Si tu hijo o hija se sienten “suficientes” y valiosos, tendrán relaciones con personas que los aprecien, y a quienes él o ella les pongan límites, haciéndose respetar también. Tendrán relaciones de igual a igual, sin sentir miedo de expresar sus pensamientos, sentimientos y deseos.

Si tus hijos se sienten insuficientes, no valiosos, buscarán inconscientemente relacionarse con personas que comprueben esta creencia, haciéndolos sentir inferiores e inclusive maltratándolos o descalificándolos constantemente.

La elección de pareja por parte de tu hijo o hija tiene directa relación con la manera en que ellos se sintieron amados por sus padres y cómo ese amor les hizo sentir como persona. Fue acaso un amor que los hizo sentir seguros, valiosos, dignos del amor, comprendidos cuando se equivocaban, siempre aceptados sin importar su grado de éxito, o por el contrario, fue un amor descalificador, castigador o un amor tan laxo y permisivo que llevaba implícito la falta de interés o de fe en la valía del hijo.

Por supuesto que hay milagros. Hay personas que habiendo tenido vínculos dañinos fueron capaces de generar resiliencia y forjar vínculos saludables, alejados de la toxicidad afectiva que vivieron. El ser humano tiene una capacidad impresionante para transformarse.

Sin embargo, es preferible construir que reparar sanando las heridas de apego que influyen en la formación de la personalidad y la visión que se tenga sobre uno mismo, sobre el mundo y los otros.

Cuida y protege esa relación tan delicada como es la de padre-madre e hijo. Cuídala, porque de verdad es lo que determina, en gran parte, cómo se vincula tu hijo con otros hoy, y cómo lo hará al momento de escoger sus relaciones afectivas. (O)