Este editor-astronauta no se debe al COVID-19, sino más bien a lo que planteé la semana pasada: la nueva era digital en las comunicaciones es como un vuelo a Júpiter. El gran reto es llegar a ustedes en todas las dimensiones posibles, sin perder nuestro ADN. Y por eso presentamos esa imagen en nuestra portada de la familia surcoreana de Minari, que podría haber sido tomada en algún escenario local, porque la emigración asiática concierne a todos.

El director de 'Minari', Lee Isaac Chung (a la derecha), junto con el elenco de esta candidata al Óscar. Foto: A24Films.

El director Lee Isaac Chung recoge en esta película algo que sale de su intimidad: él es hijo de migrantes surcoreanos nacido en Estados Unidos, como algunos de sus actores protagonistas. Después del gran éxito en el Festival de Sundance, él declaró: “Pensé que este filme podría ser el último que haga; todo lo que pienso y cuestiono –del amor, de la vida, de la muerte, hasta la religión– absolutamente todo está en la película”.

Minari es una especie de oasis en el actual tsunami de pantallazos. Una película que se conecta a nuestros corazones precisamente donde podrían existir más vacíos: la familia, el desarraigo, los sueños de la infancia. Tanto como sus padres, sentimos la historia a través de los ojos de David, el niño de 7 años que es el eje por donde el director nos hace palpar la tragicómica realidad de la vida del hogar.

En Minari no hay estereotipos, el filme nos llega a las venas. Además, descubrimos que ‘minari’ es un vegetal surcoreano que no es solo alimento, sino que sembrado bien tiene otros poderes, que pueden ser eternos. (O)