruebas e ingresé y de inmediato me sentí como en casa. Me empecé a interesar por el cine y el video a partir de las primeras clases que recibí de Jorge Aycart. Xavier: Desde muy chico estaba muy enfocado en el cine y en la pintura de maneras muy amateur, sin mucha conciencia de carrera o futuro. Mi camino ya estaba trazado por mis obsesiones desde muy temprano.

¿Sienten que la interacción con el otro ha enriquecido su trabajo individual? Xavier: Totalmente, más allá de eso, ya compartimos maneras de ver el mundo y sin pensarlo mucho entiendo cómo podemos dar por sentado la importancia de nuestra interacción, el diálogo, la colaboración, discusiones. El taller es un ambiente donde se está en crecimiento constante, nuestra generación y las próximas ya han efectivizado la idea de coworking. La construcción de nuevos mundos o reflexiones fluyen hoy mucho más rápido y somos parte de eso. Pero no veo a Jorge como un colega o un socio, para nada, lo veo como un amigo épico con el cual comparto una religión. Jorge: Por supuesto, el espacio de taller es un lugar bastante íntimo más que cualquier otro lado, lo que pasa ahí es determinante para la obra. El taller es como una proyección física de tu mente, de las obsesiones o los intereses, la reiteración en ciertas imágenes etc. Si bien la mayoría del tiempo que se invierte en la pintura es tiempo a solas con ella, las conversaciones luego de la jornada, o el playlist que a veces se tiene que compartir cuando trabajamos en la misma sala es determinante. Además de las personas que estén en ese lugar, las imágenes que hayas enfrentado en Instagram en la mañana, la serie que estés viendo esa semana, todo siempre condiciona la obra. En mi caso creo mi pintura es bastante influenciable y me parece lo más honesto en este momento de mi trabajo ya que lo considero como un ejercicio de absorción y no uno de estilo.

Pero al mismo tiempo, ¿cuáles son sus influencias personales? Xavier: Roberto Rossellini y Justin Bieber, la recreación burguesa y el cine de terror. Jorge: Me resulta difícil enumerarlos y siempre son cambiantes, pero si tuviera que hastagearlos serían: #Las-fotografías-de-Felice-Beato, #los-retratos, #los-juegos-narrativos-de-ciertos-pintores-prerenacentistas-y-del-renacimiento-del-norte, #los-planos-detalle, #la-luz, #las-manos-bresonianas, #el-tiempo-de-lo-pintado, #la-pintura-a-partir -del-still, #las-capturas-de-pantalla, #la-sobreexposición.

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¿En qué muestras han participado juntos? ¿Qué diálogos surgen entre ustedes antes de poner una de sus obras frente al público? Xavier: PLOT en el MAAC (2015). Fue la primera vez que nos vimos enfrentados en un proceso solo los dos, con Jorge Aycart, gran artista y amigo quien curó la muestra. Éramos dos estudiantes llenando dos salas del MAAC con pinturas enormes. Jorge: Los días antes de exponer ante la gente siempre son intensos. Podrías pintar la misma pintura eternamente, pero el día que llega la expo te quitan esa posibilidad y el desenfado de aceptar esa condición me pareció siempre bellísimo. Lo importante en la conversación con Xavier es que siento que converso a través de la pintura con un artista que admiro y que también es un gran amigo.

¿Cómo son sus rutinas de trabajo para la creación de una nueva obra? Xavier: Muy diferentes. Yo soy muy desordenado y con una disciplina un poco errante, mi proceso es un poco el reflejo de eso, de lo que me atraviesa en tal momento. En este aspecto sí convergemos bastante, invadidos por lo que consumimos en el día a día. Creo que mis obras son grandes bocetos permeables, trabajo rápido, pero las obras se demoran meses. Con Jorge tratamos de coincidir por lo menos en horarios de trabajo en el taller para poder estar presentes en los procesos del otro, así sea para pelearnos por quien elige la música. Jorge: En mi caso, me equivoco muchísimo al pintar. Pinto varias veces de blanco una pintura ya empezada en los malos días, en los buenos, no, pero los buenos son pocos (ríe). De alguna manera creo que es nutritivo para mí crear a partir del fracaso, me siento realmente comprometido con mis imágenes al entender que son el resultado de una lucha constante con el fracaso.

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¿Cuál ha sido la propuesta de cada uno para Sinergia 2.0? Jorge: Liam Neeson en la nieve, un mafioso nativo americano cuyas manos probablemente tenían grandes poderes de convencimiento sobre lobos y búfalos de cera, las delicadas mejillas de los ángeles sobándose sobre los patrones de una tela seca, los hermanos Van Eyck y el paisaje de Gantes, la visión divina y la búsqueda de gobierno por parte de un grupo de aves… Es un políptico. Xavier: Yo casi no hago retratos, pero hice una pintura basado en capturas de un live stream de Justin Bieber. Lo que se inició como un retrato mediático un poco cínico se fue convirtiendo en una especie de carta de amor -no puedes retratar a alguien sin entablar una relación empática con el sujeto-. Creo que se generó un vínculo interesante al yo hacer capturas de pequeños instantes de algo privado, casi como cuando hacemos videollamada con alguien. ¿A quiénes le pertenecen esas imágenes? De algún modo momifico épicamente pequeños instantes de algo íntimo. Las obras surgieron para dos ferias en donde íbamos a participar físicamente en Lima (Perú) y Santiago (Chile) con proyecto Nasal. Estábamos a 10 días de embarcarnos cuando el mundo se detuvo por el COVID-19.

¿Cuáles son sus proyectos a futuro? ¿O en qué están trabajando actualmente? Xavier: Exponer afuera, viajar después de tanto encierro y hacer mi primer largometraje. Actualmente estoy trabajando en lograr esas tres cosas, tenemos un proyecto juntos. Jorge: Eso es secreto todavía. Pero puedo decir que tiene perros, tiene divinidades, tiene sirenas, tiene a un anciano chino en un televisor recordando cómo John Ford le gritaba CUT, a un entrevistador dando fin a la entrevista.

Exposición Sinergia 2.0. en Plaza Lagos Town Center

Está organizada por Proyecto N.A.S.A.L., el cual nace con la misión de dinamizar y estimular las prácticas artísticas contemporáneas y generar diálogos coherentes que sitúen la escena artística ecuatoriana en un contexto internacional. Además, llevar a cabo la labor de gestión y promoción de artistas principalmente ecuatorianos y sudamericanos pertenecientes a diferentes generaciones a través de la participación en diversas ferias internacionales de arte contemporáneo, explica Mauricio Aguirre, su director. Actualmente Nasal representa a 13 artistas, 9 de los cuales son ecuatorianos.

Sinergia es un término de origen griego (synergîa) que significa trabajando en conjunto. Al no poder viajar a Ecuador por la actual situación decidí confiar en los mismos artistas para la gestión, realización y montaje de la muestra, todo bajo mi supervisión desde Perú. Decidimos trabajar en conjunto para lograr esta potente muestra colectiva y reactivar la escena de arte guayaquileña”.

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