Mucho se ha hablado de la capacidad que tenemos las mujeres para realizar varias tareas al mismo tiempo, frente a la incapacidad de concentrarse en más de una cosa, que tienen los hombres.  Sin embargo, los estudios sobre lo que ocurre en el cerebro en ese intento de ser multifuncional, nos refieren algo distinto.

Jay Papasan, en su libro Solo una cosa, muestra la investigación que concluye que “los multitaskers son sencillamente malos en todo”. Sorprendente afirmación, pues a nivel informal se supone que la multitarea es una habilidad y el no tenerla es una desventaja.

“Las personas sí somos capaces de hacer dos o más cosas a la vez, como mascar chicle y mirar un mapa, es decir, podemos hacer una cosa de manera automática mientras nos concentramos en otra, pero lo que no podemos hacer, es concentrarnos en dos cosas al mismo tiempo. Nuestra atención oscila entre una cosa y otra”.

Gary Keller, coautor con Jay Papasan de 'Solo una cosa', entre otros títulos. Foto: Shutterstock

Aquello de redactar una carta y escuchar música en el mismo idioma, o ver la televisión mientras se escribe un mensaje en el celular o hablar por teléfono y atender algo simultáneamente, no es posible sin sacrificar la atención necesaria a la una cosa, a la otra o a las dos.

El otro problema que atenta contra la eficiencia de nuestro desempeño está dado por las continuas interrupciones a aquello en lo que estamos concentrados. El teléfono, el WhatsApp, el correo, las personas que nos rodean, nos obligan a cambiar constantemente nuestra atención de un tema al otro. Se calcula que en el ambiente laboral, somos interrumpidos cada once minutos.

Lo que sucede cuando se interrumpe un trabajo y se trata de asumir otro, se denomina “alternancia de tareas”. Ya sea que la interrupción sea voluntaria o involuntaria, lo que ocurre son dos cosas, explica Papasan; La primera es casi instantánea: decides cambiar de tarea, mientras que en la segunda: tienes que activar en tu cerebro las reglas de aquello que vas a empezar a hacer. Como resultado: menor capacidad de concentración, pérdida de tiempo, mayor cantidad de errores.

Lo peor de todo es que esta ineficiencia del multitasking y de los microperiodos de concentración afectan no solo nuestra eficiencia, sino, mucho más importante, nuestra salud física y mental.

Les propongo, para empezar, mantenernos alertas a las interrupciones, al hábito de querer hacer varias cosas a la vez y tratar de organizar nuestras actividades personales, familiares y laborales, de forma que las hagamos con eficiencia, pero sobre todo con salud, equilibrio y paz. (O)