A pesar de ser un fenómeno de la naturaleza deslumbrante, los rayos pueden provocar la muerte si llegan a caer directamente sobre alguien. Este efecto climático sucede usualmente en medio de las tormentas eléctricas y causa daños estructurales y en redes eléctricas.

Los rayos se forman por acumulación de potencial eléctrico natural en las nubes, que buscan descargarse entre las mismas nubes pero también suelen caer a la tierra. Los rayos acumulan cientos de millones de voltios, pues alcanzan picos de corriente de 200.000 amperios. Además, podrían tener una temperatura cinco veces mayor a la del sol.

Se puede saber que se produjo un rayo cuando se escucha un trueno, pues el calentamiento del rayo provoca una onda de presión ultrasónica que causa el estallido. Sin embargo, no siempre vemos el rayo. Algunos pueden formarse de nube a nube, dentro de la misma nube, de la nube a la estratósfera, o de la nube a la tierra, que son los visibles durante las tormentas.

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Dónde caen los rayos

Es verdad que los rayos pueden caer en cualquier parte, pero usualmente se sienten atraídos hacia ciertos materiales o formas, como los acabados puntiagudos, el metal, o las superficies altas.

Durante una tormenta, es preferible alejarse de cercas eléctricas, herramientas de trabajo, colinas, cimas de montaña o construcciones. Tampoco es recomendable refuigarse bajo un árbol, pues el ambiente húmedo atrae la descarga eléctrica.

Qué estudia la meteorología

En las casas, lo que atrae a los rayos son las tuberías y conexiones de cables. Por eso, se recomienda instalar un sistema de pararrayos que evite que el rayo impacte directamente en la casa y provoque daños más graves.

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Cómo protegerse de un rayo

Hay varias señales de alerta de un rayo que pueden significar un peligro inminente. Lo más obvio son las grandes nubes negras que se forman en el cielo en las tormentas, los truenos y la precipitación intensa. Pero también es importante estar atentos a la energía estática en el ambiente, que causa cabello erizado, vibraciones en objetos metálicos o un fuerte sabor a metal.

Es ideal, ante la alerta, refugiarse en interiores, desenchufar todos los dispositivos y alejarse de las ventanas. Si se está en el exterior, lo mejor es acudir a zonas bajas y secas, o encerrarse en un auto con las ventanas arriba. (I)