Zoom fue nuestro nexo con ella. Desde una de las ventanas de la plataforma, en una soleada tarde en Guayaquil nos conectamos con Nathaly Quiñónez Ortiz, en una fría noche de París, ciudad francesa en la que ahora reside la ecuatoriana. En el departamento que comparte con otra compañera, la exreina de belleza tiene presente a su país en detalles cotidianos, como la taza de café fabricada de resina de cacao ecuatoriano que lleva a cada ciudad a la que se muda por trabajo. “Me hace sentir en casa”, afirma mientras la sostiene entre las manos.

No es una mujer de poses. Es sencilla. En nuestra cita digital, el maquillaje no estuvo invitado y esa decisión nos deja ver su hermoso rostro al natural. Eso sí, su mejor complemento es la sonrisa que nos muestra a lo largo de la entrevista.

En su lista de sueños por cumplir, convertirse en modelo o figura destacada de la moda no estaba entre sus aspiraciones, revela Nathaly. Natural de Quinindé, el deporte fue una de sus primeras pasiones y la práctica de baloncesto la volvió disciplinada, hábito que le ha servido durante estos 27 años. “Yo empecé siendo basquetbolista, yo nunca pensé ser modelo porque mi sueño y mi meta era viajar por el mundo, pero como la gran deportista porque nunca fui la bonita del grupo, de las niñas que están encasilladas muchas veces. No era algo que correspondía desde mi lugar porque era la deportista”, rememora con felicidad.

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De ese tiempo mientras jugaba como pívot en Manta, ciudad donde vivió durante dos años, una lesión en la rodilla la alejó de las canchas y la acercó a otros escenarios, el de los certámenes de belleza. “Esas pequeñas cosas del deporte, te generan una disciplina, una pasión y la pasión por la camiseta y en este caso la pasión por lo que hago. Tengo dos operaciones en la rodilla, que me impidieron seguir practicando el deporte”, cuenta. Dicha lesión la lleva de regreso a Quinindé.

Creer en ella, su primer gran paso

En su ciudad natal, se desarrollaba la elección de la reina y contra todo pronóstico decidió inscribirse en su primer certamen de belleza. “Te digo que no sé de dónde saqué la fuerza y fe en mí, yo no era la bonita, mi mami me contó que estaban eligiendo a la reina de Quinindé y cuando hablamos por teléfono le dije que me inscriba. Ella me decía: ‘¿cómo te voy a inscribir?, no tenemos dinero, no tenemos ropa, no tienes tacos, toda tu ropa es deportiva’. Yo le dije no sé mami, inscríbame que yo voy a ganar. No sé de dónde salió eso y pues gané, gané el concurso”, recuerda sobre el concurso que se dio en el 2013.

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Para su primer reinado, Nathaly participó con su único par de tacones negros que pudo comprar. “Yo no podía tener una gama de colores en zapatos y yo no sabía caminar y hasta al baño me iba en tacos porque me decía que iba a aprender a caminar. Di todo y gané. Desde ahí empecé a creérmela y ver mis capacidades y habilidades. Yo no creía tanto en mi belleza, pero creía en mí y en lo que podía dar. El concurso al final y al verte en las fotos me dejaba verme de otras formas. Así comencé esta cercanía a la moda”, dice.

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Después de ser reina de Quinindé, la corona del certamen Miss Ecuador no parecía un sueño imposible. En el 2015 ingresó a la competencia que ese año eligió como ganadora a la guayaquileña Francesca Cipriani y esta experiencia la motivó a trasladarse a Guayaquil. “Después del Miss Ecuador ya no participé en ningún otro porque era mucho gasto y mi madre, en los dos o tres concursos que participé, siempre estaba apoyándome vendiendo rifas, cruzadas para poder comprar mi ropa, ella hacía un esfuerzo muy grande. Hicimos de todo, pero hasta ahí llegó mi participación en concursos”, menciona sobre el apoyo de su progenitora Piedad Ortiz.

¿Cuáles son los cánones de belleza con los que se ha enfrentado?

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En lo personal siento que, aunque sí se están dando cambios grandes, hay una línea muy delgada entre lo comercial o la verdadera visibilidad y voz. En Ecuador ya se está haciendo más visible la inclusión racial, en cuanto a la moda, también en la parte de los cuerpos y no se le da el ciento por ciento de la voz. Dar voz es cuando una marca te da voz no solo por tu imagen sino por quién eres y por cómo piensas. Ahí es ser voz ciento por ciento. En lo internacional, sí. Por ejemplo, en Nueva York hay mucha inclusión y representación de la gente negra, incluso acá en París, hay, pero no al mismo nivel que en Nueva York.

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Racismo

¿Ha sido víctima de discriminación por su raza o color de piel?

Sí, muchísimo. Creo que a todos nos han criado racistas y está totalmente aceptado y normalizado en nuestra sociedad.

¿Incluso a ti?

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Totalmente, desde los medios de comunicación porque crecimos viendo eso, crecimos viendo un programa donde aparecía Richard Barker y todos los personajes negros eran de burla, los ladrones, entonces crecimos con esa visibilidad que nos hacía sentir y pensar que merecemos ese lugar y que a mí también me lo hacía pensar y me lo inculcaron, entonces, hay algo tan arraigado que nos hacía recibir el racismo de manera natural y aceptarlo nosotros también.

¿Cómo ha roto con esas situaciones sin caer en la violencia?

Cada persona tiene su forma de comunicar sus sentimientos y para mí, me encanta comunicar desde el amor, entendiendo que tengo muchas amigas blancas que también son totalmente conscientes y que también tratan de hacer un cambio. Personalmente, al crecer sin representación y sin visibilidad, para mí, desde pequeña he visto a mi mamá participar en todas las marchas y manifestaciones levantando su voz, entonces siento que de alguna manera influyó para reflejar en mí esa voz que tengo que sacar y para mí, al no ver representación y hubo ocasiones en las que fui humillada o escuchaba comentarios como ‘negro bruto’ o ‘¡uy!, se perdió algo, aquí hubo mano negra y todos te miran’ y a mis 15 o 16 años lo que hacía era callar y pensar que eso me correspondía.

¿Cuáles han sido las frases más ofensivas que te han dicho?

Han sido muchas que se van acumulando.

¿Las sigue viviendo?

Menos y también creo que al tener esta visibilidad en redes sociales y esta voz ya se lo piensan. Me pasaba hace poco viendo el partido de Ecuador y es algo que me duele mucho, tener que cuestionarme si ir o no a un lugar público a ver un partido, porque siempre están los comentarios de: negro de v.... o negro p... y no tienes que llamarlos así, y es tan incómodo y me dolía mucho porque eran ecuatorianos y está tan naturalizado, que le pedí a la señora del restaurante que sean cero tolerantes con ese tipo de comentarios (...) en farmacias me han seguido, en Ecuador, un guardia me persiguió pensando que iba a robar y yo lo denuncié ahí mismo y en las redes. Y ya no callo más por encajar. Tenía mucho miedo de hablar de estas cosas.

Su hermano le decía: ‘¿Dónde has visto una negra que es reina de Guayaquil?’, y años después lo logró: María del Cisne Montes es la primera soberana afrodescendiente de la ciudad

¿Cuándo se dio cuenta de su voz e influencia a través de las plataformas digitales?

Me di cuenta por la gente misma, las personas han abrazado mis ideas y lo agradezco un montón.

Modelaje, un nuevo capítulo

Ser bonita abre muchas puertas, afirma, que para ella la mayor parte del tiempo estuvieron cerradas. “Tuve que ir a agencias, presentarles mi trabajo, busqué un fotógrafo para trabajar, no sabía ni qué era un book. Pregunté a quienes me recomendaban, hablé con mi mamá mientras yo aún trabajaba en el hospital Teodoro Maldonado Carbo, en atención al afiliado. Ahí estuve dos años mientras cursaba comunicación en el ITV, aunque no terminé”, dice la ahora estudiante de psicología a distancia.

El fotógrafo Andrés Franco fue el primero en creer en su talento. “Yo tenía mucha ilusión cuando hablaba de mis sueños. Él me dijo: ‘yo no te voy a cobrar, te voy a hacer famosa’. Él me hizo mi primera sesión de fotos y de ahí me empecé a direccionar como modelo”, agrega.

De esa primera sesión de fotos, los nervios también se colaron a las imágenes. Esa inocencia en las primeras tomas fueron parte de esa producción fotográfica con la que anhelaba empezar su recorrido en el modelaje profesional.

Antes de comenzar a cobrar por su trabajo, muchas de las campañas a las que se sumaba fueron de carácter gratuito. Transcurrió alrededor de un año para que su labor como modelo fuera remunerada.

Argentina fue el primer país al que viajó para buscar oportunidades. “En Ecuador, como no hay agencias que trabajen internacionalmente, yo salí y ahorré para viajar. Mi amiga con la que me fui me ayudó porque creía mucho en mí. Tuve entrevistas, con fotógrafos y agencias, muchos me decían que no, otros que sí, y eso le digo a las modelos que están iniciando: hay que aceptar el no como parte del proceso”, apunta. En este país encontró a su agencia madre EP Bookers. “En la entrevista me dijeron que nunca habían trabajado con modelos negras y yo estaba feliz porque me dieron esa oportunidad”, dice sobre esta etapa de su vida que la mantuvo seis meses en dicho país.

De forma general, hasta la actualidad, la ecuatoriana ha trabajado para Mac Cosmetics, Estée Lauder, Macys, El Corte Inglés y ha aparecido en publicaciones de Vogue.

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“Argentina fue para mí mi escuela más grande, porque me preparó para Nueva York y para Europa, igual Nueva York es todo más potencial, pero siento que me preparó para los looks y los castings. Ahí me quedé en el departamento de las modelos que tenía la agencia”, indica.

Después llegó España, país donde a través de un compatriota recobró el ánimo que estaba perdiendo al no recibir un llamado de las agencias que había visitado. “Cuando yo iba a entrar a la entrevista le dije: hola, tengo una entrevista, él me preguntó si era modelo y en la conversación mencioné que era de Ecuador, él me dijo que también y me deseó mucha suerte y bendiciones. Me dio unas porras que yo ya entré con otra energía y cuando entré a la agencia fui con una sonrisa y eso despertó su interés en mí. En ese momento le enviaron a mi agencia por correo: amamos a Nathaly”, expresa.

En París lleva ya alrededor de un mes y desde este punto del mundo se ha trasladado, además, a Alemania, donde también ha sido convocada para campañas, aunque sigue siendo Nueva York, en Estados Unidos, su ciudad favorita para trabajar.

“Yo llegué con cero inglés, me cambió la vida y firmar con una agencia a los 26 años es muy complicado”, refiere sobre la segunda agencia con la que ha firmado, Major Model Management. Otro de los sueños personales logrados en medio de su ascenso laboral es aprender el idioma y hablarlo con fluidez. “Pasó algo que me esperaba desde hace mucho, he sido yo la traductora en una conversación entre personas que no hablaban el mismo idioma. Y cuando lo hice me sentía muy feliz, me tomó mucho esfuerzo, lágrimas aprender, los primeros tres meses fue en la calle que comenzaba, llegar al estudio y solo decir ¡hi! y cuando los escuchaba hablar yo repetía lo que decían, les llamaba la atención. Yo estaba viviendo el sueño no podía estar amargada.

Nathaly se mantendrá en Europa hasta inicios del siguiente año por trabajo y durante la semana previa a la publicación de esta entrevista ella tiene previsto ser parte de las pasarelas de moda que se desarrollaron en Qatar. “Yo hice un casting, el año pasado en Nueva York, él hace los fashion shows de marcas grandes. Ahora me han llamado del área de cultura, donde habrá un desfile con modelos destacadas de cada país, es impresionante y hay muchas lecciones en esto. Entre el 13 y 14 viajo. Vestiré prendas típicas de Qatar”, indica.

Belleza con propósito

3 niñas, su proyecto social tiene mucho de ella y sus raíces. Se desarrolla en Quinindé y a través de su madre que trabaja como docente conoció el caso de Noelia, quien a los 8 años estudiaba por primera vez y como ella, Brigit y Maité transitaban por la misma situación, no sabían leer ni escribir.

“Mi mamá, en el grupo de la familia nos dijo que iba a apadrinar a Noelia con el 10 % de su sueldo, la llamé y desde ahí comenzó 3 niñas. Todas ellas son de Quinindé. Todas pertenecen a una familia distinta, con realidades parecidas, pero con la necesidad de formarse. Ellas están en un barrio de escasos recursos, donde las rodea la violencia y las niñas salen embarazadas a los 15 años”, expresa.

A partir de esto, Nathaly apadrina a las tres niñas para que tengan acceso a la educación, sin limitaciones, y con enfoque integral social. “El trabajo ha sido en equipo, como uno de básquet, tengo una psicóloga para las niñas, abogada, diseñadora gráfica a Piedad, mi mami que está en terreno y con ellas salimos adelante”, indica.

El proyecto se apadrina a través de los recursos que se obtienen de la venta de una cadena y dije de plata bañado en oro que tienen como leyenda ‘Tu lugar más seguro eres tú', escrito por Nathaly. Esta pieza se elaboró con la colaboración de Cevallos 1970. “Mi sueño es que 3 niñas (el proyecto) se conviertan en miles y que ellas tengan voz, visibilidad y sean portavoces del proyecto y que sean pioneras. Que esto crezca y sean más. Esto no es caridad es un proyecto para dignificar”, recalca. Actualmente está en proceso la gestión para convertirla en fundación y lograr apoyo internacional. (I)