Investigadores de la Fundación Ballenas del Pacífico, del Museo de Ballenas de Salinas, de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) y WildAid encontraron una ballena azul de aproximadamente 18 metros de largo cerca de la Isla de la Plata, frente a las costas de la provincia de Manabí, el 22 de enero pasado.

Las aguas alrededor de la Isla de la Plata son conocidas por las ballenas jorobadas que se las observa entre junio y octubre, pero también otras especies de delfines y ballenas frecuentan esta zona con regularidad.

Conozca a las gigantes especies marinas que llegan a las costas de Ecuador, como las ballenas tropicales y orcas, y por qué es importante investigarlas para protegerlas en sus periplos

Publicidad

El registro se dio en el contexto de un programa de cooperación interinstitucional creado para generar conocimiento de delfines costeros y ballenas en aguas ecuatorianas, promover su conservación y apoyar las actividades de control y vigilancia de las áreas marinas y costeras protegidas regentadas por el Ministerio del Ambiente, informa Fernando Félix, investigador del Museo de Ballenas de Salinas y de la PUCE.

La ballena azul es el animal más grande que ha existido en la historia del planeta.

En aguas antárticas se han registrado especímenes de más de 30 metros de longitud y 150 toneladas de peso.

Publicidad

Fue una de las especies más atractivas para los balleneros que acabaron con el 99 % de ballenas azules en la Antártida durante el siglo XX, quedando apenas unos pocos cientos de ellas después de este periodo de caza.

La Comisión Ballenera Internacional prohibió su captura a partir de 1966.

Publicidad

Pese a la prohibición, la especie aún no se recupera y sigue siendo considerada en peligro de extinción, agrega Cristina Castro, de la Fundación Ballenas del Pacífico.

A diferencia de las ballenas jorobadas, la migración de la ballena azul no es tan regular.

Su alta demanda energética requiere que las ballenas azules tengan que alimentarse a lo largo de todo su ámbito de distribución, por lo que tienden a migrar y concentrarse en zonas de alta productividad, señala Félix, investigador que participó en la expedición.

Los individuos más grandes de ballena azul tienen más de 30 metros de longitud. Foto: CORTESÍA FERNANDO FÉLIX

Grandes misterios rodean a este gigante, pues poco se conoce de sus rutas de migración, de su distribución en aguas abiertas e incluso dónde se reproducen.

Publicidad

Existe solo un puñado de registros de ballenas azules en aguas costeras de Ecuador en los últimos 20 años. De allí la importancia de este nuevo reporte.

La información histórica da cuenta de su presencia a principios del siglo XX en la zona sur de Manabí, según reportes de flotas balleneras noruegas que realizaron campañas de caza en esta zona.

Su presencia, por lo tanto, podría ser considerada un síntoma de recuperación, de regreso a zonas tradicionales de distribución o simplemente el reflejo del escaso esfuerzo de investigación de ballenas en esta época del año.

Los registros balleneros de la caza de ballenas azules realizada en la costa norte de Perú muestran que son más abundantes en esta parte de la costa sudamericana entre diciembre y marzo, por lo que el golfo de Guayaquil y la costa central de Ecuador podrían ser lugares importantes para la distribución y alimentación de la especie durante una parte de su ciclo de vida.

“Las aguas del gollfo de Guayaquil son muy productivas. Ecuador podría ser un sitio de alimentación o de tránsito para ballenas del hemisferio norte que bajan a Perú y tal vez más al sur. No conocemos mucho de sus movimientos e identidad de la población que pertenece. Por eso es importante el registro y la biopsia que tomamos para estudios de genética poblacional”, afirma Félix.

Las ballenas azules son ocasionalmente observadas en las islas Galápagos, donde son más abundantes entre junio y noviembre, aunque también han sido avistadas durante meses cálidos.

Al igual que otras especies de grandes ballenas, existen poblaciones diferentes en ambos hemisferios.

En el Pacífico Sur hay dos subespecies reconocidas y un número aún desconocido de poblaciones diferentes, incluyendo una que se distribuye a lo largo del Pacífico Sudeste entre Chile y Ecuador, relata Félix.

Sin embargo, es posible que las ballenas azules que frecuentan las costas de Ecuador entre diciembre y marzo pertenezcan a una población de estas especies del hemisferio norte y no del sur.

La ballena azul captada frente a la isla de la Plata, en Manabí. Foto: CORTESÍA FERNANDO FÉLIX

Una biopsia de piel para estudios de genética fue tomada durante la observación, lo que permitirá identificar a qué población pertenecería la ballena avistada en la Isla de la Plata.

Estudios más detallados y colaborativos con grupos de investigación en otros países podrían ayudar a entender mejor la distribución y estructura de los diferentes stocks de ballenas azules en esta parte del Pacífico Oriental, agrega el investigador.

Los científicos hacen un llamado a las instituciones nacionales, públicas y privadas, para que apoyen este tipo de investigaciones. El fin es “entender mejor los procesos ecológicos que se dan en nuestras aguas costeras y generar información para la gestión apropiada de estas especies”, expresa Félix. (I)