En una reciente entrevista al diario La Nación de Buenos Aires, al ensayista mexicano Enrique Krauze, luego de un interesante diálogo sobre el escenario político de la región (“la tragedia de América Latina ha sido la ideologización”… ”somos muy buenos para vociferar pero malos para escuchar”…), se le preguntó qué lecturas recomendaba en estos tiempos de pandemias y crisis, a lo que respondió que él siempre ha “encontrado consuelo en la lectura de Baruch Spinoza… un sabio intérprete de las pasiones humanas”.

Krauze obviamente no es el único al que la lectura de Spinoza ha cautivado e inclusive intrigado. Un pensador judío del siglo XVII expulsado de su comunidad por la audacia de sus escritos, probablemente uno de los precursores de la modernidad y cuya magistral obra sobre ética y filosofía Goethe la tenía siempre en su portafolio. Entre la larga lista de a quienes la lectura de Spinoza despertó sumo interés y curiosidad está el caso de Alfred Rosenberg, el ideólogo más importante del nazismo y uno de los hombres clave en la construcción del partido nazi.

En efecto, en febrero de 1941, una vez que los Países Bajos habían sido invadidos por las tropas alemanas, Rosenberg lidera un escuadrón de soldados para irrumpir en la que había sido la casa del filósofo Spinoza en Ámsterdam y ordena sacar todos los libros de su biblioteca para embalarlos y llevárselos. El motivo para esta extraña decisión no quedó claro, pero quedó flotando que la decisión de Rosenberg se debía al deseo de solucionar el “problema de Spinoza”.

Portada del libro ‘El problema de Spinoza’, escrito por Irvin D. Yalom. Foto: El Universo

¿Cómo es esto? ¿Cómo es que luego de tres siglos un jerarca del nazismo haya tomado esta decisión? ¿Qué quiso decir con aquello del “problema de Spinoza”? ¿Qué extraña fascinación podrían ejercer los libros de este filósofo judío luego de tanto tiempo? Es conocida la historia del saqueo de los nazis de las obras de arte de la Europa que invadieron: pintura, esculturas, etc.; pero ¿los libros de un escritor judío de mediados del siglo XVII? Bueno, esta es la cuestión que se propone descifrar el conocido escritor, siquiatra y profesor de Stanford Irvin D. Yalom en su muy interesante novela El problema de Spinoza (edit. Destino, trad. José Álvarez Flórez, Barcelona, 2018, 454 pp.).

A través de la figura de Spinoza y sobre todo de sus fascinantes reflexiones sobre la fuerza de la razón y el entendimiento, muy cercanas al estoicismo griego, Yalom se embarca en un análisis sicológico tanto del filósofo judío como del propio Rosenberg. En un estilo ágil que nos lleva de ida y vuelta, de la Ámsterdam del siglo XVII a la Berlín y Múnich de los años 20, hasta su total debacle, de las ansiedades de Rosenberg a las meditaciones de Spinoza, en un viaje que pretende resolver no solo el enigma de este último, sino el de todos nosotros.

La novela puede obtenerse en las librerías locales. En caso de que les interese el pensamiento de Spinoza, recomiendo leer primero su Tratado teológico-político y luego su famosa Ética. También puede resultar interesante el libro de Steven Nadler Un libro fraguado en el infierno, del que hay una versión electrónica en La Casa del Libro, o consultarlo en su versión original en inglés (Pinceton University Press, 2011). (O)