Durante quince días estuvo hospitalizada. Ese tiempo que permaneció bajo constante vigilancia médica por la trombosis que sufrió en una pierna y que se convirtió en una embolia pulmonar -después de diez años de haber experimentado su primer episodio- no solo su fanaticada estuvo pendiente de su evolución. Gran parte del público revisaba sus redes sociales, plataformas que la cantante Pamela Cortés empleó para mantener una conexión directa con ellos.

En esta ocasión, Diario EL UNIVERSO tuvo dos encuentros con la guayaquileña. Mientras aún guardaba reposo, la cantautora nos recibe inicialmente de forma virtual en casa. Sentada en la habitación de su hijo Max, la artista se abre (por primera vez, recalca) para hablar sobre la trombofilia, una enfermedad genética que la ha llevado a cuestionar su fe, a preguntarse las razones para volver a vivir este intenso cuadro de dolor, pero que además le ha permitido descubrir un nuevo tipo de amor, el de las personas que sin conocerla oran por ella, por su salud y su bienestar. Esos gestos, asegura, han mantenido su sonrisa intacta.

“Nunca me ha gustado profundizar ni dar pena ni eso, pero creo que es necesario e importante hablar de las enfermedades silenciosas y de los riesgos que traen. Estuve quince días, los conté después de estar adentro y de empezar a asimilar (ríe), pero ya lo asimilé mejor, ha sido un proceso y un momento en el que estuve en total negación”, menciona. Ese proceso, admite, se debía al desconocimiento de las consecuencias que habría después de la intervención quirúrgica. “Antes de operarme no sabía qué iba a pasar, entonces estaba muy dolida porque sentía que era como un castigo, necesitaba entender para qué, no por qué. Nunca pregunto por qué o por qué a mí, porque eso es desearle el mal a otra persona. Sí me preguntaba mucho ¿para qué?; explícame, Dios, para qué después de tanto tiempo y en la pierna que era la buena, quería que me explique para qué ocurre esto en mi vida”, admite la artista.

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Trombofilia

“Yo ya tuve una trombosis venosa profunda hace diez años en la pierna izquierda, posparto, yo tengo la enfermedad trombofilia activada desde el embarazo, entonces yo me mediqué durante todo el embarazo anticoagulantes, para cuidarme y que no me dé una trombosis dura con mi hijo adentro y que me muera yo con mi hijo. Hay muchas mujeres que se inyectan anticoagulantes en el embarazo y les va muy bien después, dan a luz a sus hijos saludables, se anticoagulan un par de meses y nunca más lo tienen que volver a hacer”, explica la intérprete.

Cortés, de 41 años, cuenta que fue a raíz de un cuadro de fiebres constantes durante su embarazo la forma como se manifestó inicialmente la enfermedad. “Fuimos donde un epidemiólogo a buscar algún virus o cuestión extraña, gracias a que fuimos a chequear estas fiebres, se encontró que tenía trombofilia, que es la tendencia a la posibilidad de crear trombos en algún momento si no utilizas los medicamentos necesarios. En el embarazo se activó la trombofilia, que yo la tenía genéticamente. Mi padre tuvo una trombosis hace muchos años, mi hermano tuvo una y a mí en el embarazo se me activó lo que estaba en mis genes dormido”, menciona.

En esa primera ocasión, la trombosis se dio a la altura de la ingle. “En la clínica Guayaquil, el doctor Roberto Gilbert a quien yo le debo la primera parte de mi primera oportunidad de vida, él y todo su equipo, con el doctor Enrique Boloña, ellos me pusieron un filtro en la vena cava y eso podía evitar que estos coágulos suban al pulmón y se me haga una embolia pulmonar. Eso fue el primer año, me dieron un par de trombosis más, pero todas estaban por abajo, en la pierna, en la pantorrilla. Por eso usé bastón algún tiempo por dolores, porque quedaron venas dañadas”, dice.

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Antes de su segundo episodio de trombosis venosa profunda, la artista explica que no prestó atención a las señales que le daba el cuerpo. “Con dolor en la espalda baja, de repente, cocinaba sentada unos días, pero el dolor ya comenzaba a subir, me costaba pisar, pero era con la pierna buena. No le di mucha atención y salí con mi bastón. Pensé que eran dolores crónicos causados por el daño de la otra pierna, al darle más peso a la otra. Salí a desayunar con mis amigas ese día, gracias a Dios, porque ese día iba a estar sola en mi casa, a ellas les debo mucho”, refiere.

Sus amigas fueron las primeras en auxiliar a Cortés. La tomaron cada una de un lado y la subieron al vehículo en el que la transportaron hasta la clínica para ser atendida. Mientras una conducía concentrada en llegar lo más rápido posible, su otra amiga se adelantó al hospital para que tuvieran listo todo a su llegada. “Yo no logré llegar al carro, ahí dentro, ya me tiré porque el dolor era intenso, de la parte baja de la espalda, en la pierna y sentía que iba a reventar. En ese instante llamé a mi doctor de cabecera, al doctor César Mariscal, a quien le debo todo en este momento, le expliqué los dolores, y cuando ya estuvimos en emergencias, me hicieron un ecodóppler y se dieron cuenta de que esta trombosis era bastante grave”, expresa. El examen entonces arrojó que el trombo se formó desde el tobillo hasta más arriba del ombligo.

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Mariscal junto con el doctor José Jiménez operaron a Cortés y según detalla sacaron todo el trombo formado en esta parte del cuerpo.

¿Qué hubiera pasado de haberse presentado la trombosis mientras estaba sola en casa y no hubiera contado con la ayuda inmediata?

Podría haber perdido un miembro (pierna). Por eso te digo que tenía mucha información que asimilar en el hospital. Por eso estaba tan enojada, tan brava, estaba decepcionada de mí, de todo. De nadie alrededor mío sino de mí, de mi cuerpo.

¿Por qué estaba enojada?

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Estaba enojada por volverlo a hacer, porque me volvió a dar lo mismo en otra pierna y más grave aún. Gracias a que tenía el filtro que me habían puesto hace diez años, ese filtro me salvó la vida porque los trombos sí pasaron un poquito del filtro, pero no pasaron todos, entonces sí, se hizo una embolia pulmonar que llegó hasta el bazo, pero gracias a Dios la embolia pulmonar ocurrió en el hospital y no en la casa.

Por la gravedad de todo lo ocurrido, ¿podríamos incluso no estar conversando ahora?

Asiente con la cabeza mientras contiene las lágrimas. Más que perderme le hubiera faltado a mi hijo y eso es lo único que no quiero.

En una entrevista anterior nos decía que no quería que le faltara nadie del círculo cercano a Max...

Durante su crecimiento, ya en la adultez sabemos afrontar las cosas de una mejor forma, pero en la infancia y adolescencia no es justo, ocurre, sí; se puede sobrellevar, por supuesto que sí; no superar, pero se puede vivir con ello, pero no es lo ideal que a un niño le falte alguien en su infancia y adolescencia.

¿Se quebró frente a sus familiares?

Yo me quebré en el carro con mi amiga, todo el camino, con la Titi que me decía: ‘Llora, grítalo, dale’. Mientras mi otra amiga Michelle iba en el otro carro a la emergencia para alistar no sé. Ellas le avisaron a la familia, yo no les avisé a mis papás hasta que no tenía confirmado que era una trombosis. A David sí le dijimos inmediatamente. Dentro de todo el dolor, yo soy muy práctica en emergencias. Llamé mientras estaba en ensayos, que son sagrados y no se interrumpen. David llegó corriendo al hospital, cuando me hacían los exámenes y estaba tapada por completo la vena y que pasó al pulmón. En UCI pudieron calmar el dolor intenso con todos los medicamentos posibles. Me dio pena que mi mamá y mi esposo me vieran en ese episodio. Yo creo que hay personas que no merecen tener más dolor en mi vida.

En medio de todo el dolor...

Sí, en medio de todo, yo estaba pensando en ellos.

El público se preocupó cuando empezaron a pedir pintas de sangre, sin embargo nos mantenía en cierta calma ver posteos en sus redes...

Esa fue mi forma, porque tengo amigos, tengo familia y es suficiente para que una persona lo sepa, para que el resto tenga una información a medias y se preocupen todos, de una forma incorrecta. Aunque es muy grave, me subieron a habitación después de UCI como para esperar si el cuerpo reaccionaba a la primera fase de medicamentos y como mi organismo no reaccionó bien a eso decidieron que había que operar de emergencia porque mi pierna, mi cadera y mi abdomen eran una cosa de otro size. Cuando me dan la noticia y me dicen que van a necesitar pintas de sangre, me quedé perpleja. Pensé: tengo que asimilar, voy a perder la pierna, que es el mal menor, y empiezo a pensar mil cosas.

En ese momento estaban unos amigos de visita, Karlita Morales estaba ahí cuando vinieron a notificarme de las pintas de sangre y ella dijo: ‘Ok, lo vamos a anunciar en las redes’. Me dijo: ‘Pame, ¿me autorizas?’, porque sabe que soy muy reservada y le dije que sí, que necesitaba ayuda. Ella lo subió y ahí se entendió la gravedad del tema y por eso subí historias y decidí explicar qué estaba pasando, lo expliqué como pude, abrí mi corazón para que la gente entienda y recen y piensen y le metan ganas. Necesitaba toda la fe que yo no tenía, yo no tenía fe. Entré al quirófano sonriendo porque quería que lo último que vieran de mí sea bueno, pero yo no entré con ninguna fe, con ninguna esperanza al quirófano, ninguna.

Hubo muchas personas rezando por usted...

Y eso fue absolutamente todo, porque yo estoy convencida, nunca hablo de Dios públicamente porque me gusta respetar las religiones y las creencias de todos, todos creemos en algo o en alguien y nos funciona. Cuando salí del quirófano me enteré de todo lo que había sucedido porque mi esposo me había dicho de todos los mensajes y llamadas. Me enseñó todas las cadenas de oración, mi mamá me decía también y era tanta gente con tanta fe que estoy convencida de que esa fe guio las decisiones de todo el equipo médico que estuvo trabajando ahí. Dios obró a través de ellos para que yo esté hoy contando mi historia y rehabilitándome mejor que la primera vez.

David le dedicó una canción cuando salió de la clínica...

Cuando íbamos los dos solos, en el carro, de regreso, él me dedicó esa canción (Venus, de Shocking Blue) que significa que tú todo lo puedes. Él me trata así, de esta te levantas también y vas a estar cantando en los Premios Heat como tú querías, porque él dice que lo primero que le dije cuando estaba en emergencia: Ya no voy a cantar en los Heat, el 20 de octubre (ríe al contar la anécdota), y me empecé a frustrar porque otra vez mi carrera iba a tomar una pausa o larga pausa o no sabía qué y que otra vez la gente iba a decir: ‘Pamelita se retiró', como cuando lo dijeron hace diez años, que en realidad no fue así, sino que me había dado la trombosis.

Esta vez abrí mi corazón, abrí mis miedos, demostré mis inseguridades y subí un post diciendo que es válido estar frustrada, enojada, es válido, es un proceso. Hay que visibilizarlo. Las redes solo te enseñan lo bonito, las redes solo te enseñan una cara bien maquillada, un cuerpo perfecto, solo te enseñan la felicidad absoluta, pero esa presión de las redes también causa ansiedad y depresión en las personas que no lo tienen y a mí siempre me ha gustado ser honesta, no en contar mis enfermedades, pero sí honesta conmigo y las personas y sí era oportunidad de decir saben qué, ahorita no voy a sonreír, estoy enojada y es normal, denme unos días, denme un tiempo para reencontrarme.

Cuando subí al carro, él me dijo: ‘Estamos yendo a casa’, algo que no pensamos que iba a suceder, no lo pensamos, había muchas opciones de no volver a casa.

¿Max le hizo preguntas sobre lo que podría pasar?

Max está acostumbrado a verme que me inyecto mis anticoagulantes, Max está acostumbrado a ver que de repente yo estoy con dolor, Max está acostumbrado a estas cosas y esos días él acopla su agenda a una más light, a ver películas, a jugar en la cama conmigo, qué sé yo. Si ves mi Instagram hay mil videos desde que él estaba chiquito y me ponía dinosaurios en la pierna para sanar. Esta vez, unos amigos lo fueron a retirar de la escuela y a él nadie más lo retira que no sea mamá y papá y yo estaba segura de que él se iba a asustar. Entonces le dije a la profesora: ‘Por favor, dígale que la mamá está en el hospital, que el papá está ayudándola en el hospital, pero que está bien’. Como él está acostumbrado a que yo de repente tenga una crisis de dolor, él no se iba a preocupar. No necesitaba que se preocupe más, además que estaba en exámenes (ríe).

Él ya me visitó al siguiente día, mis amigas se lo llevaron a pasear, a jugar, a correr, él cuando había oportunidad me preguntaba: ‘Mamita, ¿cómo estás con el dolor?’. Ya con el paso de los días, cuando fue, me dice: ‘Mami, ¿cómo está tu dolor?’. Yo le dije que el dolor estaba fuerte, que me iban a operar, que todo iba a estar bien e íbamos a volver a jugar. Se lo dijimos del lado optimista.

Max estaba calmado, yo le pedí a David que él no se quede en el hospital conmigo, le dije que Max lo necesitaba más. A mí me cuidó mi mamá, mi cuñada Vale, una amiga que se llama Leti, se turnaban entre ellas. Preferí que mi esposo proteja a mi hijo, que a mi hijo no le entren dudas y no le falten padres, y así fue.

¿Qué le dio y qué le quitó este episodio?

Me quitó muchos miedos, tengo menos miedos que antes porque lo viví todo en quince días y cinco de terror. Yo me despedí cuando subí la canción Calma y una historia con Max y David en la hamaca, esos dos posteos míos eran de despedida indirecta. Sí, yo me despedí. He soltado más cosas. Yo a la muerte nunca le he tenido miedo, he temido que a mi hijo le falte alguien. La persona que se va, se va; los que sufren son los que se quedan.

Ya un poco más repuesta, Cortés compartió con un equipo de este Diario para la producción fotográfica. Llegó apoyada con su bastón, sonriente, cantando mientras se alistaba. Sus sueños no se detienen, en noviembre tendrá varios shows, además del lanzamiento de nuevos temas. (I)

Fotos: Zaky Monroe. Maquillaje: Julio Rangel. Peinado: Iván Baque. Estilismo: Álex Márgary. Asistente de estilismo: Hansel Green. Vestuario: Mónica Campaña. Video: Adrián Antón. Agradecimientos: Hotel Sheraton.