Dos monos aulladores (Alouatta palliata) blancos con leucismo bautizados como Albita y Japu se registraron en octubre y noviembre pasados en el Bosque Protector Cerro Blanco, un área protegida privada administrada por la Fundación Probosque que se extiende hacia el noroeste de Guayaquil.

Se trata del primer hallazgo de este tipo. “De nuestro conocimiento y revisión bibliográfica, es el primer registro de leucismo en esta especie a nivel mundial en vida silvestre. Han existido otros reportes de coloraciones diferentes en México, pero no han sido diagnosticados como leucismo”, dice Cristian Barros, biólogo y presidente de la Fundación para la Conservación e Investigación Japu, organización no gubernamental que centra sus estudios de conservación en los ecosistemas costeros del Ecuador.

El hallazgo de estos individuos, que presentan desórdenes cromáticos, representa un signo de los bajos niveles de conservación en el casi extinto bosque seco tropical de la costa ecuatoriana, precisa Barros. “Esto porque es un síntoma de empobrecimiento genético causado por la endogamia (apareamiento entre parientes cercanos), debido a que las poblaciones de monos aulladores del Bosque Protector Cerro Blanco han perdido conectividad con otras poblaciones”.

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La existencia de aberraciones cromáticas como el leucismo o el albinismo es el resultado de la endogamia en poblaciones aisladas de fauna silvestre local y está asociada a factores ambientales estresantes, indica un artículo científico sobre el hallazgo de los dos monos que está en revisión titulado como Primer registro de leucismo en monos aulladores de manto dorado.

“Esta anomalía puede reducir las tasas de supervivencia. Hay casos de leucismo en la vida silvestre, pero en general, se considera muy raro... Se deben considerar estrategias de manejo inmediato para aumentar significativamente la conectividad con otras poblaciones de monos aulladores”, recalca el documento.

El estudio destaca además que esta área protegida privada, ubicada en la provincia del Guayas, ha perdido una cobertura forestal de aproximadamente 29 hectáreas entre 2000 y 2020, basado en un análisis de imágenes satelitales que incluye la cobertura arbórea de los árboles que miden cinco metros o más.

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“El Bosque Protector Cerro Blanco se encuentra bajo fuerte presión debido al constante crecimiento de la ciudad de Guayaquil en sus alrededores, caza, agricultura y ganadería, provocando el aislamiento del resto de la cordillera Chongón-Colonche. Es muy probable que esto provoque una ruptura en el flujo genético de su fauna”, señala la investigación.

El leucismo está controlado por seis genes. Estos “animales leucísticos presentan pérdida parcial o total de la pigmentación en piel o pelaje, pero mantienen una coloración normal en ojos o garras”, añade.

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Uno de los miembros de la manada de monos aulladores de manto dorado que vive en el Bosque Protector Cerro Blanco de la que es parte Albita, que tiene leucismo. Foto: CORTESÍA JULIÁN PÉREZ DE JAPU

Hay especies que se han casi perdido por causa de la destrucción del bosque nativo y la excesiva presión de actividades humanas, como el jaguar (Panthera onca), que está en la categoría de ‘En Peligro Crítico’ en la región Costa.

“No se ha reportado (en esta parte del país) oficialmente desde hace aproximadamente un decenio. Pero no perdemos la esperanza de que aún se encuentre habitando el bosque y su población podría reestablecerse si mejoramos la conectividad entre bosques”, explica Barros.

El avistamiento de los dos monos aulladores blancos fue realizado mientras se hacía el ‘Estudio de Biodiversidad del Bosque Protector Cerro Blanco para el Proyecto de Restauración Ambiental’ bajo el auspicio de la Autoridad Aeroportuaria de Guayaquil (AAG).

Julián Pérez Correa, director ejecutivo de Japu, asegura que el hallazgo evidencia la urgencia de conectar Cerro Blanco con el resto del ecosistema nativo que queda en la cordillera Chongón-Colonche, con el fin de preservar las especies.

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Diversos estudios muestran que existe una pérdida de entre el 70 y el 90% del bosque seco tropical original, dejando fragmentos que funcionan como pequeñas “islas” donde se concentran organismos que dependen de áreas en buen estado. “Haber encontrado a estos monos aulladores con leucismo tiene muchas implicaciones en la conservación”.

Pero también hay más preguntas por responder. “Por ejemplo, ¿qué otras especies pueden presentar síntomas de empobrecimiento genético?, ¿podría el bosque perder su funcionalidad ecológica en un mediano o largo plazo?”.

La pérdida de funcionalidad, dice Pérez, implicaría tener un bosque muerto. “Ya es hora de cambiar el paradigma de conservación. Ya no tenemos que solo proteger Cerro Blanco, hay que conectarlo”, asegura.

El incremento de la frontera agrícola, la expansión urbana y de las camaroneras diezmaron el área que había de bosque seco tropical, que hoy se extiende fragmentado en las provincias de Manabí, Guayas, Santa Elena, El Oro y Loja.

Hay factores que pueden aumentar la tasa de leucismo, como las presiones ambientales, la deforestación, la contaminación y las deficiencias en la dieta. (I)