La internet se ha convertido en un recurso vital para la especie humana, sobre todo en lo que nos permite explorar, investigar, explicar y resolver, al instante, nuestras dudas más remotas.

Específicamente en el campo de la salud mental, nos ayuda a extender nuestros conocimientos sobre síntomas y manifestaciones de molestias emocionales que podamos sufrir nosotros o nuestros allegados, particularmente cuando se trata de sentimientos de ansiedad o depresión, reacciones que afectan, en un momento u otro, a un alto porcentaje de la población.

Es de suma importancia, sin embargo, tener cuidado cuando navegamos las redes sociales buscando explicaciones sobre temas emocionales. La cantidad de información que nos llegará, literalmente, no tendrá fin; a menudo presentará versiones contradictorias y, casi siempre, comenzará con una descripción de los síntomas más severos, que a una persona susceptible a sentir ansiedad o depresión la va a impresionar aún más y podría incluso empujarla a conclusiones diagnósticas (afianzar aún más el temor de estar sufriendo dichos síntomas).

Un grupo de muy alto riesgo en este sentido son las personas hipocondríacas, cuyos principales síntomas son precisamente la ansiedad y la depresión con respecto a contraer cualquier enfermedad sobre la que lean u oigan un comentario. El cuadro se complicará mucho más si alguien con un perfil de estas características decidiera automedicarse siguiendo las sugerencias encontradas en las redes. La medicación solo la puede autorizar un profesional de la salud.

También es de considerar que existen ciertas aplicaciones en las que personas de diversos lugares, que comparten determinados síntomas psicológicos, intercambian sus respectivas experiencias con el fin de darse apoyo, reforzar la fe, estimular el pensamiento positivo. Esta interacción es válida mientras se tenga presente que ninguna vivencia es idéntica a otra, por mucho que se estime que tienen el mismo origen y similares manifestaciones.

Alrededor de un sentimiento existe una serie de influencias y recursos (naturales o por crearse) que son inherentes a la naturaleza íntima y única de la persona que los está viviendo. Cada experiencia debe ser analizada, interpretada y tratada, preferentemente dentro de un marco profesional, en el interior del individuo que la vive en carne propia y de manera exclusiva. (O)