Un día después de conmemorarse el Día del Cóndor Andino en Ecuador (el pasado 7 de julio) se encontró un ejemplar de esta especie muerto en la provincia de Imbabura. El hecho lo dio a conocer la fundación Cóndor Andino y luego fue ratificado por el Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica (Maate). El ave era una hembra adulta y su cuerpo estaba en avanzado estado de descomposición. Según los datos preliminares, se presume que habría fallecido hace una semana. Los restos del animal fueron trasladados a las instalaciones del Zoológico de Quito para realizar la necropsia correspondiente.

Este hecho es un duro golpe para la población de esta ave emblemática. Se estima que en el país habitan entre 150 y 270 cóndores, por lo que su estado de conservación es crítico. Lo preocupante es que esta no es la primera muerte que se registra. En los últimos años, varios cóndores han sido envenenados o han muerto por perdigones. Uno de los casos fue el de Iguiñaro, un cóndor macho que había sido rehabilitado luego de recibir un disparo, pero que apareció muerto en septiembre de 2020, luego de ser liberado.

Cóndor andino Iguiñaro fue encontrado muerto a tres meses de su liberación

Martín Bustamante, secretario del Grupo Nacional de Trabajo del Cóndor Andino del Ecuador, dice que es lamentable que en el país se sigan contando los decesos de cóndores. “Esto también sucedió en 2021, en 2020, en 2019, en 2018; es decir, si bien la conservación del cóndor ha tenido un impacto positivo porque ha sido capaz de generar muchísima información e involucramiento, todavía no hemos logrado erradicar la costumbre bárbara de matar cóndores”, explica.

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Indica que actualmente persiste la cacería de esta ave en varias zonas del país. Además, cree que “eventualmente” el cóndor encontrado en Imbabura pudo recibir un disparo, aunque esto deberá confirmarlo el estudio que se realizará al cuerpo.

En nuestro país se lleva hablando de la conservación del cóndor desde finales de la década de los 70, aunque quizá en los años anteriores es cuando se realizaron los daños más fuertes a las poblaciones, en especial por la cacería”, afirma.

A esto se suma como nueva amenaza el envenenamiento de carroña, lo que comenzó a evidenciarse desde el 2018. Las comunidades o dueños de animales de corral ubican carroña envenenada para matar a perros asilvestrados o cuyos propietarios no les dan comida. Los canes, por falta de alimento, atacan a aves, vacas o borregos. En unos casos, el cóndor se alimenta directamente de la carroña envenenada; pero, en otros, se alimenta de los cuerpos de los perros que mueren envenenados. Algunos cóndores han podido ser rehabilitados y devueltos a su hábitat.

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Uno de los casos es el del cóndor Morro, marcado con la banda alar número trece y que frecuenta los valles interandinos. Morro no corrió con la misma suerte que 16 o 17 cóndores que murieron en un envenenamiento no reportado. Esto demuestra la fragilidad de una población que es muy reducida”, añade Bustamante.

Hallan otro cóndor muerto en la provincia de Cotopaxi

Y la preocupación aumenta porque en algunos sitios, como en la reserva Antisana, entre Napo y Pichincha, se ha registrado que una carroña puede atraer hasta a 20 cóndores, es decir, que si una carroña envenenada se ubica en ese lugar se puede exterminar a más del 10 % de la actual población de cóndores.

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“Al que pone ese veneno hay que darle nombre y apellido. Los perros significan grandes pérdidas para los campesinos y agricultores, y la justicia en mano propia trata de controlar este problema a través del veneno; pero, envenenado el perro, también ha sido envenenado el cóndor”, añade Bustamante.

El cóndor está en peligro crítico de extinción en Ecuador. Foto: Archivo

Fabricio Narváez, de la fundación Cóndor Andino, explica que los perros son un problema que impacta de forma directa al cóndor en Ecuador. Esta especie se ha vuelto más “nociva” a causa de la actividad humana.

Son perros que deambulan sin supervisión, sea que se hayan vuelto ferales o no, porque en su mayor porcentaje son perros que tienen dueño o que alguna vez tuvieron dueño y que, por la tenencia irresponsable, terminan haciendo estragos en los ecosistemas naturales”, dice.

Pese a los decesos, en esta última década se ha realizado un esfuerzo grande para la conservación del cóndor desde la investigación, que ha generado información que permite albergar esperanzas sobre nidos y apareamientos. Y también se ha avanzado desde la política pública, como lo realizado en el Distrito Metropolitano de Quito, zona en la que se tiene mayor congregación de cóndores, donde se destaca, por ejemplo, la protección de Cerro Las Puntas, considerada un área de reproducción esencial para esta ave.

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El Maate ha afirmado que, luego de los exámenes que se realizarán al cuerpo del cóndor encontrado en Imbabura, se procederá con las “acciones pertinentes” con la finalidad de esclarecer los hechos y emitir los pronunciamientos correspondientes en el marco de la normativa ambiental.

Bustamante, Narváez y representantes de la Secretaría de Ambiente de Quito participaron en un webinario realizado el 11 de julio pasado, en el que se trataron las amenazas que enfrenta el cóndor en Ecuador y lo que se ha avanzado tanto en política pública como en investigación de la especie. (I)