Alisson Vega y Francis Espinoza, ambas de 24 años y estudiantes de Ingeniería en Biotecnología de la Universidad Internacional SEK (UISEK), fueron seleccionadas para participar en la jornada de investigación del buque Orión junto con doce funcionarios del Instituto Oceanográfico y Antártico de la Armada (Inocar).

La entidad seleccionó a dos de los mejores estudiantes de diferentes carreras en varias universidades del país. Ambas fueron escogidas por su alto rendimiento académico y zarparon de Salinas como parte de la tripulación científica el 23 de octubre pasado hacia la isla Santa Cruz, en Galápagos.

Una de las investigaciones es sobre un proyecto de gestión ambiental para el análisis de microplásticos (pequeñas piezas de plástico que provocan una alta contaminación) en la zona marítima ecuatoriana.

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La idea es calcular la cantidad de estos componentes que existe con el fin de crear una base de datos y poder comparar si aumentó o disminuyó, e iniciar un plan para el control y cuidado de este ecosistema, ya que es la primera vez en el país que se desarrolla este tipo de investigación.

“Las muestras están siendo analizadas; lo que hicimos fue recolectar. El proyecto está en sus inicios, y lo que tratamos es de obtener un índice de concentración de microplástico en la zona marítima del Ecuador. Con esto tendremos un cuadro al respecto. No hay información previa”, indica Vega.

Lo que impacta, agrega, es el nivel de contaminación que hay entre el zooplancton y fitoplancton, que son la base de la cadena alimentaria de los ecosistemas acuáticos y de la vida marina. “La mayor evidencia se observa al recolectar las muestras en las que se puede apreciar el microplástico que es visible al ojo, más que todo al acercarse a las islas Galápagos”, dice la egresada.

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La explicación es que hay tres corrientes marinas que confluyen en la región Insular, lo que arrastra la basura, que al desintegrarse deriva en el microplástico. “No es una botella o una funda, sino que está en formas pequeñas y es consumida por los peces”.

Una conclusión de esta jornada científica es la sinergia que hubo entre los participantes, que son profesionales de distintas ramas, por lo que hay complementariedad.

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Vega afirma que existe la biotecnología marítima, que hace falta aplicarla en las zonas costeras del país. “Su fin es dar una solución plausible ante el microplástico, que es un problema de fondo que tendremos. Es una alternativa para contrarrestar como las microalgas que pueden ayudar a biodegradar”.

Un mismo criterio tiene Espinoza. “Hay que enfocar la biotecnología en las investigaciones marítimas y también obtener otros resultados a partir de la nanotecnología (ciencia de manipular la materia a una escala atómica y molecular para resolver problemas), que permite tener productos de utilidad humana. Con este se puede hacer biorremediación del microplástico que está entrando incluso a la cadena alimentaria de los humanos, ya que nos alimentamos de peces”.

La otra investigación es sobre la incidencia del cambio climático en el mar territorial nacional, en el trayecto hacia Galápagos desde la costa del Ecuador continental.

Espinoza cuenta que revisaron los datos de 37 estaciones a lo largo del trayecto en el ámbito de la oceanografía. La información es sobre la temperatura superficial del mar, humedad, velocidad del viento y otras condiciones meteorológicas que sirven para determinar el comportamiento de los fenómenos de El Niño y La Niña. Uno de los fines es generar planes de riesgos para minimizar los efectos.

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El intercambio fue mutuo. Ambas coinciden en que esta experiencia les permitió conocer las perspectivas de otras profesiones y adquirir nuevos conocimientos que les gustaría fortalecer luego de graduarse, como la oceanografía y la meteorología. “Nosotras éramos las únicas biotecnólogas en el buque”, comenta Francis.

La investigación forma parte del XXV Crucero Regional Conjunto coordinado por la Comisión Permanente del Pacífico Sur (CPPS) para el estudio de los eventos de variabilidad climática, El Niño y La Niña, en el océano Pacífico Oriental, en el que participan Colombia, Ecuador, Perú y Chile. El estudio también es parte del proyecto internacional que ejecuta el Inocar con la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA).

La expedición se hizo bajo la dirección del capitán de corbeta Othoniel Palacios, jefe científico.

Los Estados que integran la CPPS (Colombia, Chile, Ecuador y Perú) realizan cruceros oceanográficos conjuntos en sus áreas marítimas jurisdiccionales para evaluar la probable afectación de eventos naturales, conforme a los compromisos adquiridos ante este organismo regional.

Alisson Vega y Francis Espinoza, estudiantes universitarias, cuando participaron de la jornada de investigación del buque Orión entre octubre y noviembre del 2021. Foto: CORTESÍA

Un estudio calculó la presencia de plástico en las playas ecuatorianas

“Composición, abundancia y fuentes de desechos marinos antropogénicos en las playas de Ecuador: un estudio respaldado por voluntarios” es el título del artículo publicado el 31 de marzo del 2020 referente a la presencia de basura a lo largo del perfil costero del país

Entre las conclusiones se estableció que los plásticos se encontraron en un 64 %, entre los artículos de basura más comunes, en todas las playas muestreadas.

Además, las densidades de basura en las playas ecuatorianas fueron variables, pero había mayor presencia en los puntos costeros ubicados en el centro y sur del Ecuador.

Y que, además de los turistas, las playas también reciben basura a través de las corrientes marinas, especialmente de las provenientes del río Guayas.

La investigación fue apoyada por 400 voluntarios que durante dos meses colaboraron con el muestreo de 25 playas en el continente ecuatoriano y en Galápagos.

Este trabajo fue liderado por el Instituto Nacional de Pesca y reunió a investigadores del Inocar y de varias instituciones públicas y universidades ecuatorianas. (I)