El Arco de Darwin era uno de los icónicos atractivos turísticos de las islas Galápagos. Miles de visitantes, científicos y especialistas llegaban al sitio año tras año para poder observar su rica biodiversidad marina.

Sin embargo, este puente de roca natural, que en algún momento habría sido parte de la isla Darwin, colapsó debido a una erosión natural, así lo reportó ayer 17 de mayo la Dirección del Parque Nacional Galápagos (DPNG) tras las alertas que se dieron en redes sociales.

Felizmente no había buzos o turistas en el momento del derrumbe. Movimientos sísmicos continuos en las islas habrían provocado su caída. El archipiélago es una formación compuesta por más de 3.000 volcanes submarinos y terrestres y tiene alta sismicidad.

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César Peñaherrera, doctor en Ciencias Marinas, coordinador de la organización Migramar y que está en una expedición científica que navega de Galápagos hacia Costa Rica, pudo divisar ayer la zona ya con el puente colapsado. “El arco ha sido un ícono del buceo mundial y es considerado por muchas organizaciones y revistas especializadas como el lugar número uno para el buceo marino de observación de megafauna”, afirma.

Además, aclara que la caída del puente no va a cambiar “en lo absoluto” el buceo en esa zona de Galápagos: “Eso no tiene ninguna influencia en lo que es la dinámica de las poblaciones de tiburones o de peces que habitan alrededor del arco. La afectación es solo paisajística”.

Añade que el turismo marino se va a mantener y que lo que afectaría a las especies que habitan en esa área dependerá de las medidas de protección que se den alrededor de toda la reserva marina de Galápagos (RMG) y en aguas abiertas.

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De hecho, la expedición en la que participa Peñaherrera busca aumentar los argumentos para expandir la RMG y su protección. Los científicos y técnicos que participan en la travesía tienen previsto estudiar seis sitios a lo largo de las 1.500 millas náuticas de itinerario, con el fin de estudiar los ecosistemas en esta vía de migración marina entre las Galápagos y la isla de Coco.

La expedición es impulsada por más de una docena de universidades, fundaciones de ambos países, y ONG internacionales, con el aval de los Gobiernos ecuatoriano y costarricense. Los científicos visitaron isla Darwin, donde se quedaron dos días para continuar con las investigaciones y allí pudieron constatar el derrumbe del arco.

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Además, tripulantes y turistas del yate Galapagos Aggressor III también confirmaron el colapso del icónico puente pues llegaron al poco tiempo del suceso y divulgaron fotos del lamentable hecho en redes sociales.

Al amanecer del 17 de mayo el Arco de Darwin todavía estaba completo. Foto: César Peñaherrera.

El norte las isla Darwin, zona donde se ubicaba el puente, habita la mayor biomasa de tiburones jamás vista en el mundo (12,4 toneladas por hectárea), según el Ministerio del Ambiente y Agua (MAAE).

La presencia de depredadores indica que el ecosistema marino es saludable; aunque la pesca masiva mundial ha reducido en un 90% la población de la mayoría de tiburones y otros grandes depredadores, incluso en las áreas más remotas y prístinas.

Junto a Wolf, Darwin es considera la “joya de la corona” del archipiélago ecuatoriano debido a una gran abundancia de escualos y otros grandes depredadores.

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Pese a la gran biomasa de tiburones la zona no estaba totalmente protegida de la pesca hasta que el Gobierno Nacional anunció la creación de un santuario marino alrededor de Darwin y Wolf, en marzo del 2016. En esta zona también se encuentra el último arrecife de coral de la Reserva Marina de Galápagos. (I)

En horas de la mañana del 17 de mayo se reportó el colapso del Arco de Darwin. Foto: Cortesía Luis Panchi