Huellas encontradas por comuneros y guardaparques son evidencia de que aún sobreviven los jaguares y pumas en la cordillera costera Chongón Colonche, que nace en Guayaquil y con 170 km de largo, de este a oeste, cubre las provincias de Guayas, Santa Elena y Manabí.

Ambas son especies de mamíferos carnívoros grandes que están en la cúspide de la cadena alimenticia en los ecosistemas terrestres del continente americano.

Lo que no hay recientemente es una prueba documental en foto o video de su presencia en estos degradados bosques.

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Sin embargo, aquello no significa que ya estén extintos de este sistema montañoso, ya que se trata de especies escurridizas o podrían retornar a este que ha sido su hábitat histórico, indica Cindy Hurtado, vicepresidenta del Centro de Investigación Biodiversidad Sostenible BioS.



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Un estudio realizado con cámaras trampa colocadas entre el 3 de enero del 2020 y el 20 de agosto de este año y la aplicación de otros métodos refleja que la riqueza en biodiversidad se mantiene en la cordillera Chongón Colonche con la identificación de 59 especies de mamíferos nativos.

Entre ellas se incluye a especies que están en la categoría ‘En peligro crítico’, por lo que son de interés para los proyectos de conservación, como el mono aullador de la Costa (Alouatta palliata) y el capuchino blanco ecuatoriano (Cebus aequatorialis).

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“Estos datos aportan información muy valiosa, ya que es actualizada, y serán de mucha ayuda para futuras tomas de decisiones mucho más acertadas en conjunto con las instituciones gubernamentales, las comunas y organizaciones privadas dedicadas a la conservación en la Costa ecuatoriana. Hay científicos que dicen que los esfuerzos de conservación no son viables en la región, pero no es así. Se dice esto basándose en estudios sin profundidad, ante la falta de información hicimos esta investigación. Si hay bastante intervención pero aún hay salida, no es tan extremista”, indica Cristian Barros, presidente de la Fundación JaPu que junto con BioS ejecutaron el estudio.

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El capuchino blanco está entre las 25 especies de monos más amenazadas del mundo, recuerda Hurtado.

Un capuchino blanco captado en la cordillera costera Chongón Colonche. Foto: CORTESÍA DE ABEL GALLO

En los videos aparece también el zorro de Sechura (Lycalopex sechurae), el venado cola blanca de la Costa (Odocoileus peruvianus), la corzuela roja de Gualea (Mazama gualea) y la nutria neotropical (Lontra longicaudis annectens), que están en la categoría ‘En peligro’.

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Es la primera vez que se reporta a la nutria en un estudio científico que se realiza en la cordillera Chongón Colonche. La publicación con fotos y videos saldrá próximamente, indica Barros. “Históricamente solo la habían visto los comuneros”, agrega.

Las otras especies documentadas son el yaguarundi de la Costa (Herpailurus yagouaroundial panamensis), ocelote o tigrillo del centro sur de la Costa (Leopardus pardalis pusaeus), margay de la Costa (Leopardus wiedii pirrensis), coatí sudamericano (Nasua nasua manium), el murciélago Eptesicus de Gervais (Eptesicus innoxius) y el grisón o hurón grande (Galictis vittata), que están en la categoría ‘Vulnerable’.

“Tenemos un especial interés por el grisón o hurón grande, especie de la que se sabe muy poco sobre su verdadero estado de conservación, pero contamos con información de su distribución a lo largo de la cordillera, con poblaciones que parecen ser sanas”, afirma Barros.

Además, se captó la presencia de nueve especies de mamíferos introducidos en la cordillera, estos son la vaca, el perro, el gato, el burro, el caballo, el cerdo, el ratón común, el ratón doméstico y la rata noruega.

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El ocelote (Leopardus pardalis pusaeus) en una de las especies de fauna silvestre más captada en la cordillera costera Chongón Colonche. Foto: CORTESÍA DE JAPU

Las especies introducidas afectan a la fauna silvestre nativa. Se ha documentado que los perros ferales transmiten enfermedades.

En otro trabajo científico publicado en 2018 se reporta la huella de un puma en el Bosque Protector Cerro Blanco, que podría pertenecer al de un ejemplar adolescente, dice Barros, quien es uno de los autores de esta investigación.

“También tenemos conocimientos de otras especies emblemáticas reportadas por otros estudios en la cordillera en años pasados, como son el jaguar de la Costa (Panthera onca), el puma (Puma concolor), sabemos de la existencia del oso hormiguero sedoso de Gray (Cyclopes dorsalis) por un espécimen que reposa en el museo de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Guayaquil colectado por el famoso biólogo Felix Mang-Ging, y la zarigüeya lanuda de Derby (Caluromys derbianus)”, dice Barros.

Hurtado indica que hay ecosistemas muy amenazados como el bosque seco y de garúa que alberga la cordillera Chongón Colonche, estos deberían tener la misma urgencia de conservación que tiene la selva amazónica, por ejemplo. “Los mamíferos como los jaguares o pumas son mucho más raros y esquivos, por lo que no se han podido detectar en las cámaras trampa, pero no significa que ya no estén. Para determinar que una especie grande y tan esquiva como los carnívoros no está se necesita bastante evidencia, es muy difícil decir que estén extintos”.

Los lugares muestreados fueron los bosques privados y comunales ubicados en la Reserva Ecológica Comunal Loma Alta, Bosque Comunal Las Balsas, Cerro Ayampe, Bocavaldivia, Bosque El Guayacán y el Bosque Protector Cerro Blanco.

El yaguarundi de la Costa (Herpailurus yagouaroundial panamensis) habita en la cordillera costera Chongón Colonche. Foto: CORTESÍA DE JAPU

Con base en la diversidad registrada, estado de conservación de los mamíferos nativos y las presiones sobre este ecosistema, los científicos proponen que la cordillera Chongón Colonche sea un área prioritaria para la conservación de los mamíferos del occidente del Ecuador (de la región Costa).

“Recomendamos plantear un plan de manejo para mejorar las estrategias de conservación que ya emplean algunos bosques comunales, eso incluye la creación de corredores ecológicos. Nuestro estudio aporta con información actualizada del estado actual de conservación de los mamíferos presentes en la cordillera, siendo el primer estudio sistematizado hecho con cámaras trampa en la zona”, manifiesta Barros.

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La cordillera Chongón Colonche (CCHC) forma parte del hotspot de biodiversidad Tumbes-Chocó-Magdalena debido a la alta concentración de especies endémicas e incluye a los bosques húmedos de garúa en la parte alta y bosques más secos en las partes bajas.

Los trabajos científicos publicados sobre mamíferos que están en la cordillera Chongón Colonche han registrado un total de 83 especies de mamíferos nativos.

Hurtado recomienda trabajar en la reducción de los conflictos que hay entre la fauna felina y carnívora más grande con los comuneros, debido a que pueden atacar su ganado. “Hay que mejorar el hábitat, que se mantengan las presas naturales para que los jaguares puedan llegar solos; siempre y cuando la población que está más al norte (en Esmeraldas) esté en condiciones adecuadas y saludable, en unos años se puede dar una colonización natural”.

Protección de ciertas áreas, reforestación para hacer un corredor por el que puedan distribuirse los felinos más grandes. “Digamos que lo único que falta (en la cordillera Chongón Colonche) son los depredadores tope, según lo captado por las cámaras trampa, si es que faltan”, dice Hurtado.

Esta cordillera tiene un valor incalculable porque es el puente de toda la fauna de la parte occidental, porque en Perú también hay una reserva de biosfera que tiene los mismos animales que están en el Oriente (en la selva amazónica), pero la única conexión que tienen es Ecuador porque hacia el sur de Perú todo es más seco, entonces tiene un valor importantísimo para mantener estas especies en Sudamérica”, agrega.

Esta especialista peruana quedó impactada con el grado de resiliencia de este ecosistema que ha sido tan degradado por la deforestación, la cacería y la presencia de especies introducidas que pueden transmitir enfermedades, quitan las presas a los depredadores nativos y se alimentan también de la fauna silvestre. “Es un hábitat muy fragmentado separado por carreteras y personas, de ahí la necesidad de conectar estos bosques. Felizmente encontramos investigadores como Cristian, el catedrático Jaime Salas de la Universidad de Guayaquil que están interesados en hacer conservación”.

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El estudio de JaPu y BioS se realizó en dos tipos de hábitats, en los bosques maduros y en los secundarios, estos últimos son más intervenidos y degradados por el hombre. “Colocamos cámaras trampa que estuvieron dispuestas formando cuadrículas de 1,2 km de distancia en promedio entre cada una, donde también reportamos mamíferos visualmente. Todavía hay grandes extensiones de bosques maduros, que están entre secundario y primario y de estos últimos hay puntos muy específicos y pequeños. Las poblaciones de herbívoros grandes están bastante sanas entonces hay disponibilidad de alimento para el jaguar y puma”, manifiesta Barros.

El corzuelo rojo de Gualea (Mazama gualea) es un herbívoro grande presa del jaguar y el puma. Foto: CORTESÍA DE JAPU

El listado de investigadores que han sido parte del estudio incluye a Abel Gallo-Pérez, Manuel Chiquito, Pamela León, Silvia Vela y Julián Pérez-Correa.

Los pumas cazan y se comen al ganado ante la falta de presas naturales como venados y saínos en la reserva La Ceiba, en Loja

Bosques protectores

En la cordillera Chongón Colonche está el Bosque Protector, que tiene el mismo nombre declarado en septiembre de 1995. Posee una superficie de 78.151,20 hectáreas distribuidas en las provincias de Santa Elena, Guayas y Manabí. La primera abarca el 60 % de la superficie total y es la porción mejor conservada.

Función del sistema montañoso

El principal objetivo para su declaratoria es su gran importancia en la captación de las garúas y la regulación hidrológica de los ríos y quebradas que se originan en la cordillera costera. En segundo lugar está la gran biodiversidad presente. Según Birds Life, se han reportado 171 especies de aves pudiendo haber más por descubrir. Entre el 2013 y 2015 se han registrado grandes mamíferos como la Panthera onca en las Balsas y el Puma concolor en Febres Cordero, indica el plan de ordenamiento territorial de la provincia de Santa Elena.

Este documento da cuenta de la fragilidad de la cordillera Chongón Colonche debido a dos razones.

1.- “Por pertenecer a zonas de vida caracterizadas por un elevado déficit hídrico donde es difícil recuperar un ecosistema altamente intervenido.

2.- “Porque las zonas húmedas aun estando bajo algún tipo de conservación son altamente susceptibles de la intervención humana por ser una franja muy estrecha con presiones a ambos lados tendientes a la expansión agrícola debido a sus ventajas por ser la única área húmeda de la provincia”.

La extensión total varía ya que depende del criterio de cada investigador sobre la zona que finalmente abarca, pero el ramal principal de la cordillera Chongón Colonche que fue parte del estudio tiene un área de 363.951 hectáreas. (I)

Foto: CORTESÍA DE JAPU
Una de las fotos de un mono aullador de la Costa en la cordillera Chongón Colonche, especie que es traficada. Foto: CORTESÍA ABEL GALLO