Que las personas experimenten las diferentes etapas que vivió Dante en su viaje al infierno, al purgatorio y al paraíso, pero con una mirada enfocada en la conservación, es el objetivo de la ruta turística La Divina Comedia del Monte, ubicada en el Carchi.

El objetivo es promover la conservación del último remanente de bosque de guandera de América del Sur, ubicado en el cerro Mirador de Huaca, de la cordillera oriental de la provincia del norte del país, a través del turismo vivencial. Los árboles de guandera tienen una altura que excede los 30 metros de alto. Son muy viejos, torcidos y nudosos, cubiertos de musgos, bromelias y orquídeas.

Andrés Endara y Paola Taopanta son los propietarios del primer campamento turístico registrado en el Carchi, llamado Dante. El predio lo adquirieron hace ocho años y hace cinco empezaron a recibir visitantes. En noviembre de 2019 obtuvieron la personería jurídica. Sin embargo, a inicios de 2020 llegó la pandemia.

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Andrés comenta que les pareció una buena idea ligar a Dante y la Divina comedia a su campamento, por lo universal que es el concepto. Luego, en tiempos pandémicos, en los que hubo un fuerte impulso por el tema de la conservación, quisieron ir más allá y apegar todo lo que conlleva la obra literaria a la realidad del monte, y de allí nace la ruta turística La Divina Comedia del Monte.

Estamos ubicados a 3.200 metros sobre el nivel del mar, justo en el límite de la frontera agrícola, entre la parte rural del cantón San Pedro de Huaca y la parte de montaña que pertenece al área protegida de la cordillera oriental del Carchi. Como estamos allí, nos convertimos automáticamente en activistas ambientales”, dice.

En los alrededores del campamento habitan varias especies, como el oso andino. Foto: Cortesía Dante House Campamento

La idea es “sacar al turista del infierno”, es decir, de lo cotidiano, del lugar de donde vive, del trabajo, de las ciudades para llevarlo al “purgatorio”, donde está la fase de aprendizaje. Dante House Campamento no cuenta con electricidad, solo energía para cargar celulares, para que los visitantes experimenten la vida del campo sin las facilidades que da la tecnología, afirma Paola.

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Los turistas cortan la leña, encienden fogatas, usan velas y lámparas de queroseno. Luego avanzan por una ruta de montaña, hasta los 3.600 metros sobre el nivel del mar, donde se encuentra el cerro Mirador de Huaca y el bosque de guandera. Finalmente, continúan al páramo húmedo, donde hay cascadas. Esta etapa es el paraíso.

Nuestra idea no es solo que el turista diga que el paisaje es bonito, sino llegar con un mensaje más subjetivo para formar y educar activistas ambientales en todas partes del mundo. Queremos que conozcan las maravillas que hay en la naturaleza y lo importante de, por ejemplo, reciclar y no botar basura a las calles, el no desperdicio del agua. Queremos que las personas, al pasar por el infierno, el purgatorio y el paraíso, limpien su alma y le den el valor que necesita la naturaleza”, añade Paola.

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Andrés comenta que actualmente están trabajando con la sociedad Dante Alighieri de Quito para mejorar la experiencia literaria de los turistas. La idea es que a través de versos, parajes y personajes de la Divina comedia aplicados a la realidad del monte y de Huaca se impulse más el mensaje de conservación.

“Por ejemplo, a los personajes míticos que existen en la obra literaria, como la medusa y el perro de tres cabezas, los cambiamos con los personajes míticos de nuestro monte. Es decir, usamos a la rana encantada, a la vieja del monte, los diablos, los duendes para que ellos den el mensaje de conservación”, explica Andrés.

La frontera agrícola, en especial la de siembra de papas, está presionando cada vez más los alrededores del cerro Mirador, hogar de especies icónicas, como el oso andino, indica Paola, y de allí la importancia de conservarlo: “Los agricultores usan muchos pesticidas, y nosotros queremos demostrarles que a través del turismo también se pueden generar recursos. A nuestros turistas les damos de comer papas sembradas de manera orgánica”.

Dante House Campamento es uno de los dos proyectos ecuatorianos que lograron ser finalistas de la novena edición de Premios Verdes (antes se llamaban Premios Latinoamérica Verde).

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Se busca promover la conservación del último remanente de bosque de guandera de América del Sur ubicado en el cerro Mirador de Huaca. Foto: Cortesía Dante House Campamento

Después de analizar y evaluar 2.522 proyectos ambientales y sociales de 28 países y 655 ciudades, Premios Verdes cuenta con tres finalistas en cada una de las 21 categorías. Ellos acceden a una completa red de contactos, seguimiento y mentorías. Los ganadores se conocerán al cierre de la semana de sostenibilidad en una gala que se desarrollará del 20 al 24 de abril.

Tanto Paola como Andrés afirman que este concurso les servirá para impulsar la imagen de su campamento y concretar alianzas con socios estratégicos, para que puedan expandir y afianzar su idea. (I)