En el diccionario de la RAE, el término padre se define como ‘varón en relación con sus hijos’. Me centraré en este concepto porque la misión del padre va más allá de su capacidad de procrear hijos, siendo esta crucial para la forja de la familia y la sociedad.

“Nadie nace padre, sino que se hace. Y no se hace solo por traer un hijo al mundo, sino por hacerse cargo de él responsablemente”, nos indica el papa Francisco en la carta apostólica Patris Corde. En otras palabras, un padre es quien asume con total responsabilidad “el cuidado de una vida preparándola para la vida”. Para conseguirlo buscará volverse guía, maestro, confidente, testimonio e incluso hijo, para entender las inquietudes desde la mirada de quien está descubriendo el mundo.

Sin embargo, también es cierto que esta misión tan bonita recae en personas que tenemos limitaciones, fragilidades, prejuicios y, a veces, modelos de vida que dificultan asumir nuestro papel. Por esta razón, vuelvo a la idea inicial de que un padre debe entenderse a sí mismo como una “persona en relación”, de tal modo que priorice el cuidado de un vínculo sano, tanto con su pareja como con los demás miembros de su familia, pues este se extiende hacia los hijos y les prodiga el amor, el afecto, la seguridad, el valor y la inspiración que necesitan.

En la relación, los padres también nos fortalecemos. ¿No les ha sucedido que, ante la mirada inocente de un hijo, nos volvemos los seres más poderosos? Y es que en la relación aprendemos, intercambiamos y crecemos, es decir, damos y recibimos amor.

Pero la relación de un padre no se agota en la familia, sino que se extiende hacia otros ámbitos. Un padre también lo es por adopción, que se da cuando asume el cuidado de otras vidas que no engendró; y, en el mundo laboral, a la persona que realiza esta labor se la conoce como líder. Así que la paternidad se extiende a todos aquellos que conforman nuestros equipos de trabajo, para los cuales también podemos ser guías, maestros, mentores y confidentes, entendiendo que la labor está realizada cuando ya sean capaces de emprender vuelo por sí solos.

Finalmente, sé que por la pandemia han sido tiempos difíciles para muchos padres, pero tengamos la seguridad de que Dios está acompañándonos, tal como lo hizo con el propio san José, pues él conoce por sí mismo la grandeza de la paternidad. ¡Que tengan un feliz Día del Padre! (O)