Observar a su pequeño sobrino jugar con juguetes elaborados con materiales desechables, a pilas y que tienden a impulsar la violencia y el sexismo, sumado a la necesidad de elaborar su proyecto de tesis, inspiró a Nicolás Bahamonde a crear Amalgama Toys, un emprendimiento que busca crear conciencia ambiental en niños y adultos a través del diseño de material lúdico de madera.

Los juguetes de Amalgama Toys son elaborados con madera reciclada, específicamente de la que proviene de los palés que se utilizan para mover cargas en la industria automotriz, por ejemplo. Se escogió este tipo de material debido a lo difícil de su reciclaje. El emprendimiento lleva cuatros años, los dos primeros fueron de ensayo y error hasta dar con la técnica específica que les permita aprovechar la madera, los materiales, definir los modelos y el sistema de imantado que posee una línea de juguetes que tienen piezas intercambiables.

“Nuestros modelos de madera sólida son de pino que provienen de los palés. En medio de las tablas y en las esquinas hay unos cuadrados de madera que son los que soportan el peso y están llenos de clavos y con eso trabajamos. Esto por lo general no se recicla y a nadie le interesa trabajar con eso”, dice Bahamonde. También hay figuras hechas de balsa para que puedan flotar.

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También hay figuras hechas de balsa para que puedan flotar. Foto: Cortesía Amalgama Toys

Además, se utilizan pinturas con base de agua y para no usar lacas para los acabados se emplea aceite de oliva. Los modelos están inspirados en la fauna y flora del país, en especial las que están amenazadas de extinción. Los juguetes se entregan en bolsas de tela confeccionadas con descartes de la industria textil y vienen con material de apoyo donde se describe la figura y su significado que está impreso en papel semilla.

Amalgama Toys trabaja con seis artesanos de tres talleres ubicados en Quito, Puyo y Baños. Actualmente están en conversaciones con otro taller en Ibarra. “Hemos puesto la maquinaria y corremos con los gastos de mantenimiento”, añade Bahamonde. “Esta maquinaria no solo les sirve para nuestros productos, sino también para mejorar la calidad de los productos de ellos”.

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Los juguetes no solo están dirigidos para los infantes, ya que están basados en el concepto de diseño universal y juego libre. Adultos y personas de tercera edad o con capacidades especiales también los pueden usar. Además, al trabajar con animales no hay divisiones que indiquen que ciertos modelos son para mujeres y otros para hombres.

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Hasta el momento se han producido 3.000 juguetes de balsa y 1.500 imantados. Los precios oscilan entre $ 13 y $ 33. “Sabemos que no somos muy competitivos en el tema de precios y no porque seamos caros sino porque competimos con productos extremadamente baratos, principalmente hechos de plástico. Si nos fijamos en el costo del producto en el largo plazo, nos daríamos cuenta de que el hecho de plástico va a contaminar el agua al futuro”, afirma Bahamonde.

Sus principales canales de venta son las redes sociales y su página web. Este año se tiene planificado abrir un showroom. También tiene un estudio ubicado en el sector del parque La Carolina, en Quito. Además, disponen de una pequeña tienda móvil que recorrerá varios sectores de la capital, aunque todavía se está afinando la agenda de los puntos seleccionados. Se tiene planificado que esta tienda también visite las ciudades más grandes del país, como Guayaquil, Manta, Cuenca y Ambato, a finales de año.

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“El tema de la circularidad es más común. Si pensamos en la calidad de vida, no creo que haya personas que no piensen en la afectación del no cuidado al medioambiente y no solo de nuestra vida, sino de las futuras generaciones, nietos, sobrinos”, indica Bahamonde. (I)