Un total de unos 50 delegados de la Coordinadora Nacional por la Defensa del Ecosistema Manglar (C-CONDEM), la Unión de Trabajadores Autónomos de los Ecosistemas de los Territorios Marinos Costeros de Ecuador, la Alianza Latinoamericana de Territorios Marinos Costeros contra el Cambio Climático y la Red Slow Fish se reunirán en Muisne, provincia de Esmeraldas, Ecuador, con el objetivo de reflexionar sobre la regeneración de la vida en los territorios marinos costeros.

Proceden en su mayoría de Ecuador, pero también de Colombia y Perú.

Durante el encuentro se abordarán diversas cuestiones, como la restauración de los ecosistemas marinos costeros mediante un enfoque socioecológico, las reivindicaciones sindicales de los pueblos de los manglares, mares y riberas, así como la sostenibilidad de la pesca artesanal como fuente de soberanía alimentaria para las comunidades locales.

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Ana Isabel Márquez Pérez, miembro del Consejo asesor de Slow Fish, declaró: «Este encuentro gira en torno a la regeneración de la vida. Es cierto que cada lugar tiene sus particularidades, pero al mismo tiempo, todos ellos responden a las mismas dinámicas, lo que significa que pueblos marinos diferentes tienen problemas comunes. Otorgándole mucha importante, abordaremos cuestiones relacionadas con el derecho al territorio, el derecho al trabajo y a la alimentación. Todos ellos son puntos clave para entender los problemas y conflictos a los que se enfrentan las personas que dependen de la pesca artesanal».

También comunicó lo siguiente: «Las poblaciones históricamente arraigadas en los maritorios se ven cada vez más desplazadas por las actividades extractivas (puertos, explotación petrolera, turismo, conservación marina neoliberal). Nos enfrentamos a nuevas olas de privatización y monopolización vinculadas al modelo económico neoliberal. El derecho al trabajo es un tema muy importante, ya que en muchos países de América Latina no hay un reconocimiento real de la importancia de los pescadores y mariscadores artesanales. Se ha invisibilizado hasta qué punto genera empleo esta actividad y, al mismo tiempo, hay un desconocimiento sobre los derechos laborales de estas poblaciones, que muy a menudo viven con niveles muy altos de precariedad. En cuanto a la alimentación, es una cuestión ligada a las otras dos. Por un lado, los hombres y las mujeres dedicados a la pesca y a la recolección de mariscos son actores clave para la soberanía alimentaria de los diferentes grupos sociales que conforman las poblaciones marinas costeras. Pero al ignorar el valor de la pesca artesanal, al violar los derechos de estas personas y al alterar los ecosistemas de los que dependen, se crea una amenaza creciente para su seguridad y soberanía alimentaria. Todos estos temas son cuestiones críticas que requieren una reflexión y un posicionamiento no solo de las poblaciones afectadas, sino también de otros actores que se interesan por estos temas y que trabajan desde distintos ámbitos para contribuir a valorar, visibilizar y defender la importancia del marisqueo y la pesca artesanal y los derechos de las personas que se dedican a estas actividades».

Paula Barbeito, Coordinadora de la campaña Slow Fish de la Fundación Slow Food para la Biodiversidad, comenta: «Slow Food cree que los ecosistemas sanos y los tejidos sociales sanos son inseparables y que la transformación azul que necesitan nuestras economías oceánicas se producirá cuando las estrategias de desarrollo no pongan en peligro los derechos humanos de las comunidades que dependen directamente de los recursos oceánicos. Para evitar este desastre, a través de la campaña Slow Fish, Slow Food fomenta la creación de instituciones de acción colectiva, orientadas a la gestión y potenciación de un recurso común, centrado en el conocimiento ecológico local, que se convierte en el eje de acción de la relación entre las distintas partes implicadas y donde tanto la comunidad costera como el Estado tienen voz y voto». Y añade: «Este evento de Slow Fish será un momento crucial para que la región de América Latina y Gran Caribe defina la economía azul que quiere y su plan de acción para los próximos años».

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Este evento forma parte del Camino a Terra Madre (The Road to Terra Madre), una serie de iniciativas celebradas en todo el mundo y organizadas por la red de Slow Food para abrir camino al encuentro internacional que tendrá lugar en Turín, Italia, del 22 al 26 de septiembre, y donde los participantes diseñarán juntos el futuro de la alimentación.