En ocasiones, la dieta del tiburón martillo (Sphyrna lewini), que habita en las islas Galápagos, es generalizada y en otras muy específicas.

Estas alteraciones son parte de las afectaciones provocadas por el cambio climático, según la investigación de la Fundación Charles Darwin (FCD), la Universidad San Francisco de Quito y la Dirección del Parque Nacional Galápagos (DPNG).

En esa indagación se demostró que el comportamiento alimentario del tiburón martillo es afectado durante la presencia de eventos climáticos como los ciclos El Niño y La Niña en la Reserva Marina Galápagos.

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“Las islas Galápagos representan un lugar privilegiado para estudiar el impacto de los ciclos El Niño y la Niña en los diversos ecosistemas marinos del archipiélago. En este estudio realizamos un muestreo temporal de cuatro años para entender las variaciones en la dieta de los tiburones martillo a lo largo de este tiempo y la influencia de eventos climáticos variables como El Niño/Oscilación del Sur (ENSO)”, señala Camila Arnés-Urgellés, bióloga marina que participó del estudio.

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Los tiburones martillo se alimentan principalmente de peces e invertebrados (moluscos y crustáceos, entre otros).

Para tener resultados del comportamiento alimenticio de los tiburones martillo, los científicos hicieron un análisis isotópico de las muestras de tejidos. Con esto pueden identificar las principales zonas donde obtienen su alimento.

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Primero, realizaron un buceo libre (o apnea) llevando una vara hawaiana con un dardo especial, instalado para tomar biopsias. Segundo, el dardo fue colocado en el extremo superior de la vara, que está especialmente diseñado para retener un pequeño pedazo de piel y de músculo de tiburón al momento de tocar su cuerpo. Luego, con el dardo se recogió una muestra de tejido dérmico, sin causar daño al tiburón y fueron llevadas al laboratorio.

En las islas Darwin y Wolf, ubicadas al norte de la reserva marina, albergan una de las mayores agregaciones de tiburones martillo del mundo.

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Y debido a su ubicación geográfica, las islas Galápagos se encuentran en el epicentro de los eventos El Niño y la Niña, mismos que influyen en los ecosistemas marinos de la región y en la disponibilidad de las especies que son parte de la dieta de los tiburones.

“El cambio climático es una realidad y tiene ya profundos impactos en todos los ecosistemas y especies del planeta”, apunta Pelayo Salinas de León, investigador principal de la FCD y co-autor del estudio, quien argumenta, que a pesar de ser una especie en peligro de extinción, no hay un plan orientado a recuperar las poblaciones de tiburones.

A nivel mundial, el número de tiburones martillo en los océanos se han reducido en más del 70 %.

Para medir la temperatura del océano pacífico se colocó durante esta semana una boya oceanográfica en el arrecife Wellington, en la isla Darwin.

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La acción fue realizada por la FCD, la DPNG, el Instituto Oceanográfico y Antártico de la Armada (Inocar) y la organización filantrópica Aqualink.

El objetivo es registrar diferentes parámetros atmosféricos y oceanográficos, incluyendo la temperatura del mar a nivel superficial y a 18 metros de profundidad del arrecife.

“Los esfuerzos de conservación e investigación por parte de la Dirección del Parque Nacional Galápagos y la Fundación Charles Darwin, para reforzar la capacidad de recuperación de los ecosistemas de los arrecifes mediante actividades como la restauración de arrecifes, la identificación de especies tolerantes y los factores de perturbación son prioritarios para combatir los impactos del cambio climático”, indicó la científica principal, Inti Keith, de la Fundación Charles Darwin.

Otra boya de este tipo alertó en marzo pasado sobre el aumento de la temperatura en la zona, esto es, un grado centígrado más (+1°C) del límite universal. Y en abril, las anomalías térmicas se intensificaron con la presencia de temperaturas altas y persistentes, pero estas disminuyeron a mediados de ese mes. (I)