La familia tóxica es conflictiva, disfuncional, guiada por padres emocionalmente inmaduros, usualmente llenos de traumas no resueltos, a menudo complicados con problemas de alcohol o drogas ilícitas. Son negligentes y egoístas en la formación de sus hijos y no reflexionan sobre el efecto que sus actos tendrán en el futuro de ellos. No admiten sus errores y más bien culpan de ellos a otros, complicando más aún la búsqueda de soluciones.

No hay consistencia en su forma de criar a los hijos, les exigen comportamientos que ellos mismos no les modelan (les exigen respeto entre hermanos mientras pelean frente a ellos, por ejemplo). Usan amenazas y uso del poder para controlarles la vida, violando continuamente sus límites y derechos. Son padres que ignoran y desprecian los sentimientos de los hijos, volviéndolos resentidos y sin autoestima.

No es raro que demuestren reacciones emocionales extremas como ir del castigo impulsivo a las demostraciones de arrepentimiento y cariño exagerado en cuestión de minutos, para mayor confusión de los hijos. Ellos aprenden este modelo y lo asumen como modo de vida. Por esto, de padres a hijos y entre los hermanos, la agresión física es común, la agresión emocional (como invalidar opiniones, despreciar logros, burlarse de debilidades) es frecuente y la agresión sexual no está descartada. El daño que produce el haber nacido en una familia tóxica es incalculable.

Al crecer, muchos de los niños abusados huyen a la primera oportunidad, pero su fallida preparación para la vida normal los empuja a repetir lo que aprendieron, desarrollando relaciones inapropiadas (sexo prematuro, delincuencia, uso de alcohol y drogas, involucrarse en creencias o filosofías extrañas), usualmente con personas de similares desventajas. Pueden recibir más abuso.

En los casos en que encuentran solidaridad de parte de familiares o allegados interesados en su bienestar, y apoyados por su propio deseo de sobrevivir, su actitud hacia la terapia usualmente es positiva. La base de su recuperación es el fortalecimiento de su autoestima y autorrespeto. Luego aprenderán a mantener una distancia prudente y segura con las fuentes tóxicas. Cuando haya contacto con ellos, podrán elegir cuáles temas se pueden tratar y cuáles no. Gradualmente, irán comprendiendo y resolviendo los daños. Entonces podrán empezar a sentir control sobre sus vidas y sobre el futuro. (O)